Las últimas encuestas de Hinterlaces revelan que 93% de los venezolanos rechaza categóricamente una intervención militar extranjera, mientras que 83% afirma estar dispuesto a defender al país ante una invasión. Estos datos confirman un profundo sentido de pertenencia y un optimismo colectivo hacia la paz y un futuro más prometedor
Han pasado años de tensiones internacionales, amenazas de intervención y campañas mediáticas que buscan sembrar miedo en la población. Sin embargo, los resultados más recientes de las encuestas de Hinterlaces muestran una verdad contundente: el pueblo venezolano ama a su país y no está dispuesto a aceptar una invasión extranjera. Ese amor se traduce en rechazo al injerencismo y en esperanza por un futuro de paz.
El rechazo a la intervención militar
Según el Monitor País de septiembre de 2025, 93% de los venezolanos rechaza una intervención militar extranjera. Apenas un 5% estaría de acuerdo y un 2% no respondió. Este dato es revelador: en un país marcado por la polarización política, existe un consenso nacional en torno a la defensa de la soberanía. La población, más allá de sus diferencias ideológicas, coincide en que los problemas deben resolverse entre venezolanos, sin imposiciones externas.
En octubre de 2025, otro estudio de Hinterlaces confirmó que 83% de los encuestados estaría dispuesto a enfrentar una invasión militar extranjera. Este hallazgo refleja un sentido patriótico profundo, una disposición a defender la nación que trasciende partidos y posiciones políticas. El pueblo percibe que cualquier agresión tendría motivaciones económicas y geopolíticas (como el control del petróleo) y no razones humanitarias.
Psicología social y sentido de pertenencia
Desde la psicología social, estos resultados expresan un sentido de pertenencia colectivo. La identidad nacional venezolana se fortalece frente a la amenaza externa: la defensa de la patria se convierte en un valor compartido, un símbolo de unidad. El rechazo a la intervención no es solo político, es emocional y cultural.
El amor por Venezuela se manifiesta en la convicción de que la paz es posible y que el futuro puede ser mejor. La esperanza colectiva funciona como un antídoto contra el miedo. En lugar de paralizarse ante las amenazas, la sociedad reafirma su confianza en sí misma y en su capacidad de resistir.
Optimismo por la paz y el futuro
Las encuestas también reflejan un optimismo creciente. La mayoría de los venezolanos cree en la posibilidad de un futuro más tranquilo y promisor. Este optimismo no es ingenuo: surge de la experiencia histórica de resistencia, de la memoria de un pueblo que ha enfrentado dificultades y que ha aprendido a sobreponerse.
La esperanza por la paz se convierte en un proyecto común. No se trata solo de evitar la guerra, sino de construir un país donde la convivencia, la justicia y la soberanía sean pilares fundamentales. El pueblo venezolano envía un mensaje claro: quiere vivir en paz, sin tutelajes ni invasiones.
El título de este artículo, "Amor por Venezuela", resume el sentimiento que atraviesa a la sociedad venezolana. Ese amor se traduce en rechazo a la intervención militar, en disposición a defender la patria y en optimismo por un futuro mejor.
La psicología social nos enseña que la identidad nacional se fortalece en la adversidad. Hoy, frente a las amenazas externas, los venezolanos se reconocen como parte de una misma comunidad, unida por la defensa de su soberanía y por la esperanza de la paz.
En definitiva, las encuestas de Hinterlaces no solo muestran cifras: revelan un país que se ama a sí mismo, que se defiende y que sueña con un mañana más justo y tranquilo. Ese es el verdadero poder de Venezuela: su pueblo y su amor por la patria.
