Operación de “IA” de manos a la obra contra Maduro

El mundo en ascuas con una flotilla antidrogas gringa recorriendo El Caribe donde, se supone que trafica la droga que lo más seguro no se produce en Venezuela y, siendo los EEUU el mayor consumidor de ellas sobre la tierra que vive de su cultura de más abstracción y provecho a la vista.

Y la gran escaramuza de la acción que conforman el dúo: Trump y su secretario de estado Marco Rubio, como personeros a tiempo completo de las intempestivas sorpresas, tratando cada uno de atrapar en sus redes de malas intenciones al mayor grupo de ingenuos que entren al círculo de sus imaginaciones de más mentiras a su provecho que, creíbles han de ser tan llenas de emoción como han sido concebidas para fabricar más torturas al viento de acabar con el régimen de Maduro.

¿Quién es más mentiroso entre Trump y Marco Rubio? Ambos son estrepitosos y algo difícil de demarcar, pero uno manda y el otro obedece y complace. Ambos parecen dos sabuesos de la prehistoria. Ambos odian a Maduro. Ambos quieren a Maduro fuera del poder y, en ese altercado de ideas, Marco Rubio aviva la llama de la confrontación de más vale tarde que nunca, aunque nunca sea subjetivo dentro de sus objetivos guerreristas del tiempo nos apremia.

Y Trump enfermo como está pensó que con un submarino atómico era más que suficiente para poner a parir a un pueblo que sufre de pocas atenciones, siendo este tan libre como se cree, enroscando más su poder con milicianos que siembran más la Patria con su presencia callejera, lo que a buen observador no deja suponer que Bolívar sigue siendo el poder de Venezuela y, su pensamiento tan diferente a la de los gringos y, no olvidar que, "Para nosotros la patria es América, nosotros somos un pequeño género humano". Así lo dijo y así será.

Y entre zabullidas de falsa expectación fácil es deducir que entre Trump y Marco Rubio hay gato encerrado que, tal vigilado como está El mar Caribe, a quien se le podría ocurrir mandar un bote con drogas hacia los EEUU, eso no cabe en ninguna cabeza que no sea la de Trump y Marco Rubio, es decir, a otro perro con ese hueso y, lo peor, lo destruyeron, y por qué no lo asaltaron. Burdo, burdo, y dónde está la droga y en la embarcación que presentan no caben 11 tripulantes. Menudo enredo para enredar a quién se habrá de saber.

Y el Pacífico libre tan libre como para que le entre a los EEUU la droga de su subsistencia mientras Trump la caza en El mar Caribe con lanza misiles a la expectativa.

Mientras, Trump y Marco Rubio, seguirán jugando con su deepfake como fraude o trampa de su artificialidad imaginativa de sumar tontos a su desespero de más de lo mismo en su entorno de "A quien que madruga, Dios le ayuda".



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Esteban Rojas


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