Fabricio Ojeda al Panteón Nacional

Venezuela es un país con una hermosa historia, con majestuosos hechos que conforman su entramado patrio y su acervo ancestral. Muchos han sido los que con su accionar se han destacado en contribuir a la construcción sociocultural de nuestro estado. Los indígenas en resistencia ante el invasor, los negros contra los esclavistas, los independentistas contra los colonos, los federalistas contra los oligarcas.

En estos momentos estamos viviendo la era bicentenaria de nuestra independencia, aquella por la cual los militares y el pueblo se alzaron el 4 de febrero de 1992. De allí el surgimiento del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR 200), que fue la organización que despertó a la nación entera de esa terrible pesadilla que fue el período de la cuarta república, es decir desde el fin de la Gran Colombia que Bolívar construyó y que los divisionistas traidores destruyeron en 1831.

¿Cuántas luchas ha tenido que sufrir nuestra patria y cuántas más tendrá que afrontar para poder seguir afianzándose en la consolidación de una verdadera y definitiva independencia? ¿Cuántos odios, tanto internos como externos se han desatados contra ella?

Sabemos los grandes desafíos que tenemos, debido a la magnitud de los hechos que afrontamos y ellos solo nos dicen que Venezuela debe ser siempre un país revolucionario y antiimperialista. De allí que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana también lo sea, debido a que ese fue su caldo primigenio de donde brotó el parto que nos condujo a ser libres.

¡La patria es independiente o no es patria! ¡La patria es socialista o no será patria! Por eso decir "Independencia y Patria Socialista", es la síntesis más preciada de nuestro proyecto revolucionario.

Hay muchos intereses oscuros que se ciernen sobre nosotros, que son dirigidos desde los centros imperiales. Esto ha sido una constante contra Venezuela, debido al odio que nos profesan quienes no nos perdonan que con Francisco de Miranda a la cabeza hayamos liderado la independencia de América Latina. Ahora en la actualidad, no nos perdonan que junto con el comandante Hugo Chávez hayamos quebrado la falacia absurda de la teoría del "fin de la historia" y el "fin de las ideologías" que proclamaban los lobbies neoliberales al principio de los años 90s luego de la disolución de la Unión Soviética, que trataban de hacerle creer a la gente que el socialismo había desaparecido para siempre. Pero muy a sus pesares, Venezuela y la Revolución Bolivariana han demostrado en estos últimos años que eso es totalmente falso y que sí es posible construir un mundo más justo.

En el siglo pasado, en plena Guerra Fría, la ultraderecha había logrado implantar una dictadura militarista en Venezuela desde 1948, con un golpe de estado que le fue dado al escritor Rómulo Gallegos, quien había sido el primer presidente en Venezuela elegido en unas elecciones libres. El nombre del dictador fue Marcos Pérez Jiménez y su tiránico régimen duró 10 años. Hasta que una insurrección cívico-militar el 23 de enero de 1958 logró deponer tan deplorable personaje. En ese hito histórico, tan importante para nuestra patria, se destacó un valiente periodista trujillano, nos referimos al combatiente revolucionario Fabricio Ojeda.

Fabricio Ojeda para ese momento se destacaba como periodista en el Palacio de Miraflores por el diario El Nacional, cuando este periódico era dirigido por el comunista Miguel Otero Silva. Fabricio permaneció muchas veces al lado de Pérez Jiménez, pues cubría esa fuente informativa desde el año 1956 – 1957. Lo que no sabía para ese momento Pérez Jiménez, es que Fabricio clandestinamente estaba organizando al pueblo y a los militares, que posteriormente lograron dar al traste a su patética dictadura. De ahí en adelante la carrera política de Fabricio Ojeda adquiere un emblemático prestigio indiscutible, por ser él el presidente de la Junta Patriótica, que fue la organización popular que dirigió el alzamiento.

Fabricio quien ya había estado detenido varias veces en el periodo de Pérez Jiménez por su afiliación al partido URD, se hace diputado luego que se realizan las elecciones de diciembre de 1958. Pero la derecha que ya había pactado en Nueva York antes de volver del exilio, se reúnen el 31 de octubre de ese año en la quinta Punto Fijo de Rafael Caldera y ahí junto con Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt (quien se convertiría en presidente de la república y que era el ahijado político en Venezuela de Nelson Rockefeller), acuerdan la mayor traición que ha sufrido el país en los últimos 100 años, es decir, el reparto del poder sólo entre los partidos políticos de la derecha: AD, COPEI y URD, excluyendo a los sectores revolucionarios y progresistas de la izquierda nacional.

De esta forma, a través de la imposición de la más brutal represión se condujo al país a un callejón sin salida, en donde no hubo más remedio que la insurrección armada contra quienes estaban hipotecando la nación a los intereses foráneos. En esa primera línea de batalla estaba Fabricio Ojeda luego de renunciar a su curul de diputado en 1962 y su afiliación al partido URD, porque estaba completamente convencido que al igual que Fidel Castro y la revolución cubana que ya había conseguido el triunfo en 1959 y el ejemplo de Ho Chi Min en Vietnam, para ese momento en Venezuela la lucha armada era el camino correcto para la toma del poder por parte de la revolución. De esta manera Fabricio que ya era comandante guerrillero de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), logra ser nombrado Presidente del Frente de Liberación Nacional (FLN) y fundar el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) en abril de 1966.

