Una realidad eminente

Porque te quiero, te quiero, te mato

Se oye la llave entrar en la cerradura, la puerta se abre, se cruzan las miradas y ahí, comienza el horror. Esa es la historia diaria de muchos hogares en Latinoamérica y el mundo a causa de la violencia. ¿Miedo? ¿Inseguridad? Muchos pueden ser los factores que inciden en esta conducta y que de una u otra manera la sociedad aun  acepta. Un secreto a voces que solo los protagonistas de estos casos pueden entender, pero no siempre emerger de este círculo vicioso en el cual se convierte la violencia en todos sus niveles.

La violencia es una situación que no distingue raza, género, condición social o religión, pero incluso por defender algunos preceptos, la violencia es algo natural en ciertas culturas. Tal es el caso de la cultura Islámica en la cual se practica la  mutilación femenina, que consiste en cortar el tejido de la vagina sin usar ningún tipo de anestesia en la edad de la adolescencia, el 97% de las pequeñas en Egipto sufren este tipo de flagelo. En el caso de Uganda, recientemente se aprobó una ley que condena a cadena perpetua aquellas personas con tendencias homosexuales.

Maltrato sin género

Pero no solo se pone en manifiesto la violencia por creencias o religiones, estas conductas se hacen cada vez más presentes en los núcleos familiares de la sociedad y toma formas diversas, ¿la más común? la violencia contra la mujer, quien ha sido históricamente maltratada por su posición en la sociedad patriarcal, subordinada al varón, que la ha confinado a vivir carente de plenos derechos como persona, así como las personas con preferencias sexuales diferentes a las establecidas. Pero el género masculino no esta exento de parecer de ésta peligrosa situación, pues se tiende a creer que en el caso del hombre, por ser el ´macho´ este tipo de cosas no suceden, sin embargo, algunas mujeres aprovechan su fragilidad para herir con palabras, e incluso de manera física a su compañero sentimental.

Ella me pegaba con cables, yo solo tenía siete años, no nos dejó estudiar sino hasta el sexto grado. El la adoraba y veía por sus ojos. Un diciembre le dio una paliza tan grande a mi papá con ayuda de sus hermanos, que casi lo matan, se metieron los vecinos y fue cuando decidió abandonarlo, mis hermanas y yo nos criamos en casa de mi abuela y así pude estudiar. Hoy en día estoy por graduarme de maestra de preescolar, me encantan los niños” luego de un largo silencio y hacer un espiral con la servilleta que tenía en sus manos, se secó las lágrimas que apenas se asomaban y como pudo dijo “me da miedo que el día que yo tenga un hijo, le pueda hacer algo así, mejor ni pienso en eso” Es el testimonio de una mujer que confiesa haber vivido maltrato por parte de su madre durante la infancia.

La violencia tiene diferentes facetas que van desde el menosprecio, la humillación, el maltrato verbal y psicológico e incluso al físico, al punto de llegar al asesinato. La violencia de género se pone en manifiesto en diferentes aspectos de la vida cotidiana “se comió la luz del semáforo, ah claro ¡mujer tenía que ser!”¿Es familiar esa expresión verdad? Ahí el mejor de los ejemplos para demostrar que la fragilidad en muchos casos, es simplemente producto de la sociedad machista e intolerante que impera en muchos países.

Según Corina Castro, psicóloga y profesora de la Universidad de Carabobo, los rasgos conductuales de la persona violenta son aprendidos por haber vivido experiencias de este tipo y lo demuestra en su propio núcleo familiar, al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido a lo largo de su vida de algún tipo de abuso. “todos los seres humanos pueden llegar a ser violentos, pues tenemos el lado reptil, este es el que tiene el hombre para despertar su instinto de supervivencia, se encuentra debajo del bulbo raquídeo. Al momento de demostrar una conducta violenta, el ser no está en la capacidad de controlar las secreciones de su lado reptil y eso es más común en los representantes del género masculino, y aunado al ego propio del hombre por sentirse históricamente más fuerte, es más propenso a protagonizar episodios de violencia que las mujeres. Pero en las mujeres, también sucede. Lo mismo pasa con las personas de diferente preferencia sexual, ellos son blanco fácil de un violento, pues los violentos, no toleran la diversidad. ”

“No sirves para nada, esta vieja(o)” “contigo no puedo tener una relación seria”, “no sirves para nada”, “si quieres quedarte trabajando conversémoslo fuera de la oficina y veamos qué sucede”, “todos los gay son unos pervertidos” . Éstas son solo algunas de las expresiones más utilizadas por el violento al momento de ejercer su poderío ante la fragilidad del violentado, es el tipo de descalificativo que, con el tiempo, hace que la persona, que recibe este tipo de trato, se convierta en dependiente de esta conducta pasivo-agresiva hacia su persona.

Se convierte en un triangulo donde los protagonistas son el violento, el violentado y el conflicto como tal” expresa Omar Ydler, sociólogo, profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela en la especialidad de semiología y con postgrado en historia de Venezuela, es muy difícil salir de esta relación amor-odio que existe entre los implicados de este tipo de situaciones. “El hijo maltratado, es un potencial maltratador de su esposa, que a su vez será dependiente de esta conducta y sentirá que ese maltrato es producto de su propias fallas, por eso siente merecer insultos, golpes y probablemente hasta la muerte. Los hijos, producto de ese matrimonio serán unos futuros violentos y así sucesivamente”.

Los expertos en la materia recomiendan a las personas que son víctimas de estos flagelos a tomar medidas para erradicar esta conducta en su medio, tomando conciencia que de hecho, sí es una realidad que debe tener fin en su vida y asumir que necesita tratamiento profesional para borrar las cicatrices que no solo deja el violento en el cuerpo, sino también en el alma.

El futuro viene de pie y con la frente en alto

A través del tiempo, la historia se ha encargado de reivindicar al género femenino y a personas con diversidad sexual – siendo éstas las más propensa a sufrir violencia de género- pues cada día que pasa, logran escalar mayor posición demostrando que son capaces de desempeñarse en cualquier rama de la sociedad, amparada bajo leyes que resguardan su integridad física y psicológica.

Las Naciones Unidas en su 85 sesión plenaria, del 20 de diciembre de 1993, ratificó la eliminación de la violencia de género, en la cual,  ésta se reconoce como un gran atentado contra los derechos humanos, e insta que dicha declaración sea conocida y respetada a nivel mundial.

En Venezuela, los movimientos de mujeres con su accionar sistemático y permanente en el tiempo, ha obtenido logros importantes en el reconocimiento de sus derechos. Sin embargo es en 1999 que se logra consolidar una posición firme ante este hecho con la aprobación de la constitución nacional de la República Bolivariana de Venezuela, donde se obtiene un mayor logro que marca un antes y un después en la historia de la lucha de las mujeres y personas con diversidad sexual en el país, al incluir la perspectiva de género en la Carta Magna.

En la actualidad la mujer venezolana cuenta con entes que defienden sus derechos, tal es el Caso del Ministerio de la mujer, con su departamento INAMUJER que brinda defensa y atención psicológica a las personas maltratadas, desde todo punto de vista. A través de su página webwww.minmujer.gob.ve se puede obtener comunicación directa con esta entidad del Estado para realizar denuncias u obtener información referente a la violencia de género.

La vida de alguien en este mismo instante está corriendo peligro, en tus manos está ser cómplice o no.

 

crisalzolay@gmail.com



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