Sobre las contradicciones en el seno del pueblo

Nota preliminar.

A los lectores. Me propongo escribir una serie de artículos con el fin
de atacar, desarticular y desmontar el universo del discurso reinante
dominado por el biparditismo y mostrar una realidad independiente de
la propaganda y de todo adoctrinamiento (ya sea bolivariano o
neoliberal). Mostrar como las ideologías imperantes en el país no
politizan sino que tienen como propósito despolitizar a la población
venezolana y evitar que se hagan conscientes de sus verdaderos
intereses como oprimidos.


PARAFRASEANDO AL CAMARADA MAO

Ya hace muchos años Mao escribió el que sería uno de sus escritos más
famosos: sobre las contradicciones en el seno del pueblo. En este
pequeño trabajo, el líder comunista chino exponía, recordando el
materialismo dialéctico, que existían muchas contradicciones que
explicaban y daban movimiento a una sociedad. No sólo estaban las
contradicciones entre el carácter social de la producción y el
carácter privado de los medios de producción (que es, en el marxismo
clásico, la contradicción fundamental), sino que existían muchas otras
más que daban el carácter único de cada sociedad y de cada momento
histórico de cada sociedad. Conocer cuáles son esas contradicciones es
conocer a la sociedad y es lo que permitirá el predecir el
desenvolvimiento de los acontecimientos. Bueno, todo lo mejor que
puede predecirse algo con la escasez de información en ese tipo de
momentos.

Pues lo mimo ocurre en nuestro país. Si queremos entenderlo debemos
determinar quiénes son los sujetos políticos y sociales y cuáles son
las relaciones y contradicciones entre ellos.

En los momentos en que vivimos actualmente observamos lo siguiente:

1.— La clase media, profesionalizados la mayoría, viven en
urbanizaciones cerradas y aisladas del resto de la ciudad, y que posee
un importante sector de ella que se rebela en contra del estado en el
momento de escribir este artículo.
2.— Los sectores populares, heterogéneos y contradictorios entre si,
pero que tienen en común su condición social y que viven en las
barriadas alrededor de las ciudades, su desenvolvimiento económico es
muy variado igual que sus ingresos, pero comparten espacios
geográficos y relaciones sociales, por lo que configuran un sector o
sujeto político-social independiente.
3.— El sector militar. Componen un elemento social que se ha venido
configurando y cohesionando aún más desde la llegada al poder político
del chavismo. Se agrupan en torno al ejército como una corporación
militar cuyo propósito es controlar o defender militarmente los
territorios que ocupa la nación venezolana. Su propósito es también
controlar militarmente a la población del país.
4.— La burguesía importadora. Conformada por el grupo social que tiene
bajo su control del monopolio de los dólares de la república y que se
encarga de la compraventa de mercancía desde el exterior hacia el
interior del país.
5.— La burguesía burócrata. Con este nombre nos encargamos de agrupar
a los sectores que se han incrustado en torno a las empresas de
producción y distribución en manos del Estado y que se han conformado
como una nueva burguesía o nuevos ricos, a costa de lo producido en
esas industrias. Hablamos de la industria del hierro, del petróleo, de
los alimentos, de la distribución de las importaciones, la
administración de los puertos, etc.

Estos son los sujetos que configuran actualmente nuestra sociedad. Los
actores políticos, los partidos y organizaciones, nacen de estos
sujetos o de la unión de uno o más de estos sujetos.

La contradicción entre el autodenominado Sector Civil (entiéndase en
este caso, el conjunto de la clase media) y el sector militar obedece
a la distribución de la renta petrolera mediante los cargos públicos y
el crédito. El ejército progresivamente ha ido colonizando los
espacios públicos de la administración y el monopolizando el crédito,
elementos necesarios para la subsistencia de la clase media, cuya
condición de profesional en un país rentístico solo puede
sobrellevarse si se trabaja en la administración pública o privada, y
ésta última requiere del crédito.

