Chávez y la tozudez de la oposición

Tozudez también es traducida por los diccionarios como testarudez, obstinación, empecinamiento, obcecación, inflexibilidad, intransigencia, machaconería, cabezonería y obsesión. Se trata de aquella condición que desde los estudios de la psicología moderna ha dado en calificarse como el síndrome de la disociación psicótica o psicosis histérica.1 En estas reflexiones se busca desenmarañar la tozudez del opositor frente a la tenacidad infinita del Presidente Chávez, acudiendo para ello a otra óptica, la de las ciencias del aprendizaje y la neurolingüística.

Por todos es conocida aquella frase demoledora que quedó para la historia, la que pronunciara el profesor Antonio José Cárdenas, Ministro de Educación del último gobierno de Rafael Caldera (1994-1999): “La educación en Venezuela es un fraude”. Quizás el mismo Dr. Cárdenas no intuyó la profundidad del grave daño que la estafa educativa de aquellos años llegaría a ocasionar a la ciudadanía de éste país. Me explico, el grueso número de la población que transitó aquellas aulas, con notorias excepciones, no tuvo acceso al manejo de procesos cognitivos complejos que ampliaran el uso de sus neuronas con su laberinto maravillosa de la actividad sináptica. Fue una educación negada al análisis, razonamiento, cuestionamiento, crítica, re-elaboración o creación de nuevos constructos, aplicación del pensamiento transversal y holístico, y aceptación del pensamiento diverso, (Taxonomía de Bloom) 2

Fue así como escuelas, liceos y universidades de Venezuela de la IV República, fundamentaban sus procesos de “enseñanza” (eufemismo por instrucción) en el conductismo y reduccionismo, en el ejercicio de la memorización, la llamada educación “enciclopédica”, la del almacenamiento de conceptos vacíos, alejados de la realidad social, cultural, económica del que pretendía aprender, se trataba a exprofeso de una educación alienadora. Sacaba mayor nota aquél que tenía mayor capacidad para memorizar y luego rezar una retahíla de palabras sin sentido alguno o realizar operaciones matemáticas sin aplicabilidad ninguna, en síntesis, la caverna de los aprendizajes unidireccionales no significativos, curiosa herencia de las enseñanza dogmática que se instaló en la educación venezolana desde el período colonial.

He aquí la clave, las 100.000 millones de neuronas que en sus conexiones estarían dedicadas al análisis profundo de las ideas, las encargadas de activarse en redes para elaborar pensamientos críticos y creativos, no se utilizaban, quedaban a un lado, pasaban a dormir el sueño de los justos. Por ello, cuando usted intenta razonarle, argumentarle, justificarle o analizarle a la mayoría de opositores, por ejemplo, el alcance social de las Misiones, o la importancia de los planes de integración latinoamericana y caribeña, la trascendencia del lanzamiento de los satélites Simón Bolívar y Miranda o qué significa la Segunda Independencia de la Patria, usted siente que habla con una pared. No insista, pierde su tiempo. Resulta que esa criatura siente que está siendo sometida a una tortura inquisitorial con instrumentos artos hirientes como: razonar, analizar, inferir, derivar, etc., y por ello no es de sorprender su reacción negativa y hasta virulenta. De allí que se entienda – con las buenas excepciones como se ha dicho – que por allí deambule tanto abogado, ingeniero, economista, médico y artistas en los que se descubre que las lecciones mejor aprendidas a lo largo de sus estudios fueran la aritmética en la educación formal y la farándula en la informal. Ellas les han permitido sacar cuentas claras de sus ganancias traducidas en dólares y a un mismo tiempo, conectarse con el mundo Walt Disney y el sueño americano, pero eso sí, negados de la manera más absoluta a entender que significa pueblo, lucha, padecimientos y sobre todo, amor, conciencia patria y solidaridad. Por su parte, las universidades terminaron convirtiéndose en la extensión de la herencia estúpida de la hispanidad con sus títulos nobiliarios, ahora trocados en títulos universitarios. Se trata del título de la discriminación embasurada en sus desprecios. Por cierto, muchos titulados se ahogan hoy en el miedo porque sienten la posibilidad que un “don nadie” pueda alcanzar también su estatus y más aún, se aterran de pensar ser desplazados. Por ello es triste decir que sus vidas han terminado siendo la patética morisqueta del ridículo y la evasión. Ay! del que intente despertarles de ese sueño.

Mientras, un grueso de la población venezolana terminó siendo formada por la televisión alienante del pan y circo, reinas, concursos, novelas rosas, sexo y violencia. Ella enseñó a la delincuencia menor cómo obtener de manera exprés lo que los ricos exhibían como símbolos de distinción y poder, mientras los empresarios y banqueros aprendían las más refinadas formas de estafar al pueblo sin que se les considerara delincuentes y por supuesto, jamás pagar en cárcel sus crímenes silenciosos y masivos contra la nación. En esta pirámide, los soldados más aventajados también viajaron al exterior a aprender en la Escuela de las Américas Tortura I, II y III para sentir los botones de la distinción anti patria y las tácticas y estrategias para sostener el sistema.

¿Quiénes se salvaron de este genocidio cultural?, los estudiantes y profesores rebeldes, los inadaptados, los castigados del salón, los subversivos, los autodidactas que estudiaron fuera de aquellos muros infames llenos de engaño, las células de partidos inhabilitados, los que imprimían panfletos revolucionarios, el pueblo agitador, el pueblo cimarrón que a punta de discriminación fue ahuyentado de la escuela pero que al mismo tiempo supo construir sus propios saberes, aquellos no contaminados por la enseñanza que castraba y alienaba, la mujer que aprendió matemáticas contando los escalones de su barrio, 1, 2… 175…hasta el infinito, el desempleado que aprendió geografía migrando la patria, el niño que supo de geopolítica con los cantos de Alí Primera, las comunidades que hilaron poesías en sus tejidos, las familias que con ingeniería y arquitectura atrevida colgaron sus ranchos en los cerros de Caracas, los indígenas que supieron guardar la sabiduría de sus ancestros y entre todos ellos, un ser excepcional y paradigmático, el muchacho de Sabaneta, travieso, rebelde y agitador que con alma y corazón acelerados trastornó los salones de la Escuela Militar y el establishment internacional, el mismo que entró a la Casa de los Sueños Azules para resolver su “angustia del conocimiento” (Perez Arcay) y en un abrir y cerrar de ojos, con el arrebato de muchos dioses terminó derrumbando todos los cánones del poder político, económico, eclesiástico y cultural mundial; el mismo que resolvió con frenesí enseñarnos geografía, matemáticas, historia, geopolítica, literatura y filosofía, todo, en una clase magistral de 14 años y encima de todo ello, como Maestro ejemplar, regalarnos a costa de su propia vida, su llama encendida convertida en patria libre y ¡Así lo hizo! Presidente, tu obra fue tan grande y tu corazón tan inmenso que era imposible que cupiese en mentes tan pequeñas.

Gracias Presidente!. Gracias Maestro, infinitas y eternas Gracias!

alcidesrivas@gmail.com

1 http://es.scribd.com/doc/52635768/Psicosis-histerica-vs-disociacion-psicotica

2 http://www.eduteka.org/TaxonomiaBloomCuadro.php3


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Rubén Rivas

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

 alcidesrivas@gmail.com      @alcidesrivas0

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