Socialismo Real vis a vis Socialismo Bolivariano-Chavista

Los tiempos han llegado a su cenit para que comencemos a diferenciar entre el denominado como socialismo real y la propuesta de nuestro Comandante, Hugo Rafael Chávez Frías, como “socialismo del siglo XXI” que nos, nos hemos permitido denominar como “socialismo bolivariano-chavista” ¿semántica?

Para comenzar nos permitimos comenzar (valga la redundancia) por el texto: “El primer socialismo”. (Bravo, Gian Mario. Akal. Madrid, 1998, pp. 62) que nos permite acercarnos a ese proceso histórico por el cual fue caminando el socialismo desde “…las vicisitudes de este ´presocialismo´ [que] comienzan a principios del siglo XVI y alcanzan su punto álgido en la primera mitad del siglo XXI…” (Idem, pág. 6) con lo cual podríamos aceptar que el concepto “socialismo” ha sido y es un proceso no solo político sino de cambios internos en el marco de las ideas políticas en lo que podríamos considerar como una ¿la? evolución en perfectibilidad ¿natural? en el proceso de cambios evolutivos de la gesta histórica mundial. En ese orden, el autor nos comunica que “…el primer socialismo se presenta como una manifestación más amplia que ciertamente precede al marxismo pero que también lo acompaña a lo largo del siglo XIX y que en fin continúa después de él por vías a veces autónomas, a veces ligadas al marxismo y dependientes de él…” (Ibidem, pág. 7) Ese proceso del caminar socialista tiene su prima donna en el texto de Sylvain Maréchal: “Manifiesto de los Iguales” (1797) que se convirtió “…en el más sintomático programa del socialismo de clase, al menos hasta la aparición del Manifiesto comunista de 1848…” (Ibidem, pág. 12) En esa misma línea del discurso, según el autor “…la expresión misma de ´revolución industrial´ es la matriz socialista…” siendo Frederick Engels quien, primeramente, utilizara ese concepto político en “La condición de la clase obrera en Inglaterra” (1845). Ello nos lleva a considerar seriamente que la conjunción de la “revolución industrial” con el desarrollo del capitalismo manchestariano, al unísono, nos lleva a considerar dos (2) realidades objetivas: la primera que los contenidos reales en el proceso de la revolución industrial: obreros, bienes de capital, producción, costos y plusvalía se conjugan en sus propias contradicciones inevitables mientras que la segunda realidad está relacionada, inevitablemente, con el desarrollo del capitalismo y las contradicciones desarrolladas entre esta variable existente y los contenidos de la revolución industrial ya referidos. En ese mismo contexto, Simonde de Sismondi en su obra: “Nuevos principios de economía política” (1819) obra que fuera criticada por Karl Marx tildándola de “sentimental” y por Vladimir Ilich Lenín de “romanticismo económico”, no se la puede ni negar ni rechazar cuando introduce el concepto de que “…la riqueza es producto del trabajo…” (Ibidem, pp. 14-15) obligándose a preguntarse y responderse que esa realidad consecuencial lleva a “…la anti-natural distribución de la riqueza…” (Ibidem). Frente a esos paradigmas mencionados, Robert Owen se propuso que frente a aquellas realidades manchesteriano-británicas sería obligante alcanzar la “…formación del carácter humano a través de la organización de los trabajadores y la constitución de asociaciones cooperativas y comunitarias llegando de este modo a construir el socialismo…” (Ibidem, pp. 15-16) Pareciera que ni el Comandante Chávez Frías ni el Presidente Maduro Moros estarían en “rumbos errados” cuando se impulsan las comunas y las organizaciones de base en el marco de las realidades venezolanas sobre la base fundamental de la Revolución Bolivariana cívico-militar.

Pero hay un diálogo permanente entre el proceso evolutivo en perfectibilidad del campo de las ideas socialistas y las realidades obligantes del Estado como realidad conceptual, es decir, la realidad que se explicita a nivel de la super-estructura cuando de cambios profundos estamos considerando. En ese orden, Ulises Schmill en su texto: “Las Revoluciones. Teoría jurídica y consideraciones sociológicas” (Editorial Trotta. Madrid, 2009, pp. 109) nos propone un análisis de “…una teoría estrictamente jurídica sobre los movimientos revolucionarios, mientras dura la lucha contra el Estado y su Derecho…” No significa ello que esa “lucha” arriba en mención se refiera, únicamente, a los procesos armado-violentos revolucionarios que conocemos en Rusia, China, Vietnam, en la península de Corea, en Cuba, a título de ejemplos históricos, sino también al actual proceso de cambios profundos que están evolucionando en el marco real del Estado burgués venezolano, concretamente, en nuestro caso por no intervenir en aquellos asuntos internos revolucionarios actuales que se vienen expresando en Bolivia, Ecuador y los procesos de cambios necesarios que evolucionan en Cuba. Lo que necesitamos resaltar son las obvias diferencias que se expresan en revoluciones como la bolchevique y china desde el poder estatal cuando de cambios en la super-estructura se refiere a los cambios en el proceso democrático participativo actual en desarrollo en perfectibilidad en Venezuela en el marco de la Revolución Bolivariana cívico-militar. Es decir, la expresión ideológica que se contenía en su praxis en aquellos países que aplicaron y desarrollaron las tesis del “socialismo real” podrían tener sus fundamentos histórico-sociológico-obligantes e inevitables que, podríamos aceptar, se prostituyeron producto de las mentalidades de los dirigentes responsables de continuar con el proceso revolucionario iniciado en los momentos histórico-pre-conquista del poder estatal como son los casos de Joseph Stalin y Mao Zedong, frente a realidades referidas y realidades objetivas que fue desarrollando el capitalismo-imperialista-estadounidense como serían los procesos sociológico-económicos que se impusieron con el “Plan Marshall” y con la “Guerra Fría”. El “caso cubano” es aparte y especial en su análisis debido al factor real del “bloqueo”.