Y así como muchos otros países de América Latina, Asia y África, Venezuela comenzaba un proceso de liberación nacional anti neocolonial. Se trataba de seguir el combate que Bolívar y Zamora habían dejado pendiente, ya que una y otra vez el camino se había truncado por culpa de quienes pretendían seguir conservando el poder a ultranza, forzando el despojo a la nación y dejando huérfano al pueblo. Y lamentablemente así fue para ese momento.

Luego de que Fabricio se había alzado en armas, cae detenido en octubre de 1962, donde se le realiza un juicio militar condenándole a 18 años de cárcel, pero posteriormente logra evadirse de la cárcel el 15 de septiembre de 1963. Y es en ese momento que comienza una reorganización de todo el proceso guerrillero, pero también de todo el proceso revolucionario, ya que la izquierda en Venezuela afrontaba profundos retos y amenazas, pues en el gobierno para ese entonces se encontraba Raúl Leoni, quien se convirtió en uno de los presidentes más criminales que ha tenido Venezuela, instaurando la política de la desaparición forzosa de sus adversarios, al igual que la aplicación de masacres generalizadas, asesinatos selectivos, fusilamientos colectivos, torturas masivas y exterminio de aldeas rurales enteras.

Este también fue el destino final de Fabricio Ojeda, quien fue capturado en el Litoral Central el 17 de junio de 1966 por el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (SIFA) y recluido en un calabozo de esa entidad de inteligencia militar en el edificio del Regimiento de la Guardia de Honor de la Presidencia de la República, ubicado al lado del Palacio Blanco, diagonal al Palacio de Miraflores.

Allí 4 días después, el 21 de junio de 1966 fue asesinado por los aparatos represivos del Estado, asesorados por los esbirros cubanos anticastristas y dirigidos por el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono estadounidense. La orden vino desde el imperio y el lacayo lame suela de Raúl Leoni la aplicó despiadadamente. Su farsa fue hacer ver a la opinión pública de que el luchador social Fabricio Ojeda, se había suicidado. Esto con dos objetivos primordiales. Uno, para deslindarse del crimen que habían cometido al haberlo asesinado. Y segundo, para desprestigiar sus méritos patriotas y revolucionarios e intentar borrarlo de la historia. Esto por algún tiempo lo lograron, de hecho casi lo logran por completo.

Pero gracias al pueblo y a la revolución bolivariana esto no fue así y la historia se ha enderezado hacia la construcción de una sociedad de bienestar para todos. Ninguno de los presidentes anteriores a Chávez reconoció que Fabricio no se suicidó, sino que tuvo que llegar el comandante Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela para asegurar que a Fabricio Ojeda lo habían asesinado. De esta manera se ha abierto un nuevo período en la historia, en donde se reaperturó el caso judicial para buscar a sus asesinos y en donde Fabricio pasa nuevamente a jugar un papel primordial en la política venezolana. De esta manera, su ejemplo de lucha se reproduce y se difunde por toda la nación.

En este momento en que se decide llevarlo hacia el Panteón Nacional, se afianza esa relación directa que existe entre la revolución que liderizó Fabricio junto con muchas otras personas en los años 60s y la revolución bolivariana que surgió con el comandante Chávez en 1992. Ya que esa unión cívico-militar que se dio el 23 de enero de 1958 para derrocar a Maros Pérez Jiménez fue la misma que se dio el 13 de abril del año 2002 para tumbar a Pedro Carmona Estanga. Además Hugo Chávez y muchos otros compañeros de la Revolución Bolivariana, incluyendo al presidente Nicolás Maduro, militaron en el PRV RUPTURA, que fue el partido político que fundó Fabricio Ojeda 2 meses antes de su asesinato. De esta manera el comandante Chávez se convierte en el heredero directo de las gestas revolucionarias de Fabricio Ojeda, pues continúo sus ideales y levantó los mismos fusiles y las mismas banderas que levantó Fabricio.

Quienes hemos tenido la dicha de nacer en este suelo, debemos tener un alto compromiso de responsabilidad para continuar la gran epopeya que representa la magna justa de nuestra independencia. Los sueños de nuestros libertadores siempre deben permanecer vivos y ser concretizados día a día, para cristalizar la emancipación definitiva de nuestra patria. Sólo así lograremos cumplir con los grandes designios que la historia nos ha deparado.

Sigamos haciendo grande a Venezuela, a través del establecimiento de los más altos ideales que nos constituyen como nación hija de Bolívar. Las voces agoreras y tenebrosas que pretenden salir de la ultratumba histórica de la derecha nacional e internacional no podrán con la revolución bolivariana.

Somos los vencedores de La Victoria, somos los vencedores de Ayacucho, somos los vencedores de Santa Inés, somos los vencedores del 23 de enero de 1958. Bolívar, Zamora y Fabricio, son la clave para entender a los grandes líderes que nuestra patria nos ha legado, que junto con Hugo Chávez han abierto las nuevas alamedas que conducen al esplendor de la redención final tan anhelada por todos nosotros.

Por esto decimos junto con Fabricio:

"¡Por la patria y por el pueblo! ¡Viva la revolución!"

"¡Luchar hasta vencer!"

 

José Luis Alcalá Ojeda

Nieto de Fabricio Ojeda

jlaocd@gmail.com

17 de enero de 2017



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