Vida, libertad y terror

"Estamos en condiciones de ganar porque el terror quiere destrozar lo que todas las personas, de cualquier creencia, queremos por encima de todo: nuestra vida y nuestra libertad."

Esta frase, cobra sentido dependiendo de quien la lea. Es decir, su significado dependerá de los referentes con los cuales sea percibida. Para muchos la palabra "ganar" vendrá asociada al poder que otorga el ejercicio del gobierno legítimo. Y, en democracia, este poder lo otorgamos los ciudadanos con la práctica del voto. Aunque hoy, en la era de la post verdad, hay que tomar en cuenta que la legitimidad (asociada directamente a la gobernabilidad) quiere solapar este principio. Pero en el fondo, "ganar" está claro.

La bifurcación la conseguimos cuando el autor de la frase explica el por qué se encuentran en condiciones de ganar "porque el terror quiere destrozar lo que todas las personas, de cualquier creencia, queremos por encima de todo: nuestra vida y nuestra libertad."

Opción A:

¿Quién impone el terror en nuestro país? Hay toda una matriz de opinión que se apoya en que las políticas desacertadas del gobierno han generado una crisis que afecta derechos fundamentales de los ciudadanos: alimentación, salud y seguridad personal. El gobierno ha respondido con una corriente absolutista que niega las oportunidades políticas de los ciudadanos y ahora, no conforme con eso, en un afán desmedido por mantenerse en el poder, vulnera el derecho a elegir y reprime con fuerza inusitada las manifestaciones de protestas ciudadanas.

Opción B:

Pero hay otro basto sector que entiende que el "el terror (que) quiere destrozar lo que todas las personas, de cualquier creencia, queremos por encima de todo: nuestra vida y nuestra libertad" lo impone la dirigencia opositora que se ha fijado como meta no solo conquistar el poder sino "barrer" del mapa político a su contrincante. Y para ello, utiliza de manera perversa sectores vulnerables de la población como niños, jóvenes y madres para imponer prácticas de "terror" en la población, con manifestaciones que, el solo hecho de impedir el libre tránsito por calles y avenidas, e incluso urbanizaciones, degeneran en la violencia.

El autor de la frase es otro que será entendido dependiendo del lado de la acera en la que esté parado el lector: Mariano Rajoy. Y la escribe por conmemorar (27 de junio) el día de las víctimas del terrorismo en España.

Los ciudadanos debemos retomar el rol de control de la acción social. Hoy, la polarización va más allá de los partidos y ha permeado todos las esferas de lo público, de este hecho no se salvan ni las organizaciones que velan por el derecho de los animales; si usted profesa un elevado respeto por los animales o mascotas y se opone políticamente al chavismo, ni se le ocurra mencionar, ni mucho menos apoyar, la Misión Nevado (que al parecer hacen muy buen trabajo) esa simple decisión podría ser un movimiento que lo marque para siempre. Igual ocurriría si escogemos un ejemplo inverso.

Basta con que un funcionario se demarque del gobierno para que reciba aplausos en una panadería de quienes por 17 años lo han adversado, incluso odiado. Eso, da miedo.

La libertad, la vida, el terror, lamentablemente, tienen significados distintos en este momento histórico.

¿Y será que no hay nadie que para el barco, que prenda la luz para comenzar a organizarnos?

En vista de los acontecimientos, la respuesta al caos solo la tiene la población. Solo la tiene aquel que con mucha paciencia espera en su casa y aquel que con mucha fuerza sale a la calle a un trancazo. Ambos grupos (en los que seguramente nos incluimos la mayoría) debemos rechazar de toda- todas, la violencia y el terror como formas de optar al poder. Las consecuencias de hacernos los locos con este asunto serán lamentables.

Esto debe ocurrir pronto, digo la reacción, no vaya a ser que en 40 años un Mariano Rajoy tropical escriba sobre "el terror" en un periódico local.

juanc.garciav@yahoo.com



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