Pareciera, oyendo a los ataques que realiza la derecha de María Corina contra nuestro país, que Venezuela nació anteayer y que fue una consecuencia de manipulaciones que hizo primero Hugo Chávez y ahora Maduro y un grupito de dirigentes, para ellos espurios e indecorosos.
Pero no, no es así, Venezuela existe gracias a un largo proceso de conformación politico, territorial, económica, constitucional, con etapas, transformaciones, estancamientos y avances, con un hilo conductor que se remonta a todo el estadio de colonización por España, que cruel y sanguinaria, diezmó a nuestra población autóctona y negó derechos a la siguiente, todo lo cual llevo a nuestra Guerra de Independencia.
Fue un conflicto largo y cruento, que aún hoy en las lecturas, pareciera que fue interminable y que en cualquier momento nos quebrarían el alma, pero Venezuela resistió, el pueblo resistió, Bolívar el adalid, resistió y los Libertadores tambien. Nació Venezuela cubierta de sangre y fuego. Sangre liberadora y fuego redentor. Ese conflicto liberador y nacional comenzó en 1810 y duró hasta 1824. Queda la tarea pendiente a esta generación de revisar si toda esa gesta heroica, como no la tiene ningún país, está bien enseñada y aprendida en nuestras escuelas y universidades.
Hay que revisar para conocer cómo se formó contra ella esa casta de opresores que hoy quieren de nuevo someterla y mancillarla. ¿Se está enseñando bien?, ¿quién cuida que en las universidades se aprenda y defienda la soberanía y la independencia? Es una tarea pendiente tan importante como la Comuna. Diosdado tiene la palabra.
Pero la guerraa continua hoy, actualizada, modernizada pero con el mismo espíritu de desprecio y deshonra hacia Venezuela. Debemos por ello seguir en el frente de batalla, con nuevos instrumentos y con la misma conciencia de independencia.
Hace dos siglos, el enemigo principal eran los realistas, que luchaban por imponernos el dominio de una monarquía que hoy tristemente todavía pervive, y ellos defendían la corona española. Recibían ayuda de potencias europeas como España misma y sus colonias cercanas. Batallas como la de Carabobo en 1821 muestran esa lucha feroz. Simón Bolívar lideró cargas contra ejércitos bien armados por esos poderes. Los realistas contaban con barcos, soldados y fondos de afuera. Los patriotas siempre tuvieron recursos materiales limitados y valor y decisión ilimitados, fue una batalla desigual que costó la mitad de nuestra población. Pero sobre todo tenían ideas, ideas de libertad y soberanía.
En este nuevo combate, como antes seguimos siendo la cabeza de playa de la revolución, la misma revolución con otro rostro. Enfrentamos una realidad política moderna y distinta, pero contra los mismas ambiciones de dominio y explotación de nuestro país y su población. Estados Unidos y los otros países del imperialismo quieren influir en nuestros asuntos por las buenas y por las malas. Ofrecen préstamos con condiciones que empobrecen más y apoyan a grupos internos para dividir al país.
María Corina y sus aliados internos, ya enriquecidos hasta el hartazgo con la remuneración recibida por los ataques permanentes contra Venezuela, actúan como alcantarillas de tránsito para las presiones. Ellos impulsan las agresivas sanciones económicas impuestas con lo que buscan debilitar nuestra economía y socavar la estabilidad social. También llaman y facilitan en lo que pueden, las intervenciones tanto las sutiles que fomentan por los medios como la realizada con cañones y sangre.
Esa amenaza presente va directa al corazón de nuestra soberanía, ellos ante tantas derrotas quieren socavar el control que tenemos sobre el país y nuestra capacidad de tomar decisiones. El resultado es que han golpeado la economía, empobrecido al país, a su población pero no han quebrado la determinación. Según datos del Banco Central, esas medidas han reducido el PIB en más del 70% desde 2013. Pero nosotros resistimos. Y estamos luchando por la riqueza para todos.
Algunos políticos y medios locales toman voces de otros países y las hacen sonar más fuerte aquí, así los medios, en busca de atención, publican titulares sensacionalistas de afuera, incoherentes, como si fueran hechos locales. Esto trata de confundir a la gente común, que busca entender los problemas cercanos. Y todo lo hacen para ganar espacios y generar confusión.
Pero nuestro pasado está unido con nuestro presente y el cemento que lo une es la independencia, la soberanía, la lucha de Bolívar. Constituyen una unidad. Cada generación defiende lo que vino antes. El presente cimenta toda nuestra historia. No estamos dispuesto a ceder y perder ese fruto histórico que lleva contenidos de siglos. Por eso, la defensa actual no es solo política, es total, y se impone como deber moral hacia los que lucharon primero.
El Estado venezolano lleva esa continuidad en sí mismo. No es solo un gobierno. No es solo Chávez, o Maduro, o Diosdado. Es una voluntad de ser libres que no muere. Historia, política, territorio, filosofía se unen. Son ideas y sentimientos vivos y vivientes, pues somos soberanos y queremos seguir siéndolo. Y esa resistencia da sentido a todo. Y con ella el Estado se fortalece, pues cada venezolano es como un eslabón en esa cadena de libertad y pertenencia a la nación, iniciada durante la independencia hasta la lucha actual. Es la herencia de Bolívar.