Es decir, el proceso revolucionario actual del desarrollo de la Revolución Bolivariana cívico-militar es profundamente diferente a aquellas realidades históricas que se encontraron tanto Joseph Stalin como Mao Zedong en sus respectivos países cuando de cambios profundos requeridos y necesarios del Estado tanto ruso-monárquico como del Estado burgués-dependiente-financiero chino incluyendo las realidades sociales y sociológicas tanto en Rusia como en China de las masas revolucionarias que fueron factores fundamentales en sus respectivas revoluciones. Nos explicamos. La Revolución Bolchevique en su contexto social fue la participación de las masas obreras y campesinas según el propio desarrollo socio-económico en el cual se encontraba Rusia en sus momentos temprano-revolucionarios teniéndose que adicionar las realidades consecuenciales de la 1ra. Guerra Mundial. En el caso de la Revolución China, realidad que significó un fuerte enfrentamiento entre Joseph Stalin y León Trotski por la concepción revolucionaria en el marco de la tesis leninista de la revolución en las colonias cual no consideró, concretamente y con toda su importancia, la realidad sociológica de la composición social de quienes se convertirían en el factor social revolucionario como sería el campesinado chino. A título de ejemplo demostrativo, la composición del componente social de la “Gran Marcha” (1934-1935) nos enseña y demuestra aquella realidad objetiva que el proceso revolucionario chino debía y tenía que sustentarse en el componente campesino como bien lo expresó en su momento Mao Zedong siendo profesor del tema referido sobre la importancia de la participación del campesinado chino en la revolución china durante sus clases magistrales en la Academia de Whampoa (1925). Es decir, se nos presenta una profunda y fundamental diferencia entre las revoluciones ruso y china y sus procesos de cambios profundos estatales con respecto a nuestra revolución venezolano-criolla actualmente en su curso revolucionario.

El proceso revolucionario en “pleno desarrollo” de la Revolución Bolivariana cívico-militar es un proceso profundamente democrático participativo con la real participación de la oposición al proceso revolucionario bolivariano-chavista y nacionalista-militar aún y cuando es demostrable su participación en un acto político (léase: golpe de estado y paro petrolero sin necesidad de mencionar saboteos, guarimbas, etc.) que contradice totalmente el cacareado concepto de democracia que permanentemente esa oposición contra-revolucionaria expresa, expone, promulga, propaga y viola en todos sus bases paradigmáticas. Claro es y obligado es referirnos que la propagada “democracia humanista” a la cual se suscribe la oposición clasista venezolano-criolla y cual es, sustancialmente, la base fundamental del actual concepto de democracia [representativa] que viene impulsando y tratando de imponer los EEUU de América en su actual reingeniería contenida en la “nueva política Obama” (JVR dixit) tanto a nivel interno [Crisis de Wall Street y sus consecuencias] como en el desarrollo de su política exterior de Estado como se está expresando en los países del norte de África, en el Cuerno de África, en Siria e Irán como en Iraq, Afganistán y su expansión militar-humanista en la Región de Asia-Pacífico y en consideración y profundamente diferentes a reingenierías del capitalismo estadounidense y la importancia del Capital en pasadas ocasiones históricas como podríamos poner en mención aquel programa de desarrollo e impulso de las infraestructuras nacional-estadounidenses post-Crisis-años-1920´s.

En ese orden, es imperativo precisar que la Revolución Bolivariana cívico-militar sustenta su proceso en la “democracia participativa” cual en su desarrollo nos lleva a las realidades del “gobierno de calle”, de las comunas y las organizaciones de base sociales sin distingo clasista ni etno-social como lo está cotidianamente expresando el Presidente Nicolás Maduro Moros sobre la real-realidad de los diseños, órdenes y obligantes orientaciones que ha dejado en herencia a toda la colectividad revolucionaria criollo-venezolana como necesario y obligante desarrollo del proceso revolucionario del “socialismo del siglo XXI” y/o como nos hemos denominado como “socialismo bolivariano-chavista” con fuerte e importante participación del sector militar-histórico-revolucionario-chavista-nacionalista .


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Miguel Ángel Del Pozo


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