Fragmentos de la realidad

Bolívar avanza para liberar al Perú y jura ante la cruz de piedra del Inca Atahualpa


En el libro escrito y publicado por Simón Rodríguez para defender El Libertador del Mediodía de América Simón Bolívar y sus compañeros de armas, ubicamos una fuente importante referida a los variados y trascendentales aportes del gran líder, promotor y fundador de las Repúblicas Independientes y Estados Nacionales en Suramérica y el Caribe, durante esas dos convulsionadas décadas de comienzos del siglo XIX (1810-1830). Este Maestro Venezolano, con amplia formación intelectual, sólidas fortalezas éticas y Educador Universal, es un testigo, protagonista, analista crítico y cronista de excepción para aproximarse a esos años que transcurren desde su desempeño como Maestro de niños caraqueños, entre ellos el rico huérfano Simón Bolívar, pasando por su recorrido de estudiosos caminantes por Europa, presenciando el Juramento y Compromiso Independentista del joven Bolívar en Roma, sus intensos 20 años de participación en las luchas independentistas de Suramérica, los tenaces esfuerzos por construir las revolucionarias repúblicas liberales, hasta su muerte e inmediatos ataques, cargados de envidias, resentimientos, tergiversaciones y falsedades, muy característicos entre las personas fanatizadas por sus miedos, complejos, ambiciones, convertidas en odios cultivados contra El Libertador y sus extraordinarios aportes/esfuerzos físicos, prácticos, programáticos y prospectivos empleados para lograr la Independencia de Venezuela y Suramérica. Así como el establecimiento de las instituciones y las revolucionarias prácticas republicanas, que fundamentarían los nuevos Estados Nacionales Independizados, después de una cruenta, larga, y victoriosa guerra contra el dominio del colonialismo español.
Allí encontramos, entre la riqueza informativa e interpretativa del sólido educador, audaz pensador e irreverente escritor, contundentes y valientes afirmaciones referidas al Libertador y dirigidas a sus contemporáneos, llegando con una gran vigencia y fuerza ÉTICA hasta nuestro convulsionado y demandante presente. Simón Rodríguez escribe con su gran fuerza narrativa ":::en fin…¿Quién ha obrado el prodigio de hacer hablar de Política…¡¡¡EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS!!!(…………….) En Europa pelean soldados contra soldados, y los jenerales, fuera del campo de batalla, van en coche: en América, el ejército ha combatido contra los elementos y contra los imposibles –abrasándose en las llanuras y helándose en las montañas…¡sin caminos, sin puentes, y, las mas veces, sin caballos!...¡sin víveres, sin vestido, sin hospital, y, en los poblados, sin sueldo!...¡los Jefes, padeciendo como el último soldado, trazaban los planes en la arena, y al ejecutarlos, les faltaban pertrechos y, á veces, subordinacion. Pero, todo lo vencía la presencia de Bolívar en el combate, y de léjos, su nombre reunia todos los ánimos, y conciliaba todos los intereses." (sic)
"¿Cómo pudo hacerse partido, a los principios, ¡un joven!...¡sin reputación política ni militar!...¡privado de todo recurso! ¡desconceptuado en la opinión pública, por la lengua y por la pluma de un enjambre de enemigos cobardes que habitaban las ciudades…y atacado, en los campos, por un número superior de tropas armadas, pagadas y llenas de esperanzas! Los Jenerales realistas contaban con una recompensa –el Jeneral Bolívar no tenía otra perspectiva que el cadalso—Héchose ya un partido ¿por qué medios atrajó todos los partidos al suyo…concentró una acción… y regularizó el plan de operaciones que ha desarmado á sus adversarios? Si esto se hace sin talento, cualquiera de sus detractores podría ser un Bolívar." (sic) (1)
Después de lograr la trascendental, aspirada y estratégica victoria militar en los Campos de Carabobo el 24 de junio de 1821, logrando recuperar y despejar para la causa independentista y para la República de Colombia, la más importante, representativa y simbólica parte del territorio venezolano, el Libertador Simón Bolívar, acompañado de sus principales oficiales, soldados y personal de apoyo logístico, decide acelerar los aspectos estratégicos contenidos en su visión de la Independencia de Suramérica, plasmados progresivamente en muchas de sus proclamas, discursos, proyectos y cartas, comenzando por el muy conocido Manifiesto de Cartagena, escrito y luego divulgado en la muy temprana fecha del 15 de diciembre de 1812, cuando apenas comenzaba sus actividades protagónicas que lo irían convirtiendo en un Jefe y Líder militar y político.
