La democracia de los decibeles en horas de la madrugada en el Palotal, Valencia, Venezuela

Convivencia podría ser la palabra clave para poder asumir las cosas de manera más o menos civilizadas, pero de repente antes de dormir se presentan frente a tus puertas dos o tres carros con música a volúmenes tan altos que parecemos prisioneros de Guantanamo torturados y me levanto y voy a reclamarles de la mejor manera y la respuesta es aumentar el volumen y la mía es intentar dialogar y la respuesta es una que otra palabrita que entre la caña y el grito a la distancia “no jodas, vete a joder a otro, etc”.

Entonces llamo a la Policía Regional, Comunal, Municipal y la respuesta es en alguna “Vamos a ver qué podemos hacer” y espero y espero y nada, no llega nadie y nadie llega y entre “saludos afables” me tengo que ir a dormir y me tengo que acostumbrar a no dormir, cosas que voy descubriendo “para dormir tengo que suplicar” y llorar y además asumir que los de la calle, hacen lo que les da la gana”.

A la hora que redacto esta nota la GUARIMBA DE DECIBELES que tengo que calarme, aguantarme, bancarme son de espanto, será entonces que tengo que asumir que el ruido y “el desafío o la rendición incondicional a las normas de convivencia son la forma de entender el mundo es la del grupo que incomoda y la otra es que el “ruido” será la manera hacernos entender que la “incivilidad” se apodera de la vida de decenas de cientos que están “atemorizados” porque al muchacho le dio la gana de no dejarme dormir por placer propio.

Cuando se habla de contravalores lo entiendo como una serie de actos y hechos que pasaron a mejor vida y donde la autoridad al parecer y digo al parecer desestima y no toma en cuenta la vida de un vecino común, simple, sin cargo en el partido, sin palanca pueda tener derecho a dormir o interactuar de manera amable con el entorno.

Tendré que vivir entre el ruido y la actitud “desafiante” de ¿si me reclamas haré mas ruido? La vida en la comunidad se va convirtiendo en casi un milagro y vamos “entrando en razón” y vamos comprendiendo que la incivilidad va ganando la pelea en nuestras comunidades y las van convirtiendo en un verdadero infierno.

A esta hora llamo al 04244537703 y entonces me dicen “esa no es mi zona” y me dan este teléfono 04248001844 y me contesta “voy a llamar al comando” y pasa los minutos y se hace interminable como dolor de muelas a media noche. Creo que voy descubriendo que las formas mínimas de convivencia se van extinguiendo y que a pesar a sumir de manera pública mi responsabilidad de ciudadano las vainas van de mal en peor en el sur de Valencia y que los dueños de la calle son ellos y que para dormir tengo que pagar la “prote” Para convivir tengo que aguantar la carga de ruido y tengo que enfrentar el día a día y suplicar.

Los minutos a media madrugada parecen años y si tenemos que trabajar al día siguiente parecen años. La indolencia está presente vuelvo a levantarme cansado, molesto, indignado a donde hemos venido a parar y comienzo a relatar y dar mi punto de vista chamos que no lo son cada uno con mas de treinta años cuyo único argumento es que “soy libre y cálatelo maldito chavista” y uno insulta a lo lejos y me grita uno que otro improperio a la distancia.

Nos arrancan a golpes de ruido nuestros recuerdos de una ciudad donde alguna vez pudimos dormir en paz.

Conozco a todos y cada uno y comprendo que tienen derecho al gozo y a la alegría, celebraciones y actividades pero existe un espacio de tiempo donde la práctica se vuelve abuso y vamos comentando, los intentos de convivir son duros, los intentos de razonar se vuelven inútiles y la intención de dormir se hace imposible. Cual dementores nos arrancan los buenos recuerdos y el sueño se vuelve un infiernos y como soy de este barrió en Valencia la de Venezuela. Pero el vivir en una zona donde la oposición tiene mayoría de votos al parecer los convierte en seres “invencibles”

Yo vivo de a pedazos hago fotografías, camino y corro , propongo, critico, participo, celebro, me indigno, me indigno, beso y abrazo y espero a que se les llame la atención a quienes asumen la posición de que “ensucio la calle porque soy libre de hacerlo”

Acaba de llegar la Policía Nacional de manera respetuosa le informan que lo que están haciendo “no está bien” y llueven excusas, salgo a asumir mi responsabilidad y asumir mis actos por la calle del medio. Los gritos de “sapo, sapo” no se hacen esperar, se inventan acusaciones, se dice que siempre hay ruido y que ellos son “ jóvenes” aunque mas de uno es contemporáneo mío, regreso a mi casa a dormir en paz, si en paz… Y entiendo que la Policía Nacional me devolvió la paz una vez mas, Gracias.

No hay mas que hacer solo esperar a que asuman sus virtudes y sus fallas, yo mientras tanto a dormir hoy ya es otro dia.


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Yuri Valecillo


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