¿Por qué si discutimos con la burguesía sobre economía, no nos sentamos entre nosotros a discutir el destino de la revolución?

El mejor homenaje que podríamos rendirle al comandante Chávez sería abrir la compuerta de la crítica y auspiciar la autocrítica. ¿Por qué temer a un debate descarnado entre nosotros? ¿Es que acaso había causas pendientes que sólo el liderazgo de Chávez contuvo? Un partido revolucionario debe ser parto de un debate, de un diario batallar, de la discusión con las masas, no de cúpulas.

Hemos sido testigos, nada pasivos, por eso escribimos estas líneas de algunas escaramuzas internas y públicas que sencillamente denotan además de poca tolerancia la poca voluntad de aceptar dónde nos equivocamos, dónde fallamos, en qué nos necesitan, qué podemos hacer; sin ánimo autodestructivo, por supuesto.

Sabemos, entre otras cuestiones, que desde el campo intelectual se han formulado críticas a la conducción de la revolución, se han hecho propuestas, se ha abierto el ámbito de la crítica como aporte a la sana rectificación por la que tanto abogó Chávez. Tal  parece que estás actuaciones no han caído del todo bien. Nadie se ha ocupado de llamarlos y preguntar siquiera ¿qué pasa?

¿Cuál es el inconveniente de escuchar y procesar las didácticas y bien fundamentadas opiniones de Víctor Álvarez sobre el destino y desenvolvimiento de la economía venezolana?

¿Por qué no discutir con Roland Denis sus apreciaciones críticas sobre sobre la orientación, éxito o fracaso de la  política económica?

¿Cuál era la necesidad de sacar del aire el programa de orientación crítica, magistralmente conducido por Vladimir Acosta?

¿Cuál era la necesidad de darle palo a Alberto Toby Valderrama antes posturas críticas que sustenta? ¿Se duda ahora de su constancia con la revolución?

Domingo Alberto Rangel fue uno de los críticos más severos que tuvo Chávez y jamás el comandante lo agredió, por el contrario lo trató con gran respeto y consideración, y nunca dejó  de mencionarlo positivamente, como el revolucionario que siempre fue.

En más de una ocasión escuchamos  a Chávez decir dale  duro con la crítica, critíquenme, autocritíquense. La salud de la revolución en mucho estará signada por el uso científico de la crítica y la autocrítica.

Por si las moscas, debemos confesar que esta postura mía no es de ahora; el 27 de marzo del 2007, en www.aporrea.org se me publicó un artículo titulado "El pueblo lo dice: Partido Socialista Bolivariano y punto" que se explica por sí sólo y que hoy a seis años no le cambio ni una coma.

Por duro que sea el momento, quienes a las instancias superiores del partido asumen el derecho a juzgar, admitan con humildad el de ser juzgables. ¿Cuántas  veces no vimos a Chávez pedir perdón? ¿Qué tan difícil es rectificar a tiempo? ¿Cuál es el temor de lo que puedan decir nuestros propios críticos?

Señor Presidente Nicolás Maduro, usted en representación del liderazgo y ejemplo legado por Chávez puede dar el primer paso hacia este debate entre camaradas.

Señores de la dirección nacional de PSUV ¿Qué tantos están ustedes dispuestos a flexibilizar  posturas y abrirse a una discusión franca y sincera?

Estimados camaradas de lucha, este no es asunto de protagonismo y de quien dice las verdades más duras, es la salud de la revolución la que está en juego ¡Cuidado con lo que se dice! Que no se nos vaya la lengua.

Estas opiniones que vierto, son a título personal. No representan a ningún grupo o tendencia. Es la preocupación de un venezolano, mayor de edad, militante de base del PSUV; y desde muy joven comprometido en la lucha por el socialismo. Esta es mi modesta cooperación.

ÑAPAS.

Ñapa 1.- La derecha se envalentonó y le dio uso mediático al diálogo propiciado por el presidente con el empresariado. ¿Y nosotros qué?

Ñapa 2.- Sin duda que las relaciones con Colombia son como con el conejo en el monte.nunca se sabe por dónde saltará. No obstante, nuestras reacciones no deben estar sometidas al designio del  palacio de Nariño.

Ñapa 3.- Los frutos que recogemos, en prestigio para Venezuela, del legado de Chávez, deben defenderse, fortalecerse. ¡Atención a las desviaciones!



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Rafael Gustavo González P.


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