Quimbiotec agoniza

Quimbiotec es una empresa estratégica del Estado venezolano. Fue creada en diciembre de 1988, y repotenciada en 1999 por el presidente Chávez para garantizar que cumpliera con su propósito: "la elaboración de derivados sanguíneos y otros medicamentos biológicos y químicos de alta calidad y tecnología de punta, así como la distribución de ellos a toda la red hospitalaria del país, para potenciar el sector farmacéutico venezolano". El proyecto bandera de Quimbiotec fue "el desarrollo y puesta en marcha de la Planta Productora de Derivados Sanguíneos (PPDS), encargada de la obtención de productos de uso terapéutico contenidos en el plasma humano". Es la única planta de este tipo en el país y una de las tres que existe en Latinoamérica, las otras dos están en Cuba y Argentina.

En una primera etapa Quimbiotec logró su cometido: producir y distribuir los medicamentos que el sistema de salud pública requería para el tratamiento de enfermedades y dolencias tales como quemaduras, hepatitis, hemorragias severas, tétanos, hemofilia, infecciones, heridas riesgosas, incompatibilidad del feto y la madre durante el embarazo y el parto, etc. Además, llegó a ser autosustentable, al punto de no necesitar financiamiento por parte del Estado. Exportaba a precios razonables los productos excedentes a otros países latinoamericanos. Contribuía así a disminuir el gasto de divisas, mientras fortalecía la industria farmacéutica nacional y estrechaba los lazos de integración suramericana. De este modo logramos crear la base material de un sistema de salud pública cuya prioridad es sanar a muchos, no enriquecer a unos pocos; atender las necesidades del pueblo, no la codicia de las trasnacionales. La intención es romper la dependencia con los laboratorios foráneos que imponen sus productos, acaparan los medicamentos, boicotean nuestras investigaciones farmacológicas, y encarecen el precio de las medicinas.

Nada de esto gustó a las trasnacionales de la salud y sus testaferros. Se plantearon entonces acabar con Quimbiotec minándola desde adentro. Contraviniendo los planes de la nación, sucesivas directivas aplicaron el recetario neoliberal: desmantelamiento de la planta física, deterioro de los salarios y disminución de los beneficios laborales para obligar el éxodo de personal calificado, despolitización para debilitar la conciencia nacional, desinversión, desatención de los procesos, etc. El objetivo: destruir Quimbiotec como paso previo a su sustitución por trasnacionales de la salud o peor aún por comercializadoras foráneas. Parcialmente han logrado su cometido. Hoy Quimbiotec agoniza.

Pues bien, el alto gobierno y el pueblo deben tomar las medidas para que los testaferros de los laboratorios trasnacionales sean suplantados por patriotas que defiendan la salud de los venezolanos y la industria farmacéutica nacional. Especialmente en esta coyuntura cuando somos asediados por potencias que bloquean nuestras compras de medicinas e insumos médicos en el exterior, mientras simultáneamente fomentan el contrabando de extracción, causando de este modo genocidio silencioso, zozobra generalizada e inestabilidad política. ¡Salvemos Quimbiotec!

linaresgre@gmail.com

 

 

 



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