Señor ex acalde de Chacao,
Leopoldo López, soy la madre de Ángel V. Rivas y mi nombre es María
T. Rivas. Mi hijo lleva mi apellido porque nunca me casé con su padre
porque entonces el pobre Ángel iba a tener que llevar el apellido de
2 corruptos presidentes de Venezuela, a saber, Marcos y Carlos Andrés.
Mi hijo amaba a su padre y yo igualmente. Fue un gran hombre. Yo además
nunca creí esa vaina que un sacerdote y una iglesia tenían que
sellar mi fortuna o mi infortunio. Con el padre de Ángel fui feliz
hasta que lo llamó la arcilla de cálido cuerpo.
He visto y seguido su actuación
a través del tiempo en la política venezolana. Mi vida ha transcurrido
entre la gente que sube y baja un cerro, pero cantando. Nunca he soñado
con riquezas ni mansiones, menos en adquirir bienes llevándome el dinero
del Estado, que es decir de todos los venezolanos. Además que soy revolucionaria,
porque la revolución es humildad y da calor a todo un pueblo sin menospreciar,
como me dicen sucede entre las rancias oligarquías que les colocan
escalas a la gente según el dinero que posean. En mi barrio, aunque
la televisión le ha sembrado estupideces a mucha gente, diciéndole
que “LA MÁXIMA FELICIDAD ES EL DINERO, todos vivimos felices.
Me gusta escuchar en las mañanas
el cuchicheo de mi vecina, pidiéndole a sus hijos que sean niñas y
niños honestos, que no se tomen lo ajeno, que la humildad es el don
más preciado del ser humano, que el dinero que otro consigue trabajando
no debe serle robado, porque quien roba es inepto, no tiene ética social,
no posee amor por nadie. Su esposo, su compañero de lucha, trabaja
en un ente del Estado y cuando los niños se van a la escuela, ellos
se quedan un rato solos y él le dice cosas bonitas, le habla de la
esperanza, que ella es su Ninfa, del futuro y ella ríe y él
luego se despide de ella en la puerta dándole un beso en los
labios. A mi eso me da ganas de llorar de alegría, porque creo en la
familia y la nostalgia por mi esposo Arturo me conmueve. Él solía
decir que “la mayor riqueza de un ser humano es la humildad”
Supe que usted hace años
se la pasaba con unos señores en una quinta del Country Club con un
grupo de jóvenes bajo el nefasto grupo “Tradición Familia y Propiedad”.
Supe igualmente que muchos jóvenes abandonaron sus hogares para
irse a ese lugar en donde les llenaban sus juveniles mentes con ideas
ociosas y odiosas, creándoles prejuicios contra otras personas. Creo
que eso es malo Leopoldo López, porque Venezuela es un país único,
bello, maravilloso, donde podemos vivir todos en equidad, sin esos
complejos de superioridad de bajos instintos. Las madres de mi
barrio, es decir mis amigas, son mujeres como yo a las que algunos de
sus amados hijos muchas veces se les descarrilan, porque viviendo
bajo un patrón donde el bombardeo de la televisión les envía tanta
propaganda nefasta de la moda actual, pues ellos se dejan
obnubilar creyendo que al hombre o a la mujer lo hace la ropa y los
lujos. No hay más lujo que el respeto por los demás, Leopoldo López
Hasta la saciedad he leído
que entre usted y su madre se llevaron un dinero de PDVSA, nuestra mayor
empresa, que es sin duda, la que nos da lo que tenemos para que vivamos
bien y me da lástima que usted en vez de aceptar sus debilidades en
perjuicio de los demás venezolanos, no haga nada por resarcir ese dinero
y además darle una explicación al pueblo venezolano. Mire Leopoldo,
ninguna ser humano que se dedique a la política debe tener tanto
cinismo, ser tan burlón para reírse de una nación que le brindó
apoyo cuando lo necesitó. Mientras nosotros, queremos enseñar a nuestros
hijos a que no cometan delitos, usted que los cometió junto a
su madre y Julio Borges, se burla al extremo de exclamar que “Si me
toca volver hacerlo lo haré”, ¿qué es eso? ¿Cómo es que una madre
rica le hace compañía a su hijo en un delito tan grande contra un
país? Sí usted no lo sabe, todos los pecados han de pagarse en la
tierra y usted no será la excepción.
Pídale a su amigo el Cardenal Urosa que lo reciba a usted, a su madre y a Julio Borges para que los lleve ante la divina Providencia a ver que hace por tres personas que han perdido parte de la MORAL Y LAS LUCES. No me opongo a que usted sea candidato a la presidencia de mi país, pues esta revolución es DEMOCRÁTICA, todos pueden ser candidatos a lo que sea, pero, vamos, sólo si sus hojas de servicios son límpidas en los manejos del Erario Nacional. La hoja de usted está sucia, manchada de corrupción, el sol no saldrá jamás para usted, mientras continúe riéndose de la nación y de su gente
Un saludo de María Toté Rivas y gracias a mi hijo por transcribir esta carta.