La libertad de prensa en Estados Unidos

La colonización informativa del imperio es prácticamente absoluta en
todo el mundo porque las informaciones sobre política interna
estadounidense tienen un gran protagonismo en los medios de
comunicación de todo el mundo dado que las decisiones que se toman en
ese país afectan a toda la comunidad internacional y porque Estados
Unidos es el centro del sistema nervioso del sistema comunicacional
mundial y las noticias que allí se generan tienen garantizada su
transmisión por todo el globo.

Ello se explica con amplitud en el capitulo dedicado a Estados Unidos
en el libro “Desinformación: Cómo los medios ocultan al mundo” de
Pascual Serrano que he comentado con anterioridad.

Algunos acontecimientos puntuales, tales como la tragedia humana
generada por el ciclón Katrina, permiten el análisis de los rasgos
esenciales del comportamiento de los medios corporativos de prensa en
la superpotencia. Se silenciaba, por ejemplo, que seis semanas tras la
catástrofe, los blancos ricos habían podido volver a sus casas y el
centro comercial tenia agua, electricidad y todas las facilidades, en
tanto que los barrios de negros seguían llenos de escombros y soldados
fuertemente armados que impedían a sus vecinos instalarse en las
suyas.

De los negocios de la reconstrucción de Nueva Orleans no se ha hablado
aún en los grandes medios. Solo la prensa progresista mexicana ha
publicado que una ley que obligaba a los contratistas a pagar sueldos
equivalentes a los que predominan en la región fue suspendida para que
empresas como Halliburton pagaran menos del salario mínimo a
inmigrantes mexicanos y centroamericanos traídos para los trabajos de
la reconstrucción en Nueva Orleans, mientras cobraban al gobierno
como si pagaran sueldos altos.

Se denunciaba la situación de abandono de los cadáveres tras el
huracán pero no se explicaba que se impedía a los trabajadores
emergentes y agentes funerarios voluntarios recoger los cadáveres.
Tras la victoria electoral de Obama, el New York Times difundió una
encuesta acerca del apoyo que éste tuvo, desglosando razas, sexos,
población rural o urbana, nivel educativo y edad. Pero no se
especificaban las clases sociales, como si no existieran diferencias
entre ricos y pobres en la sociedad estadounidense.

La mayoría de las encuestas, para averiguar la clase social del
encuestado limita las opciones a tres: clase alta, media o baja, y la
amplia mayoría se define como clase media. En las raras ocasiones en
que se es más preciso, el 46% se define como clase trabajadora y el 32
% clase media. El término clase obrera o trabajadora apenas se utiliza
en los medios o en la cultura política estadounidense.

El término exiliado nunca se emplea para quienes se han visto
obligados a salir de Estados Unidos por razones legales, como son los
casos del ajedrecista Bobby Fisher y el director de cine Roman
Polanski, exiliados respectivamente en Islandia y Francia.

Estados Unidos es el único país del mundo desarrollado donde la
financiación de las campañas electorales es privada. La mayoría de los
fondos proceden de grupos financieros y empresariales que así compran
su acceso a los candidatos y la capacidad de influir en sus políticas
públicas. La prensa corporativa jamás habla de esto.

Según las estadísticas, el 94% de los candidatos al congreso de
Estados Unidos que ganaron las elecciones en 2006 fueron los mejor
financiados. La ley establece que para poder participar en los debates
televisivos de la campaña electoral, el candidato debe haber gastado o
recaudado no menos de medio millón de dólares. Por cierto, el 40% de
los congresistas son allí millonarios.

Una constante de la cobertura informativa de las elecciones en Estados
Unidos es mostrar más el carácter y la personalidad de los candidatos
que sus verdaderas propuestas políticas. Los medios y los políticos
coinciden en la estrategia de no abordar los temas que preocupan a la
población, manteniéndolos fuera de la vista de los lectores, según
Noam Chomsky, citado por Serrano.

La información que recibe la comunidad internacional a través de los
grandes medios no explica el funcionamiento del sistema electoral
estadounidense. Por ejemplo, la razón por la que la opción política se
limita a dos partidos, ambos influenciados por los grandes grupos
económicos, financieros y corporativos.

Esta situación explica la alienación de la mayoría de la población que
no se siente representada por esos dos partidos políticos. El 72% de
la población no se considera representado en el Congreso, lo que se
considera causa de una enorme abstención.

Serrano hace notar que el control oficial sobre los medios se ha
incrementado en Estados Unidos con la excusa de la lucha contra el
terrorismo y que los agentes gubernamentales infiltrados en los medios
se han convertido en algo que es aceptado como normal.

La abundancia de libros con contenidos críticos y negativos que se
publican obedece a la ausencia de esa visión en los grandes medios,
dice Pascual Serrano.…Y a la tolerancia del establishment en aras de
blasonar de libertad de prensa porque considera que la escasa
circulación y alcance de tales publicaciones les impide competir con
los fabulosas recursos de que dispone la prensa corporativa, estimo
yo.

manuelyepe@gmail.com


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Manuel E. Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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