Ficciones de una economía de crecimiento rápido

Los ministros de economía de América Latina, discutían por estos días la manera de impulsar el desarrollo en sus respectivos países, desarrollo que no se logró después de 15 años de los mejores precios de las materias primas, sirvió si, para los índices macroeconómicos para controlar la inflación en algunos países no así para frenar la especulación ni para sostener en la clase media a los pobres que llegaron a ella.

Considerar que el ascenso de los pobres a la clase media es un logro socialista es una ficción, países como Brasil, Venezuela, Sudáfrica, Ecuador, Indonesia, gracias a un crecimiento acelerado de su economía saco a millones de la pobreza para colocarlos en la clase media proporcionándoles créditos para gastar sin control.

Es una ilusión este tipo de crecimiento porque las personas gastan más de lo que tienen, el caso brasileño debe servir de ejemplo para alertar al resto de los países de la región y a los gobiernos revolucionarios especialmente que buscan estimular el consumo sosteniendo los subsidios y la inversión de obras públicas y sociales sin tener el respaldo ni el cambio de matriz productiva.

Cerrar la brecha entre ricos y pobres expandiendo el consumo, contratando miles de trabajadores, fortaleciendo y engrosando la clase media requiere ampliar la seguridad social, mas obras públicas, un mejor servicio con un enorme gasto fiscal además de subsidiar los combustibles, la energía, esta política requiere que los bancos abran sus puertas para entregar miles de millones de dólares para compras de vehículos, casas, ampliaciones de vivienda, negocios o simplemente placer como hizo Brasil.

Este tipo de política económica, inicialmente, logra elevar los niveles de crecimiento, pero, sin tener el respaldo de la productividad el crecimiento a largo plazo es otra ficción, la gente que engrosa la clase media regresa a la clase pobre porque deben recortar los gastos para sobrevivir y sin empleo y sin créditos la nueva clase media es otra ficción, además, porque, no cuenta con un sólido respaldo intelectual del conocimiento que no es lo mismo que aprender a leer o escribir y firmar en un documento.

Es necesario que la gente entienda la responsabilidad que implica mejorar la situación económica de la familia, de la sociedad, y esta situación se da en todos los países Latinoamericanos, los brasileños se toparon de la noche a la mañana con dinero y no sabían qué hacer con él, el gobierno los oriento hacia el consumo, podían salir del país y comprar hasta 5.000 dólares, al regreso no pagarían impuestos así se la pasaron con un consumismo irresponsable, hoy, no hay ese dinero sus proyectos se pararon y no saben en qué clase social se encuentran.

Los economistas dicen que la expansión de los créditos es un fenómeno positivo, el caso brasileño nos enseña como un exceso de deuda es capaz de descarrilar a los que llegan a la clase media a pesar de la supuesta fortaleza de la banca cuya deuda de consumo 50% del PIB está por debajo de los parámetros internacionales y por la fortaleza del banco central brasileño que cuenta con más de 370.000 millones de dólares en reservas internacionales.

Pero, existen temores por saber hasta dónde ascenderá la clase media por la deuda de consumo y cuán rápido por el ingreso familiar del 20% dedicado par el pago de deudas, monto demasiado alto si se lo compara con el de EEUU del 10%.

El Banco Mundial proyecta una desaceleración en el crecimiento de América latina por el orden del 4.5% del PIB comparte este estimativo el FMI “las compras han terminado” dice la realidad brasileña, un país socialmente pobre que depende exclusivamente de las importaciones de materias primas, ascenso ficticio impulsado por comparadores que ya no venden como antes porque los créditos de consumo ya no se duplican o triplican como lo hicieran en el 2010-11 y 12.

Los bancos ya no prestan como antes por la caída de las exportaciones a China y por el bajón que sufrieron sus manufacturas causado por el fortalecimiento del real, se calcula que Brasil crecerá al 2.4% frente al 7.5% del PIB del 2010.

Esa misma ficción disparo la inflación al 6%, dice un artículo dedicado a la economía brasileña, conforme la demanda superaba la producción y de la economía para proveerlos, resultado, el banco central subió el interés a los préstamos para poder controlar la inflación.

Brasil, Colombia, Perú, sufrieron fuertes protestas por esta ficción económica que solo contenta lo macro de los índices pero que se olvida por completo del aspecto humano de la gente.

Hasta junio de este año los créditos en Brasil acumulaban un retraso de 90 días, el doble de las demoras en Sudáfrica, India, México y Rusia dice la calificadora Fitch Ratings.

Las personas gastan más de lo que tienen por la ilusión del crecimiento económico, es lo que hacen los capitales especulativos que son cambiados por monedas de alto retorno como el real, el peso colombiano y chileno, el sol peruano, terminaron por generar la guerra de divisas que afecto la producción local.

Pero hay otra versión, Christine Legarde del FMI dice “la depreciación de las monedas pueden reducir el costo de las exportaciones influyendo en las industrias domésticas y en las exportaciones para que se vuelvan más competitivas ya que se eleva el costo de las importaciones”.


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Raul Crespo


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