El chavismo como proceso identificatorio (II)

Para quienes solo vinculan a Chávez con la lógica populista, afirman que:

…la articulación discursiva del líder del movimiento se presentaría como un vehículo ideal para la transmisión de símbolos, imágenes y significados que coadyuvarían a la creación de nuevas identidades sociales y políticas. A través del uso de significantes vacíos y de la articulación de una serie de demandas sociales en una cadena de equivalencias, el líder tendría la capacidad de crear un "pueblo" al articular el descontento de distintos sectores de la sociedad y contraponerlos a un "enemigo" común. En este sentido, pareciera que las estrategias comunicacionales del actual gobierno, particularmente aquellas donde interviene el presidente Chávez directamente como en sus numerosos discursos o alocuciones públicas y en su programa dominical "Aló Presidente", serían potenciales vehículos para la difusión de símbolos, imágenes, contenidos y representaciones proclives a la construcción y asentamiento de nuevas identidades.(1)

Según esta visión las misiones bolivarianas y todo el proceso de distribución popular de la renta petrolera "se han convertido en la propuesta principal en materia de política social del gobierno del Presidente Chávez".(2) A los que nosotros respondemos: No. La propuesta principal en materia de política social del gobierno del Presidente Chávez es el poder popular, el socialismo. Las Misiones representan una etapa inicial de justicia social.

Estos mismos críticos, especialista en análisis del discurso, atacan por igual las permanentes referencias al pasado histórico por parte del presidente Chávez, calificándolas de "mitificación del pasado". Es decir, hablar del paso de la historia también es negativo, según estos analistas.(3)

Continuando con el papel del discurso en el proceso de construcción de identidades políticas, Javier Biardeau se refiere a las narrativas ideológicas:

Desde el punto de vista de sus contenidos, las narrativas ideológicas articulan creencias y actitudes en unidades de significación-sentido que se anclan en los cuerpos, como pasiones-afecciones que se transponen en demandas colectivas. El poder del discurso tiene una relación directa con la producción de "identidades de grupo", atractores que producen formaciones de poder por ondas de choque, fluctuaciones, inflexiones y turbulencias, generando incluso bifurcaciones ideológicas Desde el punto de vista de su forma, la narrativa ideológica estabiliza principios de articulación, significantes privilegiados que operan condensando una pluralidad de demandas, y organizando los puntos de antagonismo políticos. En estas operaciones de condensación, las ideologías constituyen memorias hegemónicas, que sirven de esquemas legitimadores para las acciones políticas, para la articulación entre retrospectiva y prospectiva histórica..(4)

Biardeau, haciendo uso de la categoría gramsciana de hegemonía, se refiere a la formación del discurso hegemónico:

Una formación de discurso hegemónica pretende proponer la articulación de los elementos ideológicos que configuran el "orden social", mediante la fijación de una serie de puntos nodales. Por otra parte, las demandas colectivas de los grupos que no logran ser capturadas por los puntos nodales pueden unificarse a través de lógicas de equivalencia contra el discurso hegemónico, constituyendo el espacio de las alternativas. Se escenifica la lucha entre hegemonía y contrahegemonía. El predominio de la lógica de la diferencia o de la lógica de la equivalencia, condiciona cómo una sociedad procesa tensiones, conflictos y antagonismos en la disputa por el orden social legítimo. Si la lógica de equivalencia predomina, la división social tiende hacia un espacio simbólico dicotómico, bajo el predominio de interpelaciones popular-democráticas ("momento populista"), una antesala de una bifurcación histórica. Por el contrario, si predomina la lógica de la diferencia, se asume una visión institucionalista, que tiende a anular lo político mismo, para transfigurarse en simple gestión-administración técnica del conflicto. La sedimentación de un imaginario político es el momento de mayor estabilidad hegemónica.(5)

Concretamente sobre el proceso político venezolano señala:

…es el nacionalismo popular revolucionario, la matriz ideológica donde se enmarcan creencias, valores e ideas referidos al ideario del "socialismo bolivariano del siglo XXI". Allí, el núcleo ideológico-político del "movimiento bolivariano revolucionario" puede comprenderse desde su doble carácter de negación y afirmación histórica. Por una parte, es un complejo y multidimensional proceso de movilización antineoliberal, sobre determinado por la articulación de un cuadro histórico de conflictos y antagonismos que marcan los tempos desiguales, diferenciales, heterogéneos y combinados de la sociedad venezolana: pueblo/oligarquía, democracia/autoritarismo, nación/imperialismo, acumulación/redistribución social, socialismo/capitalismo, indo-afro-mestizaje/racismo-blanqueamiento, tensiones rural/urbanas, relaciones salariales/lógica del capital; conflictos heterogéneos cuya condensación más patente aparece en la revuelta urbana-popular de febrero-marzo de 1989, conocida como el "carachazo"29; evento que constituye una de las condiciones detonantes de las "rebeliones cívico-militares" del 1992 (4 de febrero y 27 de noviembre), donde emerge públicamente el liderazgo de Hugo Chávez Frías.(6)

Venezuela es hoy el ensayo socialista más importante del mundo. Chávez rescate de la muerte al Socialismo, después de veinte años de neoliberalismo una voz se levantó contra el imperialismo y el socialismo vuelve a ser un proyecto político a escala mundial. Chávez rescató a nivel internacional una nueva imagen de Venezuela, ya no somos solo petróleo, aquí se desarrolla un proyecto humanitario que ha tenido claridad que éste es imposible sin reivindicar también la unidad latinoamericana y tercermundista.

