Es interesante observar el
hecho, de como se vienen proliferando una serie de programas de televisión,
donde los moderadores de dichos programas en su ejercicio de periodistas o
analistas, lo que hacen, es leer titulares y contenidos de prensas con la
intención de darles una interpretación a la lectura que realizan, obedeciendo
solamente a criterios personalistas o criterios de quién escribe el artículo.
Estos programas se han proliferado y puesto a la orden del día; están presentes en todas las televisoras del país y constituyen una práctica común del periodismo televisivo de hoy.
Escuchar detenidamente
cada uno de estos programas, que se hacen llamar programas de opinión, donde los
periodistas y supuestos analistas, al leer el titular y el contenido de la
prensa de turno, hacen un “audaz ejercicio de interpretación” con el
pretendido hecho de hacer llegar lo que según ellos han considerado lo “correcto
del análisis” del artículo.
Lo que despierta la
curiosidad de estos “tipos de programas”, es la desfachatez con que esos
periodistas abordan un determinado tema publicado en la prensa y lo que ellos han
considerado (según “la prensa que tengan en la mano”) la mejor noticia
del día con el mejor análisis del momento.
Todo un ejercicio de falta
de respeto a la inteligencia de los televidentes. Donde ellos pretenden hacer
ver, que el común de los ciudadanos, no son capaces de evaluar y analizar la
veracidad de las noticias del día.
Estos programas de televisión
se han constituidos en un verdadero ente de la prostitución de la comunicación
y de la información.
Hacen que el ejercicio del periodismo tome una imagen de mediocridad y vaguedad ante los diferentes hechos y acontecimientos que a diario se presentan a nivel nacional e internacional.
Los periodistas, que
asumen la función de conductor o moderador de éstos tipos de programas, olvidan
que el televidente es también un ente pensante, y que por lo tanto, estos
programas deberían de ser presentados
con un verdadero marco de análisis y de opiniones diferentes; donde el
televidente tenga la oportunidad de escuchar en viva voz la opinión de los
expertos que sepan de la materia de la cual pudieran estar tratando.
Y no que se presente a un periodista, que haga a su vez de analista y opinador de turno, dejando de un lado la inteligencia del televidente que aspira escuchar opiniones justas, veraces y sostenidas técnicamente.
Lo cierto es, que estos
programas se han convertido en unos concursos de lecturas, donde se escuchan y
se observan periodistas, que simplemente leen un titular y sus respectivos contenidos
con una falta de dicción y una falta de sentido del estudio de la comparación que
en todo análisis concienzudo debería realizarse.
La televisión, en todos
sus programas que se hacen llamar “programas de opinión”, se han convertido en
un espacio de relleno. Porque estos periodistas simplemente no realizan
verdaderos trabajos de investigación y solo se han limitado a leer titulares de
prensa.
Los televidentes esperamos que los canales de televisión conjuntamente con sus periodistas, hagan un esfuerzo por entendernos y que se den cuenta que en éste país existe una población que ha cambiado su forma de pensar y que ha adquirido un nivel de comprensión de los hechos que a diario ocurren en el entorno mundial.
Los televidentes no queremos más programas donde aparezcan periodistas haciendo un intento de su capacidad de lectura, sino, verdaderos programas de opinión.
(*) Lic.salazarcu@gmail.com