Dejarse de pendejadas

La campaña de desinformación contra la Revolución Bolivariana cumplió ya más de una década. Dentro y fuera del país. El clímax lo vivimos en 2002 con Tom y Jerry como voceros de una nueva dictadura. De allá para acá la lista de campañas antisoberanas que acumula la oposición en Venezuela es larga, extensa, sorprendente, pitiyanqui y, a ratos, hilarante.

La más peligrosa es la última que pretende demostrarle al mundo que en Venezuela funciona un narco estado. Para ello echan mano de cualquier cosa. En esta campaña interviene la DEA, exmagistrados delincuentes, periodistas dizque “informados” venezolanos y extranjeros, la CIA, Obama y cualquiera de los decenas de “voceros del Departamento de Estado” gringo.

Muchas de esas “informaciones” no tienen detrás ni una sola respuesta verdadera o creíble a las cinco famosas preguntas que redactan la entrada de una noticia: qué, quién cómo, cuándo, dónde y por qué. Ni Tom y Jerry pueden ocultar el caradurismo de algunos, en un país donde se sabe hace décadas que un juez tasa su justicia en billetes verdes. No sé por qué, pero me acuerdo de una exjueza detenida convertida en presa política y heroína.

Y ha sido tan eficiente esa propaganda, ha sido tan efectivo el despliegue de todas las armas con las que cuenta el imperio y sus acólitos para la guerra de cuarta generación, que hasta dentro de las filas del chavismo hay gente que ya empezó a contar cuántos kilos de droga incautada ha mostrado el Ministro del Poder Popular de Interior y Justicia para ver si es proporcional (o no proporcional) al número de gringos y europeos que se pasan la vida en una sola trona.

Pero al lado de las conductas apátridas hay gente que deja un espacito para el sexo y la lujuria, que no sólo de política se vive. Recientemente una articulista muy respetada en sectores de la oposición escribió una pieza digna de ser retuiteada por cuentas Twitter de sexo y de autoayuda. Dejarse penetrar, llamó a su artículo y en él compartió su percepción de un encuentro en Venezuela entre Hugo Chávez y Fidel Castro en el año 2006: “Y se incluía una foto donde aparecían los dos comandantes uniendo sus manos en el mango de la daga de Bolívar, de tal guisa que parecían una pareja del mismo género en trance de contemplar un falo”. Preferencias de la escritora: lectura triple X con inclinaciones hacia el “sexo histórico”.

Y es que a la saga iniciada por Ramos Allup, con aquello de “petimetres, lechuguinos y mariposones”, adjetivos con los que describió la vida de algunos dirigentes del Comando Tricolor que ahora se llama Venezuela, que antes era Coordinadora Democrática y cuyo comando central siempre ha estado al norte de América, ha despertado una prosa perversista, digna del premio de narrativa erótica La Sonrisa Vertical. Está dicho, hay que dejarse… de pendejadas. Esta campaña electoral promete.


mechacin@gmail.com
@mercedeschacin


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Mercedes Chacín


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