Lo que hacíamos en vacaciones

De todo de "toito". Tanto los "pasaos" como los "raspaos", nos preparábamos en Perijá para disfrutar intensamente las vacaciones que empezaban por estos días de julio. Claro! quienes resultaban aplazados, una vez que "pasaban el cañito" de dar esa mala noticia a la familia, escuchaban las sanciones o restricciones que debían soportar merecidamente en vacaciones. Casi nunca se cumplían. Además, la promesa de estudiar con "fundamento" para el año próximo provocaba la indulgencia de los "viejos".

La "curtidera" empezaba después del último examen. Adiós por un tiempo a las "tareas". Un juego de pelota o juego de "camán" podía durar todo el día. Incluso, podía suspenderse a la hora del almuerzo y continuar tranquilamente después del "bocao" final. No pensábamos en "sestiar" y quizás, algún "mandado" o la tarea de lavar corotos retardaba nuestra reincorporación al juego. Las muchachas interrumpían sus juegos solamente para contar las "hazañas" en los exámenes y jugando parecían "perdices", es decir, caminaban en la misma dirección.

A veces jugábamos juntos, machos y hembras, o nos mirábamos como público recíprocamente. En esas circunstancias, los varones nos "lucíamos" con un bate en la mano, un "curricán" en el cuello o un "boliche" entre dedos, según el juego. En muchos casos levantábamos de ellas, aplausos que aumentaban nuestro furor masculino.

Aunque El Parque "se la pasaba" lleno de muchachos, se programaban excursiones a "jagüeyes" y cañadas. En San José, eran favoritos "El Jagüey de los Pazes", "El Rincón del Perro", el "Jagüey de las Delicias", "Jambalaya" y "La cañada de Cataneja". Había otros destinos "turísticos" como "El jagüey de Puerto Nuevo" , "La cañada de La Gorda", "La cañada del Ranchito" o la "Vega Ignacio". Nos íbamos bien desayunados, pero regresábamos "muertos de hambre" y llenos de piojos y garrapatas.

En vacaciones era frecuente salir en los camiones lecheros "a recoger" de "matera" en "matera". Este periplo culminaba, una vez que "descargaban" en las plantas de leche de Machiques. Valía la pena, en cada matera comíamos de todo: Corozos, naranjas, guayabas, jobos, mangos y hasta leche "cruda", con su correspondiente "regaño": ¡Dejen esa molleja!.

El tiempo sobraba para los juegos colectivos, echar chistes y visitar "materas". En algunas de ellas, fuimos "contratados" para sembrar "pangola" o limpiar con machete las "majadas". Los "cobres" obtenidos iban a parar finalmente en los bolsillos del Cojo Simón en el cine, a alguna arepera, o a las manos de Santiaguito en el Club.

No olvidaré nunca "las comiditas" montadas sobre leña y piedras en los patios de las casas. Mucho hacíamos en vacaciones, sanamente. Todo dependía de si éramos "carajitos", "jastialones" o "vaquetones".

¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!

 



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Jorge Leonardo Núñez


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