El señor Antonio Martín es un isleño que residió en Venezuela por treinta años y por motivos familiares, cercanía a sus hijos, desde hace algunos años reside en España.
Me contactó hace cerca de una año, a raíz de leer en APORREA algunos de mis artículos. Desde un primer momento me ha manifestado el amor y agradecimiento a nuestro país, a su gente. Se permanente recuerdo de toda su experiencia venezolana.
La semana pasada, después de algunas semanas de silencio, me escribe y el texto de su misiva es reflejo de lo dicho en el párrafo anterior. Le solicité autorización para publicar sus palabras y accedió a mi petitorio. Por ello reproduzco textualmente el contenido y las emociones que trasmite.
Antes de pasar a ello, sólo quisiera hacer un llamado a la Cancillería, a nuestra representación diplomática en España, al Dr. Isaías Rodríguez, recientemente designado embajador en esa nación, a objeto de considerar lo que hacen otros países cuando se trata de ferias, representaciones, exposiciones; se toma debida nota y se establecen algunos parámetros de manera que la imagen que se exhiba se corresponda con lo que es.
Sin más adornos, les transcribo las preocupaciones del amigo Antonio:
“Hola mi amigo, me complace saludarte después de tanto tiempo de ausencia. Ayer me acordé de ti y me prometí escribirte, hoy lo hago pero no con el optimismo que siempre he tenido; aunque yo soy una persona muy perseverante en mis asuntos y en los que despiertan intereses que me afectan en lo mas profundo.”
“Te voy a contar algunas cosas que he vivido en estos últimos meses, no recuerdo si te comente que estoy viviendo en la provincia de Málaga, en Torremolinos para ser mas especifico. Recientemente hubo en la ciudad de Fuengirola lo que aquí se llama la feria de los pueblos; esto consiste en agrupar la mayor participación de personas de todos los países que tienen presencia en España, los cuales se instalan en kioscos donde expenden comidas típicas y artesanías de cada uno de los pases participantes, como también hacen presentaciones de su folclore.”
“Me alegré mucho pues aquí en esta zona hay muchos compatriotas venezolanos. Mi mayor decepción fue encontrarme con un sin número de Venezolanos en una pocilga donde solamente se expedían bebidas alcohólicas, además de ignorar por completo nuestras tradiciones culinarias, nuestra música y tolo lo concerniente con nuestro acontecer nacional, allí sólo se respiraba un ambiente de burdel, ¡que decepción! ¿Será posible que nadie haga algo para promocionar lo que realmente es Venezuela?”
“Este domingo pasado, día 14 de Junio, hubo otra feria muy similar a la de Fuengirola, pero esta vez en Mijas, un pueblo muy pintoresco en la costa del sol, allí habían representaciones de México, Colombia, países del mundo árabe y norte de Europa, con kioscos de casi toda Latino América. Como es mi inquietud por lo nuestro, me dediqué a buscar nuestra representación, y allí estaba. Esta vez no habían bailes de salsa, pero si lo que nunca falta, la venta de aguardiente, en este caso expedidas por su dueña, una chica venezolana enseñando sus mamas como si fueran una de las maravillas del mundo. Fue tanto el coraje que nos dio a mi esposa y a mi, que nos dirigimos a ella para pedirle una explicación, de por qué tantos países de Latino América estaban representando sus bailes típicos, su folclore su música etc. y esta niña me contestó que allí en ese kiosco estaba nuestra representación, ¡que vergüenza!”
“La verdad que de nacionalismo hay muy poco en la emigración venezolana, allí lo que había era pura chusma, mientras que la colombiana gozaba de una representación folclórica admirable, como la mexicana y otras tantas. ¡Habiendo tanto talento en nuestra tierra! Pero te juro amigo que no voy a descansar hasta encontrar a el organizador de este desprestigio.”
“Bueno mi amigo, ahora me siento un poco mejor, pues he desahogado una gran pena con alguien que si me comprenderá, desde este punto de nuestro planeta, le envío un gran saludo y un fuerte abrazo. Antonio Martín”
Son suficientemente claros su sentido reclamo y sus palabras. Gracias Antonio por pasear a Venezuela en tú corazón, en tus sentimientos.