Desde la visión y perspectiva política madurada y enriquecida desde 1812 por el Libertador, lograr y consolidar la Independencia de Venezuela y Nueva Granada pasaba por incorporar a la República de Colombia (La Grande) otros territorios como Quito, Guayaquil y Panamá. Además era indispensable enfrentar, vencer y expulsar a los ejércitos realistas/monárquicos que defendían los intereses de la imperialista/colonialista España, de los territorios suramericanos que incluyen las actuales Repúblicas de Bolivia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina.
Es por ello que Bolívar y sus altos oficiales organizan los ejércitos patriotas, con sus muy bien ganados y reconocidos prestigios como aguerridos, valientes, audaces y victoriosos soldados en los extensos y variados territorios de Venezuela y La Nueva Granada. Después de organizar y obtener una contundente y rápida victoria contra un numeroso y muy bien apertrechado ejército monárquico en los campos de Carabobo, liberando y obteniendo el control de la más importante extensión territorial de Venezuela, el Libertador Simón Bolívar decide trasladarse desde Caracas hasta Bogotá pasando por el centro y occidente de Venezuela para llegar a Cúcuta, seguir luego por Pamplona, Soata, Tunja y finalmente Bogotá como nueva sede capital de la República de Colombia (la Grande). Desde allí y en su condición de Presidente de Colombia y General en Jefe de los Ejército en Campaña, a comienzos de 1822 inicia su campaña para lograr la independencia del Sur y particularmente del Perú, donde se encuentra el mayor y más apertrechado ejército español. Entre enero de 1822 y agosto de 1823 se moviliza entre Cali, Popayán, Pasto, Quito, Guaranda (Chimborazo), Guayaquil, Cuenca, Loja, Quito nuevamente, Tulcán, Pasto (de nuevo), Quito, Babahoyo, Guayaquil (nuevamente) Babahoyo (de nuevo), Riobamba, Guaranda, Quito, Babahoyo y nuevamente Guayaquil, desde donde zarpará en agosto de 1823 para Lima.
En 1822 las tropas dirigidas por Bolívar logran liberar Popayán-Pasto con la Batalla de Bomboná, el General Antonio José de Sucre dirige la Batalla de Pichincha donde derrotan a las tropas españolas, permitiendo la liberación de Quito y su incorporación a la nueva y grande nación independiente de Colombia. La ciudad de Guayaquil con su importante y estratégico puerto se decide por la incorporación a Colombia. Es por ello que cuando el General José de San Martín, el líder de la Independencia del Sur de América (Chile, Argentina y una parte central del Perú) llega el 25 de julio y posteriormente desembarca en el Puerto de Guayaquil, ostentando su título de Estado y Gobierno de Protector del Perú, el 26 de julio de 1822, es recibido de manera formal y ceremonial, ahora desde un territorio colombiano, por el Libertador Simón Bolívar como Presidente de Colombia y General en Jefe de sus Ejércitos en Campaña para ayudar a liberar el Sur. Sobre esos tres días de reuniones privadas entre los Jefes y Líderes de la Independencia del Norte y el Sur de Suramérica, se han escrito amplias interpretaciones, conjeturas, presunciones y especulaciones. Lo evidente y verificable de esos encuentros en Guayaquil entre el 26 y el 28 de julio de 1822, es que el General San Martín regresó a Lima y desde allí renunció a sus cargos de Gobierno/Estado como Gobernante y Protector del Perú, abandonando Lima, trasladándose a la Argentina y desde allí viajó hacia Europa, no regresando jamás al territorio de Suramérica. Mientras que el General, Libertador y Presidente de Colombia, Simón Bolívar, continúo su intensa actividad entre Guayaquil y Quito, hasta su viaje por vía marítima hasta el puerto de El Callao, para luego avanzar por tierra a la ciudad de Lima, donde llegó en septiembre de 1823.
Después de los diversos, afectuosos y festivos recibimientos en la ciudad de Lima, participa activamente en diversas iniciativas para buscar la superación de la grave crisis y división entre los funcionarios civiles y militares que habían quedado encargados de las responsabilidades de Estado y de Gobierno que había dejado de ejercer el General San Martín con su renuncia y partida. Su objetivo fundamental es reorganizar y unificar los ejércitos peruanos, chilenos, argentinos y colombianos para fortalecerlos, garantizar la defensa efectiva de los espacios del Perú ya liberados, y conformar un gran ejército para avanzar hacia las zonas de la Sierra Peruana, donde se encuentran las más importantes y numerosas fuerzas realistas o monárquicas españolas, las cuales significan una grave amenaza para las nuevas naciones independizadas del Sur y los territorios del propia Nación Independiente de Colombia.
