Durante el reinado de Alfonso V de España, estalló en la isla de Mallorca un movimiento independista conocido como la Insurrección de las Forans inspirado en la rebelión de las Germanías ocurrido en el Reino de Valencia.
Dicha rebelión estaba capitaneada por un tal Simón Ballester; el referido movimiento fue aplacado por tropas enviadas por Alfonso V, logrando su rendición. No obstante un grupo de los rebeldes huyeron hacia Cataluña guiados por un capitoste de origen judío de nombre Cristóbal Colon y a cuyo cuidado se encontraba un niño de nombre Rafael Ballester hijo de Simón Ballester.
Nuestro Colon reapareció años después en los países nórdicos de Europa con el nombre de Christopher Kolonus, cuya misión era lograr información de los viajes de los Vikingos a América. Posteriormente en el cabo de San Vicente unas naves venecianas fueron atacadas por equivocación de su capitán por propios piratas bajo la bandera de Venecia. Dicho capitán era conocido como “Colon el Joven”, error que lo obligó a huir de los acontecimientos.
En el triangulo formado en el Océano Atlántico por los archipiélagos de las Azores, las Canarias y las islas de Cabo Verde, por mas de doce años de navegación aparece Cristóbal Colon movilizándose como carenero contrabandista, logrando una experiencia practica de navegante invalorable. Algunos historiadores dan por sentado que Colon desde ese triangulo se atrevió en forma encubierta a navegar hasta América
Luego de las Capitulaciones de Santa Fe y los aportes económicos del Duque de Medina-Sidonia y el Conde de Medina Celis, zarpó Colon hacia Cipango y Cathay (Japón y China). Al navegar en el mar Caribe en temporada de tormentas, Colon se encontró con un huracán que lo hizo zozobrar y el Almirante escribió en su diario de a bordo: “ ¡Ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma!.”
Colon naufragó en lo que es hoy la isla de Jamaica. Durante un tiempo los nativos alimentaron a Colon y a su gente; al romperse la relación el Almirante que tenia cartas de navegación sabia que se produciría un eclipse de sol y amenazó a los aborígenes con quitarles la luna. Sucedió el eclipse y los indios observaron la oscuridad, entraron en pánico y se sometieron.
Por los desmanes de los hermanos Colon: Cristóbal, Bartolomé y Diego cometidos en la isla de la Española arribó el Comendador Francisco de Bobadilla. Con las pruebas suficientes el Comendador se apresuraba a enviar a un emisario para España a mal poner a los Colones. El Cristóbal, navegante avezado sugirió a Bobadilla no navegar ese día debido a las posibilidades ciertas de tormenta. Bobadilla pensó:” Este Almirante no quiere que viaje para que no lo acuse ante la Corte.”
El emisario de Bobadilla viajó ese día, luego hubo una gran tormenta y todos perecieron. El Almirante de la Mar Océano engañó con la verdad al Comendador Bobadilla.
En los anales de la historia aparece que Venezuela fue tocada por Colon en su tercer viaje. Sin embargo esto sucedió en el segundo transito; Colon arribó a la isla de Margarita y recolectó suficientes perlas e hizo mutis de su hazaña.
Luego en ese mismo segundo viaje arribó a la isla de Puerto Rico y para sorpresa de toda su tripulación, Colon se comunicó aceptablemente con los nativos Boricuas que él llamó “Tainos”, cuya lengua ya la había practicado con los indios Caribes en Margarita.
Es conocido por todos que los reyes prometieron una recompensa de 10.000 marvedís al hombre que primero viera tierra. Colon navegaba en una nao de tres palos llamada la Santa María; en la madrugada del 12 de octubre de 1492 Colon llama la atención al repostero Pero Gutiérrez y al veedor Rodrigo Sánchez::” ¿No ven una lucecilla?, ambos creen verla.
Cuando Juan Rodríguez Bermejo conocido como Rodrigo de Triana serviola de la nave capitana La Niña se cree acreedor al premio de los reyes por haber gritado “¡Tierra!”, el astuto Almirante reclama para si la recompensa alegando la versión de los testigos Gutiérrez y Sánchez.
Aparece en los Archivos de Indias la veracidad de la familia Columbus y de Christoforo, existió la casa de Génova y los tejedores de paño. Identidad tomada de allí por el autentico converso Cristóbal Colon.
El fraile dominico Bartolomé de Las Casas en su libro Historia de las Indias narra que observó en la tripulación de la Santa Maria a un joven que no realizaba ningún tipo de faenas de marinería y se comunicaba con Colon en un lenguaje extraño para él el cual era el idioma Mallorquín, el nombre del joven era Rafael Ballester.
Un marino inquieto rebelde, impostor, judio converso, pirata, contrabandista, timador, déspota, ladrón, engañador, estafador es un pillo de siete suelas.
Patria, Socialismo o Muerte.
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