La Unión Europea crea un nuevo pacto de defensa para reducir la dependencia de EEUU

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El pasado 13 de noviembre la Unión Europea de manera oficial inició una nueva era en la cooperación para la defensa mediante un programa militar conjunto de inversiones, investigación y desarrollo conocido como Cooperación Estructural Permanente (PESCO sigla en inglés). Los ministros de defensa y relaciones exteriores se reunieron para la ceremonia de la firma en la ciudad de Bruselas representando a los 23 gobiernos que se unen al pacto el cual será legalmente vinculante cuando sea firmado por los jefes de estado durante la cumbre de la Unión Europea a mediados de este mes. Con tantos ministros firmando la aprobación esto se da como un hecho. Desde ahora en adelante, la Unión Europea desempeñará un rol más coherente en el trato de las crisis internacionales al tiempo que reduce su dependencia de Estados Unidos.

El Reino Unido que está pautado para abandonar la Unión Europea el año 2019 no forma parte del PESCO. Hasta que se produjo el BREXIT Londres se había opuesto a la idea de una Unión para la Defensa Europea o Ejército Europeo, argumentando que eso socavaría a la OTAN y a la alianza del Reino Unido con Estados Unidos. Dinamarca, que cuenta con una cláusula especial de exclusión voluntaria, se espera que no participe. Irlanda, Portugal y Malta aún no deciden si participan o no.

Esta es la primerísima vez que estados miembros de la Unión Europea se vinculan legalmente en proyectos conjuntos como también se comprometen aumentar el gasto en la defensa y contribuir a un despliegue rápido. Los países miembros presentarán un plan de acción que describe cuáles son sus objetivos para la defensa. La jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, los jefes militares de la Unión y la Agencia para la Defensa de Europa evaluarán si los planes acordados están siendo acatados. Aquellos estados que no cumplan con sus compromisos podrán ser eliminados de la agrupación.

PESCO apunta a la reducción de los diferentes sistemas de armas en Europa y a promover la integración militar. También se desea establecer el entrenamiento conjunto de oficiales militares. El desarrollo integrado de las capacidades militares europeas permitirá a la Unión Europea realizar operaciones separadamente o en coordinación con la OTAN. Formalmente la Alianza del Atlántico Norte apoya el proyecto buscando beneficiarse con ejércitos más poderosos.

Federica Mogherini denominó el acuerdo como "un momento histórico en la defensa europea." Según ella, el PESCO se complementará con la OTAN, tratado en el que 22 de los 28 países europeos son miembros. La Unión Europea –dijo ella—tiene las herramientas para luchar una guerra híbrida –es decir el empleo de armamento convencional mezclado con cosas como la propaganda y ataques cibernéticos—cosas con las que no cuenta la alianza militar. El ministro de relaciones exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, elogió el acuerdo como "un paso hacia la auto suficiencia y el fortalecimiento de la seguridad y la política de defensa de la Unión Europea, paso que realmente marca un hito en el desarrollo europeo."

A través del PESCO los países europeos se comprometerán a aumentar el gasto militar. El pacto tendrá que ser respaldado con un fondo para la defensa de cinco mil millones de euros para la adquisición de armamento, un fondo especial para financiar operaciones y dineros provenientes del presupuesto común de la Unión Europea para la investigación para la defensa. Los esfuerzos conjuntos reducirán la duplicación y el derroche. Hasta ahora se han presentado más de 50 proyectos conjuntos en los campos de la capacidad defensiva y las operaciones militares. El Reino Unido y otros estados que no forman parte del PESCO pueden participar en algunos proyectos si eso resulta beneficioso para la Unión Europea como un todo.

El pasado 10 de noviembre la Comisión Europea también propuso una serie de medidas a menudo denominadas "militares sin fronteras" con el objeto de facilitar los movimientos de fuerzas y equipos para la defensa entre los estados miembros. Los movimientos encajan con las metas planteadas por el documento estratégico de la Unión Europea titulado "Estrategia Global de la Unión Europea" en el sentido que el bloque debe crear una mayor autonomía militar de la OTAN. "Como europeos debemos asumir una mayor responsabilidad en relación a nuestra seguridad. Debemos estar listos y ser capaces de detener, replicar y protegernos contra cualquier amenaza externa", señala el documento.

La capacidad militar independiente de la Unión Europea debilitaría a la OTAN y pondrá fin a la dependencia de Europa de Estados Unidos. Suecia y Finlandia, ambos miembros de la Unión Europea, pero fuera de la OTAN, podrían considerar preferible una alianza europea antes de la Alianza del Atlántico Norte. Después de todo, los estados europeos se enredaron en los conflictos militares de Irak y Afganistán por solidaridad con Estados Unidos y no porque hubiese intereses europeos comprometidos. Solo estos dos ejemplos son suficientes para sentar el precedente europeo por sobre la seguridad transatlántica. Muy a menudo estos intereses no coinciden. Hoy en día una fuerza fronteriza conjunta para contener el flujo de refugiados y no un despliegue de fuerzas para contener a Rusia, es la verdadera prioridad para los europeos.

Estados Unidos ve la crisis migratoria de Europa como un problema remoto que no afecta directamente sus intereses. Tiene otras prioridades, tales como contener a China y oponerse a Irán, país donde las empresas europeas tienen grandes intereses económicos. Muchos ciudadanos norteamericanos cuestionan la necesidad de darles a los europeos un pasaje gratis. Ellos creen firmemente que los europeos deben hacer mucho más para mejorar su propia seguridad. Resulta natural que la Unión Europea, poderosa entidad internacional que cuenta con 28 miembros y que ostenta más del 20 por ciento del PIB global, intente adquirir la capacidad de llevar a cabo operaciones militares de manera independiente.

La idea de crear un potencial defensivo europeo independiente tiene tanto sus pros como sus contras, pero hay algo indiscutible –solo una fuerza verdaderamente europea—y no un conjunto de ejércitos nacionales que operan bajo los auspicios de una OTAN encabezada por Estados Unidos—puede en realizar proteger los intereses europeos. Europa justamente ha dada un gran paso adelante alejándose de la dependencia de Estados Unidos, por una mayor independencia y capacidad para establecer sus propias prioridades.

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