La Izquierda venezolana en su laberinto

Tanto la izquierda venezolana como la latinoamericana, tienen una larga historia de divisiones, enfrentamientos, zancadillas, serruchadas, deserciones, reacomodos, y pare usted de contar. Podría decirse que es una historia de nunca acabar, la cual trasciende más de lo usual en los tiempos actuales, por las circunstancias tan adversas a la que está sometido el Proceso Revolucionario en nuestro país.

Alguien podría decir, la derecha venezolana también está en crisis. Está fracturada, no se ponen de acuerdo y se sacan los trapos al sol. Sin embargo, esta derecha, y aún más la ultraderecha, tiene coherencia, y de la buena, en sus objetivos políticos, aunque no tenga un Proyecto Político que ofrecerle al pueblo trabajador, al campesino y a la clase media venezolana. Es más, le tiene sin cuidado sí no tiene ni siquiera un borrador de Proyecto para plantear lo que harían por nosotros y por nuestro país.

A decir verdad, el principal proyecto de la derecha es entregar, privatizar, regalar, condonar, etc las riquezas del país, así como el desmantelamiento y la eliminación de todo lo que huela a Revolución, Socialismo, justicia social, solidaridad, y por supuesto, al Chavismo.

Una vez más, se ha puesto en el tapete político una discusión bizantina entre algunos sectores de la izquierda venezolana. Estos lucen como masoquistas, acomodaticios, tercos y con un gran sentido ahistórico. Que debería hacerse?, que tendría que plantearse? y de que manera, para que entiendan que el enemigo no está entre ellos. El verdadero y tenebroso enemigo está sentado al frente de las corporaciones y transnacionales, en la casa blanca y en el capitolio estadounidense, esperando ver pasar el cadáver de la izquierda venezolana y la de toda América del Sur y Central. Es más, la derecha-ultraderecha de aquí, así como el gobierno colombiano, son unos pobres enemigos, sino fuera por el descomunal apoyo que han estado recibiendo desde los tiempos del Libertador hasta nuestros días.

Si damos un somero vistazo a lo que han publicado los opinadores de los diversos sectores de la izquierda que actualmente están enfrentados, provoca coger una correa y darle una zurra para que sean serios. Los calificativos usados para descalificarse entre ellos son dignos de mejor causa. Así tenemos: izquierda crítica, izquierda trasnochada, izquierda intelectual, izquierda caviar, izquierda revolucionaria, izquierda divisionista, izquierda socialista democrática, etc. Pero llama la atención que no ha aparecido, ni creo que aparecerá, una izquierda reflexiva. Tal vez esa podría ser las más creíble.

Por Dios, como es posible que se malgaste tal cantidad de tiempo, fuerza intelectual y de centimetraje de opinión en una lucha estéril, totalmente estéril, la cual beneficia sólo a nuestros enemigos, quienes están allí esperando el debilitamiento del Proceso Revolucionario, así como el agotamiento de las bases populares, sustento fundamental de nuestra cara Revolución Socialista.

No me cansaré de insistir machaconamente, que por encima de las diferencias y de los matices, está la preservación de este Proyecto visionario, única alternativa para la emancipación de nuestro pueblo y también la única garantía de proteger nuestra soberanía y autodeterminación. Existe una gran responsabilidad y compromiso no solo con la base Chavista, también la hay con todo el país.

Tampoco me cansaré de decir que sí la derecha-ultraderecha alguna vez accede al poder, vamos a pagar muy caro y por un largo tiempo, el haber puesto en marcha la posibilidad de vivir en Revolución, en una sociedad más justa y diferente. El Comandante Chávez nos advirtió con mucha antelación, que todos los obstáculos del mundo se iban a desplegar para impedir que se llevara a feliz término ese gran ideal Chavista. Este enfrentamiento dentro de la izquierda es, a todas luces, un claro ejemplo.

Toda la gente de izquierda debería analizar con respeto y ponderación las opciones de lucha y deponer actitudes lesivas, para unirnos y enfrentar junto con el pueblo, a los enemigos que nos acechan y son cada vez más despiadados e implacables, contra los cuales hay que luchar, ser creativos y resistir aún más!

30 de Enero, 2021.



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Josefa Contreras


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