Binóculo Nº 164

Chávez, más allá…

Nunca he creído ni creo en el que se ufana de muchas cosas. Los que ponen las credenciales por delante, para mí siempre son sospechosos. Cuando alguien por ejemplo me dice que es médico, antes de comenzar a hablar, quedo convencido de inmediato que fue a la universidad porque necesitaba ser alguien, no porque quería aprender. Por eso cuando alguien me dice que es revolucionario, de inmediato prendo las alarmas. Y más las enciendo cuando se viste de rojo. Ambas cosas tienen malas experiencias.

El Tío Miguel me decía que la ostentación, no solo es pequeño burguesa, sino que es típica del acomplejado que necesita reconocimiento. "Cuando la gente se siente menos –decía- siente una poderosa necesidad de que lo reconozcan; y cree que ese reconocimiento viene de aquel que lo adula, ignorando que la adulación es un mecanismo de chantaje para obtener algo. Si alguien lo adula, tenga por seguro que necesita algo de usted. Adulación no es reconocimiento. Son componentes de la personalidad. Mientras más se ostente, más mediocre se es. Mientras la gente más pretende restregarle sus bienes o su poder, más vacío está de sí mismo. Y son elementos importantes que usted debe tomar en cuenta porque en política eso es lo que abunda".

Tenía razón el viejo. Chávez tuvo alrededor una riata de jala bolas que se ponían la camisa rosa porque el jefe la usaba, pero ni siquiera saben el significado del color rojo para los revolucionarios. Por cierto eran camisas blindadas las que usaba Chávez. También, había sin duda gente decente que lo acompañaba y que además usaba esa camisa con decoro y convicción.

Es una reflexión que me planteo desde hace tiempo, y al mismo tiempo creo que ese estigma tiene que ver con una debilidad humana. La hipocresía y la falsedad para obtener una prebenda o para mantenerse en un puesto de poder. Pero son elementos que necesariamente están allí presentes, en cada ser humano.

Un revolucionario es aquel que, a decir de Pepe Mujica, necesita poco para vivir. Mientras más bienes personales tenga, menos tiempo tiene para crecer, para escuchar, para ver, para sentir, para comprender, para analizar, para leer, para estudiar. Cuando se tienen muchos bienes materiales, hay un tiempo que debe invertirse en ello. Eso lo convierte a uno en esclavo, un esclavo de lo que acumula, de las cosas materiales que le impiden el crecimiento por dentro, desde el alma. La pobreza no es una condición material, sino espiritual. Se es pobre cuando teniéndolo todo se es infeliz, o cuando a pesar de tenerlo todo, no es posible comprar la vida que es arrebatada por una enfermedad.

No estoy diciendo que vivamos en la miseria. Para nada. Pero incluso en una sociedad capitalista como la nuestra, con una vivienda cómoda y modesta, un vehículo y unos ingresos moderados para comer, es posible vivir bien y feliz. Y esa debe ser una condición de todo militante revolucionario. El Che decía que quien pensaba en enriquecerse, no solo era un contrarrevolucionario, sino un enemigo a muerte de cualquier revolución.

Creo que Chávez estaba llegando allí. Las últimas conversaciones que le escuché me indican eso. Cuando hablaba de un retiro en la playa del llano apureño, no podía ser otra cosa que el reposo del guerrero que se retira a escribir todo ese pensamiento, ese hervidero que sin duda nunca pudo escapar de su cabeza. No hubo tiempo. En mi opinión, Chávez evolucionó muy rápido. Desde su admiración por Pérez Jiménez en los primeros meses de gobierno, pasando por la tercera vía propuesta por Blair, hasta el capitalismo con rostro humano, para finalmente sentenciar que era el socialismo la única salida, hay un avance extraordinario en tan solo 15 años. Es un crecimiento que va más allá de la inteligencia. Más que eso, el interés por aprender lo que estaba seguro desconocía, escuchar a quienes tenían cosas que decirle y leer sin detenerse porque entendió que se había perdido de mucho conocimiento. Eso, aunado a su perspicacia, su sentido de la oportunidad, su manejo de la estrategia y su capacidad de comunicación con el colectivo, lo convirtieron en lo que es, así en presente, porque no se puede hablar de Chávez en pasado, o ¿quién puede creer que está muerto?

Creo que le sigo recriminando que no se cuidó y debió hacerlo para mantenerse vivo. No solo porque tenía que ser el conductor de este proceso, sino porque tenía la obligación de escribir. Ciertamente están las ideas, pero falta su puño y letra; y era él quien tenía la tarea de escribir. Temerariamente digo que estaba desarrollando una nueva teoría política, aunque posiblemente no lo sabía. Pero por lo que le oí, comenzaba a ordenar todas sus ideas e imbricarlas con las teorías políticas actuales. Sé que no es dialéctico, pero es un ejercicio interesante preguntarse cómo hubiera Chávez armando el rompecabezas de unir a Marx, Gramsci, Lenin, Clausewitz, Bolívar y Simón Rodríguez. Cuánto tiempo para estudiar y para construir –a decir de los marxistas- una guía para la acción, o más que eso, un pensamiento que se eternizara.

Pienso que al final, para Chávez el tema de la corrupción por ejemplo, era más un problema de la miseria humana que le debió provocar muchas ganas de vomitar. Porque el andaba en otra cosa. Como 50 años hacia adelante. Estaba pensando en la propuesta que pudiera salvar a la raza humana. Caminaba en esa vía, aunque le faltara tanto.

Ese tema enfermizo y cotidiano de la corrupción, debería golpearse de manera contundente bajo la premisa de que un corrupto no es un ser humano, mucho menos un animal porque no le vamos a echar esa vaina a los pobres animales. Un corrupto es una cosa. Y como tal debe tratarse, es decir, literalmente echarlo a la basura.

El dolor por la muerte de Chávez es algo que no se va a perder tan fácilmente. Sobre todo porque en los momentos chiquitos que hemos vivido, en lo personal me pregunto qué hubiera hecho el nieto de Maisanta. Todo está por decirse sobre él, incluyendo sus canciones y sus poesías.

Caminito de hormigas…

Palo limpio se están dando en la MUD por el tema de las candidaturas. Los llamados a la comprensión no están funcionando. Cada quien quiere su cuota. Vean a Pablo Aure en Carabobo, quien quiere ser diputado a costa de lo que sea… Dos poderosos guarimberos de San Cristóbal, amenazaron con echarse al pico a más de uno, si no eran seleccionados en las planchas. "Nos rompimos el lomo en las guarimbas. Las dirigimos, las organizamos y las financiamos. Nadie nos va a quitar esa postulación. Y no aceptamos imposiciones de Caracas"… Sectores empresariales confiesan en silencio que nuevamente no les funcionó la guarimba económica y que es mejor pactar con el gobierno antes de que se recuperen los precios del petróleo. "Estos dirigentes de mierda nos están llevando por un barranco. Si no podemos matar a Maduro, hay que pactar con él. Y punto, así de simple", me comentó el empresario. Pero qué inteligencia, diría yo… Si el gobierno investiga a Mercal, no le va a gustar lo que va a encontrar… Si usted no vio la Naranja Mecánica, la genial película de Kubrick, está a tiempo de verla. Vale la pena.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1308 veces.



Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

Visite el perfil de Rafael Rodríguez Olmos para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Rafael Rodríguez Olmos

Rafael Rodríguez Olmos

Más artículos de este autor