Atendiendo diversas actividades políticas, militares, diplomáticas, económicas y sociales, para garantizar el éxito de la campaña del sur, también se mantiene en activa correspondencia con las autoridades de Gobierno y Estado de Colombia, tanto su capital como en los distintos Departamentos (incluyendo requerimientos económicos familiares desde Caracas) que lo conforman. Desde Lima se desplaza por Pativilca, Huaraz, Huamachuco, Cajamarca, Trujillo, Pativilca, Trujillo, Huamachuco, Huaraz, Huariaca, Junin (Batalla de Junín), Huancayo, Huancarama, Huancayo, Jauja, Canta, Chancay antes de llegar y desplegarse con sus tácticas y estrategias militares en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. En cada una de estas poblaciones se dedica a organizar las actividades de Gobierno y Estado de la nueva República Independiente, que desde ya intenta estructurar con instituciones, leyes, reglamentos, organigramas, planes, funcionarios y responsabilidades. Prosigue con los aspectos referidos al acopio de soldados, recursos, animales para montar, de carga y como alimentos, pertrechos y toda clase de apoyos logísticos para las exigentes batallas que librarán los ejércitos patriotas conformados por soldados de Colombia, Chile, Argentina y el propio Perú en esas altas serranías andinas contra el gran ejército español. (2)
El 13 de diciembre de 1823, como parte de sus diversos y amplios desplazamientos por el territorio peruano, Bolívar llega con su Estado Mayor, oficiales y soldados a la ciudad de Cajamarca. Provenientes de Huamachuco y después de lograr atravesar escarpados y difíciles territorios de la Sierra Norte, entre los cuales se pueden destacar toponímicos como Condebamba, La Magdalena, Cóndocarga, El Cumbe, Guanga, Marca, Quitasol, Aguatapada, Matacaballo, Cansacaballo, Ñamas, Santa Ürsula, Yamobamba, Contumazá, Aroma, Cajabamba, Condorkaka y Los frailejones. Entre el 13 y 14 el Libertador y los oficiales despliegan una intensa actividad en esta importante ciudad peruana. (3)
El día 15 de diciembre, el Libertador Simón Bolívar, acompañado de su Estado Mayor, reunen las tropas acantonadas en Cajamarca para pasarles revista militar. Esta actividad se realizó en un área donde se encontraba "…el cementerio virreinal del convento y parroquia de indígenas de San Antonio –o San Francisco-. (…) Ahí en un costado de la referida casa del capellán, casi a la altura de la diminuta plazoleta ubicada frente a la iglesia de las Monjas…" (4) Allí se encontraba una gran Cruz de Piedra, ubicada sobre una elevada columna de cantería. Esta cruz fue levantada, por orden del conquistador español Francisco Pizarro sobre el lugar donde había sido enterrado Atahualpa Yupanqui, el último Gobernante Inca del Tahuantinsuyo (Las Cuatro Regiones) que comprendía pequeños territorios actuales de Colombia, Ecuador y Argentina, así como amplias áreas territoriales de Chile, Bolivia, Ecuador y el Perú, integrándose por medio de una líneas denominadas ceques e intercomunicados por más de 40.000 kilómetros de caminerías. Atahualpa aceptó participar en una pacífica reunión en el centro de Cajamarca con el visitante extranjero Francisco Pizarro y una parte de sus acompañantes, allí fueron emboscados, muchos incas asesinados y Atahualpa fue capturado, sometido y secuestrado en una vivienda, hasta que posteriormente el invasor y conquistador Pizarro ordenó el 26 de julio de 1533 (este mes de julio de 2021 se cumplen 488 años de este asesinato) asesinarlo públicamente por medio del ahorcamiento con soga y garrote.