La monopolización del crédito obedece por otro lado a un conflicto
entre la burguesía importadora y la burócrata. Este conflicto, del que
ha sido parte el sector militar abiertamente, ha definido todo el
período del gobierno del presidente Chávez y ya venía presente desde
las contradicciones que condujeron a la caída de Pérez Jiménez en
1958. Los sucesos de 2002-2004, desde el golpe de abril hasta las
guarimbas y el revocatorio condujeron a la conquista por parte del
chavismo de la burguesía burócrata: expulsión de la llamada
meritocracia de Pdvsa, toma de Sidor y de las empresas estratégicas,
creación del control cambiario. Todos estos elementos no fueron más
que el uso del estado y el ejército para disolver a una burguesía: la
burócrata, que se había convertido en un sector dominante en el país.
También trajo como consecuencia el sometimiento y control de la
burguesía importadora, que ya desde esos momentos empezó a colaborar
con la administración chavista en virtud de los altos precios del
petróleo que le dieron al estado venezolano un poder de compra y
convencimiento sin precedentes en la historia del continente.

El desarrollo de Venezuela como un país rentístico mermó mucho la
importancia del incremento de la tasa de crecimiento de la plusvalía,
por lo que los sectores populares fueron excluidos en parte incluso de
la oleada consumista en su magnitud y sólo la recibieron
incidentalmente (ni de cerca con el impacto que tuvo en la clase
media, segunda gran beneficiada del boom de los precios del petróleo).
Los sectores populares ingresan en el proceso de competencia por la
renta de forma marginal a través de la economía informal, el tráfico y
el contrabando. Sus intereses son su supervivencia inmediata y el
adjudicamiento de sus derechos históricos sobre una parte de la renta.
El discurso entero del chavismo se basó en el reconocimiento de estas
aspiraciones a la adjudicación de la parte de la renta y al
aseguramiento de sus aspiraciones de propiedad e incorporación a la
sociedad económica venezolana, en una frase: al cese de su condición
de exclusión.

Los actores políticos visibles en estos momentos, como los partidos y
ligas, obedecen a distintas configuraciones de los sujetos antes
mencionados.

El PSUV, por ejemplo, opera como participante de la conjunción de
intereses de la burguesía burócrata, una fracción considerablemente
importante del sector militar, y una fracción también importante de la
burguesía importadora. Ha intentado cohesionar dentro de sí el apoyo
de los sectores populares y a la clase media, pero las contradicciones
entre los intereses de los sectores importadores, burócratas, el
sector militar y el la clase media ha impedido que logre cohesionar
con éxito a esta última y a los sectores populares.

La MUD, o los partidos que se agrupan en torno a ella, representa
claramente los intereses de un sector amplio de la clase media y de
uno un poco más reducido de la burguesía importadora. Porta, sin duda,
muchas contradicciones producto de intereses tan divergentes. La
imposibilidad de esta coalición de partidos de cohesionar bajo su
tolda a los sectores populares (que están más bien descontentos con
Maduro, y no con ganas de ser militantes de la MUD), se debe a que
estos sectores no se ven ni representados por ella ni representados
sus intereses. La misma razón se ve en las contradicciones entre el
sector militar y el sector civil. Una estrategia política errónea ha
sido, quizás, el echar leña al fuego en esta divergencia entre la
clase media y los sectores militares.

Habrán notado los lectores que en esta oportunidad no se trata de
mayorías o minorías. 17 años de elecciones continuas, de discursos
electorales y de énfasis en el voto como herramienta de participación
política han hecho creer a muchos que la "mayoría" es importante y
determina el curso político, que hacer política es cosa de "ganarse" a
esa mayoría. Pues a la muerte del presidente de Chávez ha muerto
también la era de las grandes mayorías en el país. El paradigma
político en Venezuela ha cambiado: ha llegado la era de las minorías.
La fuerza y el capital político se han desplazado de la cantidad a la
calidad.

gabrielbaute@gmail.com

Más en: https://venecritica.wordpress.com/



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