NO con mi voto

Venezuela se encuentra en la recta final de la campaña electoral más triste de su historia. En la calle solo se respira la angustia de no saber cómo salir de este laberinto en que nos han sumergido Maduro y su cúpula irresponsable e indolente. Nadie puede estar pendiente de otra cosa que no sea la suprema necesidad de sobrevivir, como gritar consignas y asistir a actividades políticas cuando en casa no hay comida. Solo los más fanáticos afectos al gobierno andan por allí tratando de defender lo indefendible, amenazando con quitar las bolsas de comida, o los bonos del hambre, es la única herramienta que les queda, porque no tienen convocatoria, el país le ha dado la espalda al gobierno que lo tiene postrado en la peor de las miserias.

La inmensa mayoría de los venezolanos rechaza la gestión de Nicolás Maduro. Todos los estudios coinciden en que por lo menos el 80% de la población quiere un cambio de gobierno. Pero, lamentablemente los venezolanos no logramos ponernos de acuerdo en la estrategia que nos permita salir de esta pesadilla de una vez por todas. Cada quien anda por su lado, algunos acudirán este domingo a votar con la vana ilusión de que nos encontramos en una democracia común y corriente, donde el pueblo con su voto puede impulsar los cambios que requiere la sociedad, sin embargo, en nuestro país no existe tal democracia, como el encantador de serpientes Maduro nos ha ido quitando uno a uno nuestros derechos fundamentales; desde el derecho a elegir libremente, hasta el derecho a alimentos y medicinas. Todo ello ocurre ante la mirada inerte de 32 millones de personas incapaces de definir su propio destino, en espera de un milagro que no termina de aparecer, viendo como de forma sistemática nos roban la patria, la esperanza y el futuro.

La farsa electoral del 20 de mayo ha encontrado su comparsa necesaria en las candidaturas del ex gobernador Henri Falcón, y el pastor evangélico Javier Bertucci, ambos saben que no tienen ninguna opción real de triunfo, sin embargo, con su presencia en el cuadro electoral se prestan para validar el montaje del gobierno, se convierten en los socios perfectos para que Maduro acometa su fraude, la última puñalada a la golpeada institucionalidad de nuestra querida Venezuela. Que diferente fuera el escenario si ninguno de los dos se hubiese inscrito, hoy, el gobierno se encontrara entre la espada y la pared, imposibilitado de hacer una elección con su candidatura solitaria, lo más seguro es que, habrían tenido que recular, y buscar desesperadamente un mínimo consenso. Pero ya las cartas están echadas, y el domingo estaremos asistiendo al circo de Nico, con los payasitos Falcón y Bertucci para animar a los asistentes.

Los venezolanos sabemos qué resultados va a anunciar Tibisay Lucena el domingo por la noche, pero también, todos sabemos que esos millones solo serán el producto de su fábrica de trampas, de su laboratorio usurpador de voluntades. En el mundo casi nadie lo reconocerá y la gran mayoría de nuestros compatriotas tampoco. Imposible pensar en un resultado abrumador en favor de Maduro cuando el pueblo se está muriendo literalmente de hambre, cuando no se encuentran medicinas para nuestros pacientes, cuando cualquier enfermedad se ha convertido en sinónimo de una muerte anunciada, cuando padecemos una hiperinflación que evaporó nuestras posibilidades de vivir dignamente; el salario mínimo del venezolano tan solo representa 3 dólares, ¿Quién subsiste con eso? Si ya la mayoría de los productos de primera necesidad superan el millón de bolívares, y siguen aumentando a diario, este fenómeno es como una bola de nieve que a medida que avanza se hace más grande, y a la postre nos terminará aplastando definitivamente. Sepultados por el hambre, condenados a morir de inanición.

Quién puede olvidar que en cinco años Venezuela ha perdido la mitad de su PIB, que no hay producción, ni efectivo, y que miles de venezolanos huyen del país para buscar mejores condiciones de vida, especialmente nuestros jóvenes, con lo cual nos enfrentamos a una realidad aún más dura, la irreversible perdida de nuestro futuro. Maduro ha entregado la soberanía y riquezas nacionales a chinos y rusos, entonces cómo nos pueden decir que ellos son los defensores de la patria, tanta hipocresía solo puede existir en individuos sin ningún tipo de escrúpulos, en verdaderos mafiosos que nos les duele la tierra que los vio nacer.

De la gloriosa PDVSA solo quedan las ruinas, en estos momentos se encuentra al borde del colapso, la falta de inversión y mantenimiento la han colocado a las puertas de un cierre técnico. En el país de las mayores reservas mundiales de petróleo, el gobierno se da el tupé de importar combustibles, gastando las pocas divisas que ingresan al erario público, dinero que nos serviría para importar alimentos e insumos que tanto necesitamos. Y, aun así, con todo el desastre y sufrimiento que han ocasionado, quieren seguir gobernando a Venezuela, nos piden otro cheque en blanco, con la ridícula promesa de que van a arreglar lo que ellos mismos destruyeron. Por mi parte no estoy dispuesto a validar la destrucción de Venezuela, estoy seguro que después del 20 de mayo los hijos de Bolívar levantaremos nuestras banderas de lucha, reivindicaremos los sueños postergados, rescataremos las esperanzas perdidas. La rebelión popular ocurrirá más temprano que tarde, para rescatar nuestra democracia, para recuperar nuestra calidad de vida.

Mientras tanto, las elecciones del domingo solo servirán para que Maduro pierda lo único que le queda, que es su legitimidad de origen. No podemos contribuir con nuestra participación en un fraude de semejantes características. Yo por lo menos no lo haré, y espero que la mayoría de los venezolanos tampoco. Vendrán nuevas situaciones, momentos históricos que requerirán la unidad de todos los que queremos una Venezuela de progreso, seguridad, y democracia verdadera.

No avalemos el fraude, unámonos en un contundente y sonoro grito que haga temblar a los destructores de sueños. Un grito que retumbe en nuestros valles, selvas, montañas, y ciudades, un grito de esperanza, un grito de libertad.

No al fraude. No al hambre. No a la destrucción de Venezuela. No con mi voto.

Leisserrebolledo76@gmail.com



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