¡Histórico!: así fue la espantosa humillación del canalla Harry Truman a Rómulo Gallegos…

  1. En 1948, el embajador de Estados Unidos en Venezuela es Walter J. Donnelly, y en cuanto es derrocado el presidente Rómulo Gallegos este diplomático gringo de ipso facto reconoce a los nuevos inquilinos de Miraflores. No esperaron ni 24 horas para reconocer el golpe de estado que estaban dando Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud. En un comunicado de la embajada expresa Walter J. Donnelly que en nombre del gobierno de EE UU, expresa su satisfacción con el nuevo gobierno venezolano y que las históricas relaciones de buena voluntad y amistad se continuarán manteniendo.

  2. El Departamento de Estado norteamericano había traicionado a Rómulo Gallegos, le había dado un golpe mortal. El autor de "Doña Bárbara" se ve obligado a refugiarse en La Habana, pero previamente declara que EE UU ha participado en su derrocamiento lo que es muy mal visto por Washington; dice Rómulo Gallegos que su ministro de Obras Públicas, Edgar Pardo Stolk, había visto en Miraflores, el 24 de noviembre, al Agregado Militar, Coronel Adams, dando instrucciones a las fuerzas militares golpistas. Pues bien, unas declaraciones que llegan a la Casa Blanca y que hay que contrarrestar a como dé lugar. Entonces, para dorar la píldora, el Presidente Harry Truman envía a La Habana, a su embajador en Caracas, míster Donnelly, para explicarle "que ellos no habían tenido nada que ver con el golpe. Rómulo Betancourt que está en ese momento al lado de Gallegos, le pide que por favor acepte de buena fe las explicaciones que les da míster Donnelly.

  3. El derrocado Presidente, Rómulo Gallegos, se siente abrumado y deprimido, sin fuerzas para enfrentarse a Míster Danger, de tal modo que en la revista "Bohemia"1

  4. parecen unas declaraciones suyas, expresadas en una carta "de desagravio" a Harry Truman por las imputaciones que él mismo le había hecho. Sin embargo, aclaró el afamado escritor: "He aceptado como buenas las declaraciones que a propósito de algunas de las mías ha hecho el Departamento de Estado del Gobierno de su Excelencia sobre la no comprobada participación, de sus personajes ni de sus intereses norteamericanos, en el golpe militar que de manera criminal se ha adueñado del gobierno de Venezuela… Pero viene a ocurrir ahora –y he de plantearlo con absoluta sinceridad- que si el legítimo Gobierno de Su Excelencia, en uso de su soberano arbitrio, de todo mi respeto, llegare a reconocer el gobierno espurio de mi país o con él continúa manteniendo relaciones amistosas, toda esa obra hermosa de la citada política de buena vecindad habría sido esfuerzo frustrado y tendríamos que contemplar la ruina definitiva de nuestras mejores aspiraciones y entendimientos cordiales, tanto en la paz,… Porque los venezolanos –en este caso- no podríamos entender que fuese buen vecino, inspiración de cordialidad, quien motivos de orden material condescendiera con los atropellos de la fuerza contra el derecho".

  5. Qué ingenuo era Gallegos, no conocía para nada a los gringos. Lo habían derrocado los gringos, y ahora les pedía perdón públicamente y en carta a dirigida a la Casa Blanca por haber pensado mal sobre Harry El Sucio… Resulta que Nelson Rockefeller en conversación con Betancourt le había prometido que los adecos volverían al poder una vez que Pérez Jiménez hubiese terminado un contrato adjudicado a la Estándar Oil Company. Que contara con eso…

  6. La respuesta de Truman a Gallegos2

  7. es parecida a la que Colin Powell le dio al mundo en abril, después que Pedro Carmona Estanga había cogido las de Villa Diego: "En su carta usted sugiere que el reconocimiento del actual gobierno de facto de Venezuela por los Estados Unidos destruiría la obra de la política del Buen Vecino y constituiría aquiescencia en la violación del derecho por la fuerza. La posibilidad de demorar el reconocimiento fue muy cuidadosamente considerada desde todos los puntos de vista y fue mi opinión y la de mis consejeros que no era el camino mejor conducente al logro de los fines que usted y yo cordialmente deseamos. Desde la administración del Presidente Jefferson ha sido política general de este Gobierno, con algunas excepciones, mantener relaciones diplomáticas con cualquier Gobierno que controle la maquinaria administrativa de cualquier Estado… Comprendo, desde luego, que nuestra acción al otorgar reconocimiento a la Junta de Gobierno de Venezuela le haya producido a usted contrariedad y lamento que así haya sido. … Harry Truman".

  8. Truman, como Nixon (en el caso de Allende) o Bush (en el caso de Irak), mentía como un bellaco. El embajador Donnelly envió "preocupantes informes" al Departamento de Estado sobre la organización sindicalista en el sector petrolero venezolano, en donde había muchos comunistas y adecos anti-norteamericanos. Donnelly le expresó en varias ocasiones a Gallegos este problema aun cuando Betancourt le había ofrecido aplicar una severa purga en este sector sindical. Lo que preocupaba a Donnelly era la formación de una sociedad civil que pudiera regirse sin el severo control yanqui, cosa que sí ellos podían impedir a través de un régimen militar. Para no irse por las armas ni andar divagando con paliativos republicanos, Donnelly le dio luz verde a un grupo de militares encabezados por Pérez Jiménez que derribaran al pobre Gallegos.

  9. Se descubrió luego un telegrama de Donnelly al Departamento de Estado, de fecha el 5 de diciembre de 1948, en que le pide a su gobierno que no dudara un segundo en reconocer a la Junta Militar. "Mientras la Embajada realiza esa política de alta diplomacia, la Agregaduría Militar de la Embajada había, simultáneamente, azuzado a los militares, manteniendo con ellos una íntima relación y notificando al Pentágono lo conveniente del derrocamiento de un régimen incapaz de salvaguardar el orden en los campos petroleros, habiendo permitido la infiltración de los comunistas en el movimiento sindical3

  10. ".

1La Habana, Nº 7, del 13 de febrero de 1949

 

2Bohemia, La Habana, Nº 41, 13 de febrero de 1949.
 

3"Pérez Jiménez y su tiempo", Jiménez y su tiempo", Consorcio de Ediciones Carriles C.A., Ediciones Bexeller, Caracas, pág. 189.




















 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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