María Corina se soltó la crineja

La María anda por ahí más suelta que papagayo a la "ila". Ya no es la María que le mostraba la rodillitas a Bush para que la ayudara a tumbar a Chávez, el autócrata, según el viejito traidor Pompeyo Márquez el "comunista" del Opus Dei. María ya no visita la Casa Blanca, porque ahora ahí está la blanca Clinton y no la negra Rice. María Corina es una de esas mujeres de la jai que menea la bemba con fuerza. Ahora quiere un cargo en la AN. Se siente realizada para tal fin. Sus números como golpista, desestabilizadora y rodillera están al tope. Dice que será diputada para seguir ayudando al pueblo que "ayudó" en el 2002. María es igualita a Julio Borges y a E. Mendoza: se imagina que el pueblo que no vive al este de Caracas es anormal, que se chupa el dedo, que anda babeado, que es tonto e idiota. María Corina es una cosa seria. Igualita al juez español que nos imagina con "hilo dental" y bazooca de curare.

María Corina pertenece a la rancia burquesía del lujo y el destape. La María de las luces nocturnas a millón por la autopista a Prados del Este, con sus amiguitos sifrinos "manos blancas", manejando su lujoso auto, mientras el cielo la mira en silencio. La vida de María es como la de una mariposa que vuela asimétrica, pero es bella, tiene colores y se posa en las flores. Ella es la niña de los ojos del demonio, perdón de su familia, la que ama a Ptolomeo y desdeña al pueblo. Al fin María conoció el centro de Caracas. Muy a su pesar, pisando como la princesa del castillo embrujado, con miedo al que el dragón pueblo le queme el dedo chiquito, donde lleva una piedra que bien podría servir para brindarle luz a todo el pueblo: 50 mil mega vatios.

María en su alocado mundo de fantasías, de toñequerías, de niña mimada, mira de reojo al pueblo chavista. No se atreve a mirarlo de frente, porque es posible que ese pueblo tierrúo, desdentado, negro, hediondo, lleno de caries, le cause mal de ojo. María no cree en esos afrodescendientes, en esos aborígenes, en esos sujetos que beben cerverza matagente polar. Empero se acercó al centro de Caracas. Lo hizo azuzada por el imán que causa el neón de la pantallería, ella quiere ser diputada para vengarse de los que según le hace este pueblo de malvados chavistas. María creo que odia al pueblo: lo odia porque el pueblo, según ella, es un peón de Chávez que no defendió al demócrata Carmona Estanga en aquellos aciagos días del 12 de abril de 2002. María ama a Carmona, a Julio Borges, a Gerardo Blyde, a Ledezma, a Ramos Allup, ellos han sido sus maestros de la rapiña y la traición. De ellos ha aprendido que el que porfía porfía pero sale con las tablas en la cabeza.

María se siente diputada. La ventolera rapiñera del este votará por ella. La llevará a la gloria de la AN. Dice María que ella y sus amigos desestabilizadores desde el mismo día que el barinés Chávez se hizo presidente gracias al pueblo, ahora vendrá con todos los hierros y es muy posible que hasta logre invitar al hombre que se deslumbró con sus rodillitas de jamón serrano, el "caminate que estaba enamorado de la "María Juana" ya que por ella se evitó ir a la guerra de Vietnam, el llamado George W Bush. Sí, el hombre que asesinó niños en Irak y Afganistán viene a Venezuela, María los hospedará en su castillito de hormigón e igualmente llevará a comer muslo de cochina vieja que es bien rico sobre todo con hallaquita picante.

María sueña con un curul en la AN. En su alocado mundo de fantasía, sambiles, "jolivus" y Casas Blancas, María no ve el día en que al contar los votos se les iluminen los ojos como el dos de oro.Se observa brincando por todo el este, abrazada a sus pechugos de la oligarquía, riéndose del pueblo en el cual se vomitó el 11 de abril de 2002.

Le deseamos suerte a María. El pueblo no sabe dar otra cosa que amor. El soberano que la vio al lado de George W Bush atentando, buscando apoyo para quitarle su gobierno, para derribarles sus misiones, para cerrarles sus casas de alimentación donde 900.000 hombres y mujeres, adolescentes y olvidados se nutren todos los días, el pueblo no le importa si María intentó que la UBV se teminara, cerrara, que la Misión Robinson enseñara salir de la oscuridad a un millón quinientos mil personas. el pueblo no siente odio por María, quien lo llama con calificativos de todas clases. El pueblo aplaudirá si María logra ocupar un curul en la AN

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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