Las identidades políticas y la confrontación ideológica

Las identidades políticas surgen en la confrontación ideológica. Al decir de Jorge Sanmartino, las ideologías son espacios de disputa, ambivalentes, un campo semántico complejo y conflictivo; allí algunas ideas brotarán más directamente de experiencias clasistas, otras menos. Por su parte, al constituir articulaciones ideológicas las clases adquieren compromisos ideológicos con otras clases, así como económicos y políticos. La formación ideológica de una clase nunca está ligada directamente a una "naturaleza social" aunque ella sea su fundamento material -en concordancia con su posición de clase-, sino a la relación que en la lucha histórica ha tenido con el resto de las clases sociales.

El terreno de la ideología se vuelve un campo político no por la impugnación lisa y llana de las tradiciones, mitos, creencia y símbolos populares, incluidos sus caudillos, sino un espacio de disputa por su significación, relevancia y alcances desde una perspectiva socialista. El acto hegemónico no trata tanto de desalojar una ideología por otra, como en articularla en un nuevo entramado hegemónico. Lo decisivo de una ideología no es que sea una falsedad respecto a una realidad vedada que nos gobierna, sino una fuerza activa que organiza nuestras vidas mediante una "visión del mundo". El elemento estatal es preponderante en toda la formación social latinoamericana. Ella contrasta con la génesis de las formaciones de clase europeas que se forjaron con mayor independencia relativa del estado, en un antagonismo social permanente durante todo el siglo XIX.(7)

Ante la critica que desde la derecha se les hace a los gobiernos progresistas de izquierda está la de la intolerancia, los acusan de no buscar el consenso y el dialogo. Con este pretexto la derecha persigue limitar el proceso de trasformación. Los "pactos sociales" se convierten en un freno al progreso del socialismo. El socialismo está enfrentado al capitalismo, es una confrontación que se termina cuando uno liquida al otro. Al decir esto la derecha inmediatamente señala que es una declaración de "guerra".

Para dejar las cosas claras: la identidad política no la construye el estado, sino el conflicto político, porque en dichos conflictos los sujetos se identifican y articulan expectativas y deseos y construyen fronteras simbólicas con sus adversarios. Una identidad política posee un "futuro" cuando puede construir una frontera radical con su adversario, cuando lo que representa o busca no puede ser lo que representa o busca su contrario. Como si estos vocablos pudiesen detener, o cerrar el conflicto que encierra cualquier ampliación de derechos. Mejor dicho, el "consenso no es otra cosa que el intento de forjar una identidad. Es decir, para su construcción se apela al "consenso" frente al conflicto y el "dialogo" frente a la "arbirariedad". Por lo tanto, los "consensualistas" sólo pueden afirmar su identidad en el conflicto con un adversario "conflictivo".(8)

Lo mismo que criticaban cuando se proclamaba la consigna: "Patria Socialista o Muerte", como si se estuviera aclamando la muerte, por el contrario, lo que esta consigna advierte es que el capitalismo es la muerte de la humanidad y el socialismo su única salvación.

En toda sociedad hay muchas posibles identificaciones que se solapan y mezclan. Cuando un proceso de identificación es capaz de dividir efectivamente a la sociedad en torno a lealtades y proyectos de organización de lo colectivo contrapuestas –cobren la forma de enfrentamiento antagónico o diferencia pacífica-, estamos ante una identidad política. Como recoge el teórico de lo político Carl Schmitt, en su conocida formulación: "La distinción específica de la política a la que las acciones y motivos políticos pueden ser reducidos es aquella entre amigos y enemigos" (Schmitt, 1976 [1927]: 26). Pero ninguna lista de elementos comunes asegura una identidad, que responde siempre al acto político de ser capaz de seducir y persuadir al afirmar y movilizar unas diferencias y descartar otras, convirtiendo las primeras en una línea de demarcación del "afuera" y el "adentro".(9)

1.-Héctor Armando Hurtado. El populismo. Construcción de imágenes y símbolos. Aproximación al gobierno de Hugo Chávez.

Tesis para optar al grado de Magíster en Ciencia Política. Universidad Simón Bolívar. 2009 p.221

2.-Idem.

3.-Idem.

4.- Javier Biardeau R. Del árbol de las tres raíces al “socialismo bolivariano del siglo XXI” ¿una nueva narrativa ideológica de emancipación? Rev.

Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. Vol. 15, nº 1. 2009. pp. 57-113

5.-Idem.

6.-Idem.

7.- Jorge Sanmartino. Populismo y estrategia socialista en América Latina. http://puntodevistainternacional.org/articulos-y-noticias/estrategia/195-populismo-y-estrategia-socialista

-en-america-latina.html 18/09/2013

8.- Esteban De Gori. El Chavismo. Revista toparquía N2 GisXXI editores Fundación Grupo de Investigación Social (GISXXI) 2013. P 5

9.- Jesse Chacón e Íñigo Errejón. El chavismo como identidad política. Revista toparquía N2 GisXXI editores Fundación

Grupo de Investigación Social (GISXXI) 2013. P 11

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1290 veces.



Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

 pedrorodriguezrojas@gmail.com

Visite el perfil de Pedro Rodríguez Rojas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Pedro Rodríguez Rojas

Pedro Rodríguez Rojas

Más artículos de este autor