Como símbolo recordatorio de la dominación política y cultural de los españoles sobre las culturas originarias que representaba su gobernante Inca Atahualpa Yupanqui, se erigió esta enorme Cruz de Piedra. Frente a este monumento que simbolizaba el dominio del colonialismo español y el sometimiento de las culturas originarias, el Libertador Simón Bolívar al final de la revista militar "…terminó voceando con fervoroso civismo: ¡Jurad todos, todos, como yo Juro, por esta Cruz y por las cenizas del gran Atahualpa, morir por la independencia del Perú! (…) La exaltación de los soldados peruanos fue tan insondable, que la totalidad contestaron al unísono y con estruendo: ¡Lo Juramos! ¡Por Dios y por la Patria, lo Juramos!" (5)
Entre las fechas comprendidas entre 11 de abril y el 6 de junio del año 2021, se llevaron a cabo la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales del Perú. En la primera vuelta del 11 de abril no hubo un ganador definitivo con los votos y porcentajes requeridos para convertirse en Presidente Electo de la República del Perú. Es por ello que se requirió la realización de una segunda vuelta entre el candidato del movimiento Perú Libre Pedro Castillo y la candidata del movimiento Fuerza Popular Keiko Fujimori. En la primera vuelta obtuvo más votos Pedro Castillo y en esta segunda ha resultado el definitivo ganador por una diferencia superior a los 40.000 votos sobre la candidata perdedora Keiko Fujimori. Sin embargo, desde el día en que culminó el proceso electoral en segunda vuelta o balotaje, se han desplegado las más variadas expresiones del formalismo reglamentario, jurídico y procedimental, con activos apoyos comunicacionales de vocerías nacionales e internacionales, para retardar e impedir el reconocimiento formal e institucional del activista social y político originario de Cajamarca, Pedro Castillo, quien se ha formado como Maestro de Aulas (Bachiller en Educación), Profesor/Educador egresado de un Instituto Universitario Pedagógico, con Maestría en Psicología Educativa por la Universidad Cesar Vallejo, cuenta con una amplia experiencia como activista sindical del gremio de los educadores y miembro activo de las Rondas Comunitarias, que se han organizado desde hace años entre las poblaciones del amplio territorio del interior peruano, para enfrentar y neutralizar las actividades de cualquier tipo de terrorismo. Todo parece apuntar hacia la fecha del 25 de julio de 2021, cuando los organismos jurisdiccionales del Poder Público del Perú, podrían decretar que existe un "vacío de Poder" y por tanto el Poder Legislativo o Congreso debe escoger de su seno un Presidente para cubrir "la vacante". Un nuevo intento reaccionario (regresivo) de los sectores conservadores nacionales e internacionales, quienes aspiran a mantener y/o conservar la dramática y excluyente situación actual que afecta a las grandes mayorías sociales y étnicas del Perú, obstaculizando sus legítimos derechos históricos/culturales/éticos de garantizar al apoyo y protección del Estado, con la finalidad de acceder a los instrumentos institucionales que les permitan mejorar sus graves y deterioradas condiciones actuales de vida.
Germán Yépez Colmenares
Historiador – Profesor de la UCV.

(1) Simón Rodríguez. Obras Completas. pp. 218.221.
(2) Carlos Fagundez y Carmen Marcano Fagundez. Simón Bolívar. Año tras año 1783-1830. Pp.222-231.
(3) Waldemar, Espinoza Soriano. Bolívar en Cajamarca p. 176.
(4) Ibidem. P. 241.
(5) Ibidem. P. 244.
Fuentes recomendadas para ampliar informaciones:
Bolívar Simón. Obras Completas (Vicente Lecuna Compilador). La Habana-Cuba, Editorial Lex, Volúmenes I y II, 1947.
Carrera Damas, Germán (Compilador) Simón Bolívar Fundamental. Caracas, Monte Avila Latinoamericana, C.A., Tomos I y II, 1992.
Contreras Carlos y Cueto Marcos. Historia del Perú Contemporáneo. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, Serie Estudios Históricos, Nª 27, 2000, P. 386.
Espinoza Soriano Waldemar Bolívar en Cajamarca. Lima, Editorial Universitaria-Universidad Ricardo Palma, 2006, P. 479.
Fagundez Carlos y Marcano Fagundez Carmen. Simón Bolívar. Año tras año. 1783-1830. Caracas, Ediciones Monte Sacro, C.A., 2011, P. 363.
Laydera Villalobos Aníbal. Bolívar Revolucionario. Caracas, Editorial Panapo de Venezuela, C.A., 2007, P. 247.
Hernández Sánchez-Barba Mario. Simón Bolívar. Una pasión política. Barcelona-España, Editorial Ariel, S.A., 2004, P. 265
Lecuna Vicente. Cartas del Libertador. Caracas, Tipografía del Comercio, Tomo II, 1918.
Ramos Jorge Abelardo. Historia de la Nación Latinoamericana. Buenos Aires, Ediciones Continente, 2012, P. 445.
Rodríguez Simón. Obras Completas. Bolivia, Embajada de la República Bolivariana de Venezuela-Instituto Internacional del Convenio Andrés Bello, Tomo II, 2011, P. 578.
Vayssieré Pierre. Simón Bolívar. El sueño americano. Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 2008, P. 493.



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Germán Yépez Colmenares

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