Pensamiento dialéctico y educación de adultos

La educación de adultos debe fundamentarse en resultados de investigaciones y teorías sobre el desarrollo del adulto. Esta afirmación pareciera una trivialidad a primera vista, si no vieramos con frecuencia que propuestas educativas para adultos se basan en teorías sobre el aprendizaje y del desarrollo de niños y niñas. Por ejemplo, se suelen extrapolar a la formación de adultos ideas asociadas al constructivismo piagetiano.

Una de las más graves consecuencias de la falta de comprensión del asunto antes planteado es que se piensa que el desarrollo cognoscitivo se detiene en la adolescencia. Se suele asumir que la más avanzada etapa del desarrollo cognoscitivo, siguiendo las ideas de Piaget, es la de las operaciones formales, caracterizada por el dominio de la lógica formal. Un grupo de investigadores en el campo del desarrollo del adulto sostienen que esta concepción es incompleta y requiere ser complementada o superada. Para estos investigadores existe una etapa superior a la del razonamiento formal y que el desarrollo cognoscitivo no se detiene en la adolescencia. El desarollo cognoscitivo continúa más allá de la adolescencia, no sólo se trataría de la capacidad de aprender y comprender más cosas. Se trata de una etapa cualitativamente diferente y superior, una etapa del desarrollo del pensamiento dialéctico.

La burguesía manipula la ciencia para ponerla a su servicio. A la burguesía le interesa frenar el desarrollo del pensamiento dialéctico en el adulto como parte de la dominación de la clase tabajadora. Sabemos que las condiciones de trabajo, ideales para la explotación de la clase trabajadora, no favorecen el desarrollo cognoscitivo del adulto, es más, están diseñadas para limitarlo severamente. Por tanto, a la psicología del desarrollo y a la psicología educativa burguesa le toca ocultar el desarrollo del pensamiento dialéctico, silenciarlo y servir a su frustración. El desarrollo del socialismo reclama oponernos a esa visión burguesa del desarrollo humano.

La educación de adultos cobra un enorme importancia en el proceso revolucionario que experimenta actualmente nuestro país. Todas las misiones educativas (Robinson I y II, Ribas, Sucre y Alma Mater) están dirigidas a adultos, en otras palabras, son programas de formación de adultos. No se trata de cualquier tipo de programa de formación de adultos. Por un lado, se tiene como fin saldar una deuda histórica, se trata de incluir a cientos de miles de compatriotas que fueron sistemáticamente excluídos por la burguesía, a quienes se les cerraron las puertas de acceso a la educación formal. Por otro lado, se dan los primeros pasos en la formacion del hombre y la mujer que exige la construcción de una sociedad socialista.

Sería un gravísimo error que esas misiones se llevaran adelante sobre la base de los supuestos del desarrollo humano tal como es concebido por la burquesía. Como señalé arriba, según esa concepción no hay desarrollo cognoscitivo más allá del pensamiento formal y éste se alcanza en la adolescencia. Tenemos que superar esa visión. La psicología dialéctica nos ofrece una alternativa. Desde esa perspectiva si hay desarrollo cognoscitivo más allá de la adolescencia y se considera a la etapa del pensamiento dialéctico como superior a la etapa del pensamiento lógico formal. Las propuestas educativas revolucionarias deberían tomar en cuenta estas ideas. Es más estamos obligados a hacerlo.

Por último, retomando una idea ya mencionada en un párrafo anterior, quiero resaltar que no basta con reformar las prácticas y políticas educativas. Es necesario transformar la organización del trabajo de manera tal que favorezca el desarrollo cognoscitivo de los trabajadores. En especial, que estimule el razonamiento dialéctico.

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Julio Mosquera


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