”Los números del cerebro”

Cuando necesitaba saber cómo funcionaba el cerebro humano
quería algo así como un tablero de instrumentos.

Si conduzco un automóvil, buscando una analogía para comunicar la idea que tenía hace un tiempo, quiero saber cuán rápido voy en ese automóvil, pero también cuánta gasolina tengo en el tanque.

Nadie, medianamente cuerdo en materia neuroinvestigativa, diría que necesita apenas un número. Necesitamos al menos dos números. En el caso del cerebro humano, necesitaba saber de por lo menos dos sólidas referencias, de dos aspectos claves, que me permitieran saber, con precisión, qué pasaba en el cerebro humano ante determinada situación, qué parte específicamente se había activado por esa situación y (ya en "el tablero del automóvil" comenzaría a ver un tercer número, como el de la temperatura o el de las revoluciones por minuto) por qué se había activado esa parte y no otra.

Entonces, si estoy conociendo un cerebro humano, quiero saber porqué el tálamo (componente del cerebro emocional) inhibe al hemisferio izquierdo (al cerebro de la razón) en una situación de emergencia extrema, poniendo al mando de nuestro comportamiento (en una situación de emergencia extrema) al cerebro básico o reptil (nuestro cerebro inconsciente).

Si voy conduciendo el automóvil únicamente atento al indicador de la velocidad en el tablero, y descuido los otros números, es muy probable que llegue hasta a fundir el motor, o que pueda quedarme a medianoche varado a la orilla de cualquier camino por unos tontos litros de gasolina que no puse en el tanque, pues esa aguja sencillamente no me interesaba porque iba muy apurado.

Así me ha pasado en mi búsqueda de "los números del cerebro". Ando buscando un tablero que me indique sabia y contundentemente a qué velocidad voy y si llevo combustible suficiente para llegar a donde quiero llegar. Si además logro precisar su temperatura y sus revoluciones por minuto, pues mucho mejor. Mi cerebro no se fundirá, rendirá mejor, me hará un poquito más feliz, llegará más lejos y será mucho más eficiente.

Esta analogía está inspirada en algo recientemente expresado por Joseph Stiglitz (premio Nobel de economía del 2001) relacionado con el PIB en una entrevista que concedió el 28/01/2020 a BBC Mundo.

Me gustó jugar con la ocurrencia de Stiglitz para combinar significados de PIB con automóvil. Me ha servido para combinar significados de Cerebros con automóvil.

A veces, por cierto, tratamos mejor a nuestro automóvil que a nuestros cerebros. Sabemos más del automóvil, tenemos su manual de uso siempre disponible y le hacemos sus mantenimientos y cuidados con una disciplina digna de admirarse. Jamás se nos ocurriría colocarle azúcar al tanque de la gasolina. O rodarlo 200.000 kilómetros sin hacerle cambio de aceite y filtro.

Con nuestros cerebros, sin embargo, improvisamos, no les hacemos ningún tipo de mantenimiento y llegamos, incluso, a negar que pueda existir algún manual de uso o algo que se le parezca. Les metemos "combustibles y lubricantes" que no son apropiados para sus correctos funcionamientos y desconocemos sus partes más elementales.

Coloque usted un borne de la batería de un automóvil donde no corresponda y trate de encenderlo para que vea qué pasa.

A veces con nuestros hijos no solamente colocamos el borne al revés en sus cerebros, sino que pretendemos hacerlos funcionar sin la batería de nuestros abrazos y nuestros besos.

Estamos a tiempo de poner a andar, como debe ser, los cerebros de nuestra sociedad... Comencemos por leer el manual ¿si?

*Prof. Miembro de la Comunidad de Aprendizaje
UNESR - CALEB en el estado Lara.

 

rafael.neurocoach@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1193 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter