Túnez Insurgente

¿Restauración o Cambio?

Si el Pueblo un día quiere la Vida

Es preciso que fuerce el Destino

-Abul-Kacem Echâbbi

Poeta, Prócer de la Independencia de Túnez 


Contexto

Intifadat al Karâma o Insurrección de la Dignidad fue la chispa tunecina que en sólo 29 días encendió los predios en África del Norte, Medio Oriente, llegando hasta estimular a los indignados de Europa y EE.UU. La larga lucha de varias generaciones culminó así en aquella magnifica gesta insurreccional popular pacifica y victoriosa contra un Estado neocolonial.

Algunos factores fueron decisivos en última instancia: El neoliberalismo había agravado aún más grandes desequilibrios regionales mantenidos por décadas en una economía dependiente del turismo extranjero en zonas costeras para beneficio de empresas europeas y una burguesía parasitaria. Por otra parte, el alto grado de desempleo crónico de los jóvenes calculado en unos 25 % a nivel nacional, 2/3 de los cuales son cuadros altamente calificados técnica y académicamente, los llevó a la desesperación. El terrorismo de Estado con represión brutal y desprecio hacia los derechos humanos estimuló la rebeldía popular. El Estado acabó por ser secuestrado por el propio presidente -- sin dejar de mencionar sus actividades secretas como agente de la CIA y del Mossad israelí- con su pandilla mafiosa de estafadores, con una corrupción general desenfrenada a todos los niveles administrativo, económico y financiero, incluyendo tráfico de droga y de armas. Parecía que todo el país estaba por vender.

Secuencia de la sublevación popular: Resistencia de varias generaciones de luchadores desde el tiempo de la colonia hasta el presente, sufriendo torturas, años de cárceles y muertes. Huelgas reprimidas brutalmente. Desobediencia civil. Irreverencia obrera y estudiantil. Manifestaciones y rebeldía de calle cada vez más amplias con las mujeres y la juventud al frente. Finalmente, insurrección popular en forma de tsunami subiendo desde el sur y el oeste sin líderes ni partidos políticos, culminando con una huelga general nacional indefinida.

El pueblo ocupa la calle por días y noches, huye el tirano, cae su gobierno: el pueblo entonces con arrojo y dignidad exige y consigue la derogación de la vieja constitución, la prohibición del partido gobernante, la prosecución de los torturadores y francotiradores asesinos; el pueblo exige también una asamblea constituyente con una comisión independiente para vigilar el curso del periodo transicional y la preparación de las elecciones para dicha asamblea constituyente con paridad mujer/hombre.

El 23 de Octubre 2011 el pueblo vivió con alegría y gran sentido del civismo las  primeras elecciones legislativas libres y transparentes. Independientemente de los resultados, en sí mismo el evento es sin precedentes y de gran alcance. No cabe la menor duda.

Nueve meses habían transcurrido desde la caída del régimen que provocó  un despertar brutal de las fuerzas imperialistas occidentales con EEUU, Francia e Inglaterra al frente.  Ellos  trataron de retomar la iniciativa para frustrar el proceso liberador de la insurrección tanto en Túnez como en los demás países que siguieron su ejemplo, Egipto, Yemen, Bahréin, Jordania,

Marruecos, entre otros países en camino.  Acto seguido, se aprovecharon del contexto para poner en práctica sus viejos planes al estilo colonial de  invasión militar directa y masiva de la OTAN a un país soberano, Libia, sometiéndolo al saqueo de sus riquezas naturales. Y ahora están tratando de desestabilizar a Siria con ayuda de sus servidores de la Liga Árabe en función de sus intereses y los de Israel en el Medio Oriente. Han declarado públicamente que el Departamento de Estado y otra de sus agencias habían gastado unos treinta millones de dólares durante el periodo pre-electoral en Túnez.

Con sumo cinismo y desesperación, en Túnez, Egipto, Libia y más países árabes, estas potencias occidentales buscan alianzas con los Hermanos Musulmanes y elementos de Al Qaeda para asegurar sus planes contrarrevolucionarios. Era preciso convertir al ejemplo insurreccional tunecino en mal ejemplo, aparentándolo como finalmente derrotado a los ojos de otros pueblos del mundo africano y árabe que intentarían sublevarse. Al mismo tiempo, y en nombre de oportunistas convergencia de intereses, dichas potencias están afanadas en transfigurar a los islamistas en respetables demócratas made in USA, como partidos islámicos con pretensiones hegemónicas.

A la luz de los resultados de las elecciones en Túnez para la asamblea constituyente, el concurso de circunstancias históricas internas junto con el intervencionismo imperialista aseguraron una ventaja relativa a favor del movimiento islamista conservador llamado Ennahdha (renacimiento), con su tropa de choque fascista, los Salafistas.

Hasta aquí  parece que las fuerzas neocoloniales han logrado su objetivo de contener y convertir el “mal” ejemplo insurreccional de Túnez, tan odiado por los tiranos inquietos del África y del Medio Oriente, en un “buen” ejemplo decente a seguir, algo así como su nueva vidriera de un “Islam político moderado”. 

Más sin embargo, no se han percatado que el genio ya salió de la botella.

¡Por la independencia y la soberanía, Abul-Kacem vive, la lucha sigue!

 
 
 
 
    1. El Viento de la Tempestad

                    Contexto general del movimiento popular insurreccional

 
 
    1. Datos histórico - políticos

Túnez es un país africano con una historia milenaria prestigiosa. Su tamaño es pequeño, unos 166.000 km2, en la punta noreste del África y al sur del mediterráneo, frente a Italia, posición geográfica estratégica que atrajo desde la antigüedad hasta nuestros días la codicia y la invasión de varios imperios. 

 

En 1956, Túnez accede a una independencia formal al cabo de 76 años de colonialismo francés. En el transcurso de los últimos 55 años, sólo dos presidentes se habían turnado. El primero llegó al poder mediante una componenda con el imperio francés y dio un golpe de estado (¡vía la asamblea constituyente!) al monarca colaborador; mientras el segundo siendo primer ministro, agarró el poder también por un golpe de palacio en 1987 apoyado por fuerzas policiacas y no los militares. El primero creó a su antojo una constitución de tipo presidencial seudo republicana en un contexto propicio de unidad nacional anticolonial y antimonárquica. El segundo la manipuló por 23 años también a su antojo en un régimen autoritario y altamente corrompido apoyado por los gobiernos europeos, por EEUU, Israel, las multinacionales y los ricos risuelos vendidos del golfo árabe.

 
    1. Retrato instantáneo de los años de independencia formal

              Situación de la Mujer

En 1956 Túnez tiene seis millones de habitantes, sin recursos naturales o casi, con su fuerza laboral como elemento fundamental de su desarrollo y una tradición agrícola milenaria.  El primer presidente, por razones económicas y políticas, favoreció el estatus personal de la mujer tunecina, contribuyendo de forma paternalista pero eficiente a su emancipación de la poligamia feudal, tratando a la vez de ampliar la fuerza laboral y su propia base electoral. 

 

Para lograr éste objetivo, había también que liberar la mujer de las tradicionales maternidades sucesivas de 8 a 12 embarazos.  Es así como se aplicó por varios años la política de planificación familial en todo el país –con apoyo técnico y financiero estadunidense- para controlar la tradicionalmente alta demografía. En 55 años la población ni se duplicó, se ha pasado de los seis a sólo once millones de habitantes, cayendo desde el promedio de 8 hasta 3 hijos, siendo menos en zonas urbanas. Actualmente, la natalidad se estabilizó por debajo de dos hijos, o sea 1.67 per familia.

           Educación

Con el transcurso de los años, la ley orgánica de la escuela obligatoria para los dos géneros elevó la tasa de alfabetización a 72%,  con oficialmente el 95% de los niños escolarizados, siendo en principio la enseñanza obligatoria hasta los 14 años. La escuela y la universidad públicas son gratuitas, también el transporte estudiantil en zonas urbanas costeras, quedando los libros y demás necesarios a cargo de los padres, gastos a veces difíciles de satisfacer por muchas familias, aunque el Estado provee un subsidio del 4% para los más pobres. Existen escuelas y universidades privadas elitistas, algunas incluso extranjeras con programas propios, cupo limitado y alto costo de matrícula.

 

Sin embargo, la realidad es otra en los cinturones de las villas miseria alrededor de la capital, otras ciudades costeras y más aún en regiones rurales empobrecidas donde los pequeños escolares mal vestidos, mal calzados, mal alimentados, tienen que caminar solos a pie unos 5 a 7 kilómetros para alcanzar sus aulas y luego caminar otros tantos de regreso a sus hogares, sin mencionar los tiempos invernales de frio y lluvia cuando están obligados a resguardarse en casas donde en algunas zonas carecen de agua potable y de electricidad. En estas condiciones habrá seguramente más del 28% de analfabetos declarados, sobretodo en zonas rurales y suburbanas en los cinturones de miseria, y por supuesto más del 4% de pobres en el país.

 

En los últimos años, ha surgido el fenómeno de la brecha digital. 33% de la población tiene acceso al Internet, o sea alrededor de 3 500.000 personas, jóvenes en su mayoría. Comparativamente con otros países africanos, se puede afirmar que la población tunecina en general se caracteriza por su elevado nivel cultural y educacional. Sus numerosos contingentes profesionales, administrativos, técnicos y académicos son a menudo blanco de cazadores de cerebros para su fuga y objeto de explotación con bajos salarios  por parte de empresas extranjeras dentro y fuera del país.

 

             Salud

En principio la atención médica es gratuita pero con alta deficiencia de la calidad hospitalaria, lo que contribuyó a pesar de todo a alzar la esperanza de vida al nivel más alto de África, siendo 78 años para la mujer y 73 años para el hombre. Las clínicas privadas abundan, caras por supuesto, con una calidad que atrae pacientes de los países vecinos e incluso europeos.

 
  1. Presupuesto

En resumidas cuentas, en los últimos 55 años, éstas políticas estatales de la república han elevado sustancialmente el nivel educacional general de la mayor parte poblacional, creando a su vez un numeroso contingente de técnicos calificados y graduados universitarios para un mercado laboral muy limitado.  El presupuesto estatal de la educación es el más alto del país, seguido con él de la salud, mientras él de la defensa es el más bajo.

 

Para no inducir una interpretación errónea en cuanto al presupuesto de la defensa, vale recordar que el presidente derrocado creó una guarda pretoriana altamente sofisticada de unos 150.000 hombres y mujeres, objeto del terror de los ciudadanos, bajo su mando personal y ¡pagados por él! mientras había reducido a las fuerzas armadas nacionales (todas armas confundidas) a unos 15.000 hombres con armas cuando eran unos 50.000.

 
 
 
 
 
 

     4.   Luchas sociales: Condiciones generales de la rebeldía

 

Secuencia de la sublevación popular: Resistencia de varias generaciones de luchadores desde el tiempo de la colonia hasta el presente, sufriendo torturas, años de cárceles y muertes. Huelgas reprimidas brutalmente. Desobediencia civil. Irreverencia obrera y estudiantil. Manifestaciones y rebeldía de calle cada vez más amplias con las mujeres y la juventud al frente. Finalmente, insurrección popular en forma de tsunami subiendo desde el sur y el oeste sin líderes ni partidos políticos, culminando con una huelga general nacional indefinida.

 

Según estadísticas oficiales, en Túnez existe un alto índice de clase media hasta 65%, una clase obrera 22%, clasificados pobres 4% y los ricos 9 %; repartidos en 65% de población urbanizada y 35% rural.  Estas cifras oficiales pueden inducir a hacer creer que en Túnez una mayoría goza de una relativa buena calidad de vida, comparativamente con otros países africanos, menos Libia en los tiempos de Gaddhafi. Otras cifras del PIB enarboladas dentro y fuera del país apoyan con falsedad esta impresión.

 

La realidad es otra: El segundo presidente ahora derrocado había manipulado la constitución a su antojo con abierta complicidad de los imperios de EEUU y UE. Renovaba mandatos fraudulentos al 98% con muy baja concurrencia a las urnas. El país vivía con una alta deuda externa, un desempleo crónico llegando al 25% para los jóvenes, un alto porcentaje de los cuales son calificados profesionalmente y ni siquiera han tenido un primer empleo en su vida. En un país con tradición agrícola milenaria, granero de Roma en la antigüedad, se había abandonado el campo a las prácticas geófagas de los latifundistas. El afán de ganancia rápida y sin valor agregado movió la burguesía parasitaria junto con las multinacionales a vender playas, arena y sol con el auge invasivo de la industria turística en todo el litoral por cientos de kilómetros con la consecuente pauperización de la población en el campo, regiones del sur, centro, oeste y noroeste.

 

El régimen policiaco dictatorial había cerrado el camino a los partidos políticos, menos unos muy pocos usados como fachada pluralista. Los sindicatos se habían limitado a un rol blando de testigo y mediador ambiguo, superados por las bases.  La vida asociativa estaba atrofiada en manos del partido gubernamental. Los militantes combativos entre obreros y estudiantes sufrieron encarcelamiento, torturas y muerte. El presidente, su familia y sus agentes gozaban de impunidad con un comportamiento abiertamente mafioso a escala nacional. El conjunto de estos factores catastróficos había generado protestas, sublevaciones locales violentamente reprimidas, algo que la llamada opinión internacional callaba a sabiendas. Más de 1 150 000 ciudadanos son expatriados unos por motivos económicos, otros exiliados por salvar sus vidas.

 

 Todo lo cual llevó a una completa descomposición moral y una carencia total de legitimidad del régimen mafioso feroz que se apoderó del Estado con un Partido-estado, siempre apoyado tácita o abiertamente por las potencias imperiales occidentales hasta el propio día de su derrota por el pueblo insurrecto. No olvidar que el gobierno francés ofreció la víspera misma de ese derrocamiento enviar sus tropas de choque antimotines para salvar a su aliado y su régimen oprobioso. Acto seguido, ese mismo gobierno trató de lavarse la cara ofreciendo al blando gobierno actual de transición tunecino prestamos financieros y un pequeño asiento en una reunión del G8!   

 

Esta degeneración del régimen llegó hasta sacudir e infundir desesperación en su propia base sociopolítica, la burguesía parasitaria, los empresarios y la clase media urbana. Ellos salieron también espontáneamente a la calle expresando de pronto su cólera junto con las mujeres heroicas y los jóvenes. Eran días tan emocionantes de una unidad nacional jamás vista. Veremos más adelante el precio que el imperialismo hará pagar a estas capas sociales privilegiadas por su “traición”, pasando del lado de la rebeldía del pueblo.

 

Entonces, es así como a lo largo de los años, con el acumulo de las protestas dispersas en regiones abandonadas del interior, se pasó al nivel superior de las luchas frontales de la resistencia popular, la desobediencia civil y la rebeldía de calle. Cuanta más represión con más muertes y heridos graves surgía más arrojo y bravura del pueblo en las calles en todo el país. Vemos hoy en día el mismo escenario en Yemen y Bahréin. En un principio, las noticias de las brutales represiones en el interior del país eran sofocadas por el control gubernamental de los medios habituales de comunicación. 

 

Sin embargo, a través de las redes sociales (Facebook, Twitter y correos Internet), un sinnúmero de jóvenes llegó a romper el cerco del silencio criminal para difundir la información. En pocas semanas, se creó una amplia ola de desaprobación hasta un nivel de saturación del umbral de tolerancia de las exacciones del régimen asesinando y matando a los ciudadanos en las calles por los francotiradores de la guardia pretoriana del presidente. El sacrificio del joven Mohamed Bou Azizi que se inmoló como última y desesperada protesta prendiéndose fuego en la pequeña localidad rural de Sidi Bouzid (centro-oeste del país) fue interpretado no como un suicidio sino como un asesinato por el régimen.  Por consiguiente, se le considera un mártir de la Insurrección. 

 

Aquel hecho terrible chocó profundamente la opinión pública y fue finalmente la chispa que desencadenó la resistencia masiva y la rebeldía permanente de calle, una ola de tsunami que creció gradualmente desde el sur y el oeste hacia las regiones costeras, las grandes ciudades y finalmente la capital. A los 29 días de aquel suceso trágico, el pueblo alzado hizo caer de forma estrepitosa al régimen, logró derrocar al presidente mafioso quien huyó a Arabia Saudita llevándose del país altas sumas de dinero, joyas y oro.

 

La continua masiva rebeldía de calle exigió de forma inminente y logró la abolición de la constitución y la promulgación de una asamblea constituyente entre otras medidas radicales de cambio sociopolítico.

 

Con más datos y detenimiento, se pudiera desenredar el hilo de las contradicciones latentes que llevaron al apogeo de lo que el pueblo llamó “la Insurrección de la Dignidad”, algo luego banalizado por agencias de prensa y estadistas occidentales interesados en minimizar el evento como “primavera árabe” y “revolución del jazmín”. Es de notar que las noticias de Túnez pronto desaparecieron de los escenarios mediáticos occidentales y del Medio Oriente.

 

La rebeldía masiva de calle aglutinó a miles de personas de distintas categorías sociales, especialmente mujeres de todas edades y origen social así  como la juventud, todas unidas con la misma motivación de reivindicación de la dignidad robada por el régimen, en contra de la injusticia, la desigualad y en contra de la descarada alta corrupción del régimen. Durante los 29 días de vehemente rebeldía popular en las calles, el bravo pueblo se unió fuertemente y espontáneamente sin auxilio de partidos políticos, sindicatos ni líderes. Tampoco se trata de una masa heterogénea. Las manifestaciones de rebeldía estaban integradas por una ciudadanía consciente de la importancia de su rol en ésta hora histórica para rescatar a la Patria. En esto radica la homogeneidad de los reclamos, las banderas, los carteles de las heroicas mujeres y los jóvenes insurrectos pacíficos que alzaban su voz inconfundible de pueblo rebelde. Más allá del derrocamiento de un presidente, era claro su objetivo de cambio social y político. De allí el pánico manifestado en aquellos días por los gobiernos occidentales. Luego con sus maniobras al abierto y con mucho descaro trataron de frustrar aquel anhelo de cambio radical de nuestra sociedad.

 

Los rumores que han sido difundidos por fuentes occidentales según los cuales la CIA estuviera detrás de la insurrección popular en Túnez, son totalmente tendenciosas; su objetivo es quitarle el crédito y desprestigiar a nuestro pueblo heroico. Obama, en su discurso en la ONU,  llegó en su descaro hasta atribuirse la paternidad de aquella insurrección del bravo pueblo contra una tiranía y el neocolonialismo de las potencias occidentales. Esta arrogancia recuerda a Teodoro Roosevelt al frente de su rangers cuando pretendió haber “liberado” a Cuba del dominio español, frustrando los patriotas Mambises de su victoria.

 
  1. Días siguientes al 14 Enero
 

El presidente derrocado maniobraba desde la distancia de su exilio, apoyado todavía por su camarilla de gobierno y sus agentes. En un principio, ellos trataron de apaciguar la cólera de la calle con promesas de reforma de la vieja constitución y nuevas elecciones presidenciales en un corto plazo –tal como ha estado sucediendo en Egipto. Sin embargo, con su clarividente visión, los  millones de rebeldes alzados en permanencia en las calles de todas las ciudades, exigieron ir a la raíz del problema y extirpar el factor fundamental que les robo sus vidas, su futuro y la esperanza: romper con el régimen como tal exigiendo la salida definitiva de ese gobierno y sus agentes en los ministerios, la prohibición de su partido mafioso así como una asamblea constituyente. Desde ya, un número elevado de ciudadanos pidieron y obtuvieron permiso legal para crear asociaciones, emisoras de radio, TV, periódicos y revistas. Una sociedad civil ha estado organizándose rápidamente, preparando listas independientes con paridad mujer/hombre para las elecciones de la asamblea constituyente del 23 de octubre. 

 

A este respecto, hay que desenmascarar las agencias de prensa occidental que han difundido falsos rumores acerca de un desengaño de la población que no se estaba inscribiendo para votar.  Primero, hay que aclarar que en 55 años, millones de electores no habían votado nunca en su vida – ¡aunque siempre se haya votado fraudulentamente por ellos!  Luego, con razón el cambio de este patrón de conducta abstencionista no se realiza por magia.  A pesar de todo, las cifras indicaban antes de finalizar el mes de septiembre el porcentaje record de unos 53% de votantes ya inscritos –unos cuatro millones de electores sobre un número total de casi siete millones de adultos electores.

 

Por otra parte, la situación de transición sin caos que se vive en Túnez desde el 14 de Enero, sin ninguna institución legalmente elegida a todos los niveles, muestra evidentemente una conciencia y un civismo ciudadano, una capacidad de autogobierno, a pesar de varios intentos de sabotaje perpetrados por agentes del régimen abolido. 

 

   II – Buen y Mal Ejemplo

   Intervenciones imperialistas para frustrar la lucha del pueblo

 

Túnez: Buen ejemplo desde el punto de vista liberador, mal ejemplo para los gobiernos opresores de la región y más allá. A los pocos días, la chispa de Túnez alcanzó Egipto, Marruecos, Jordania, luego Bahréin y Yemen.  Otros movimientos insurreccionales populares genuinos seguirán y se puede incluso otorgarle crédito a esa chispa tunecina los hechos que luego siguieron en Europa y hasta EEUU por parte de los indignados, como lo estima también Joseph E. Stiglitz a continuación:

 
 

La globalización de la protesta. Escrito por Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía Lunes, 07 de noviembre de 2011

 

El movimiento de protesta que nació en enero en Túnez, para luego extenderse a Egipto y de allí a España, ya es global: la marea de protestas llegó a Wall Street y a diversas ciudades de Estados Unidos. La globalización y la tecnología moderna ahora permiten a los movimientos sociales trascender las fronteras tan velozmente como las ideas. Y la protesta social halló en todas partes terreno fértil: hay una sensación de que el “sistema” fracasó, sumada a la convicción de que, incluso en una democracia, el proceso electoral no resuelve las cosas, o por lo menos, no las resuelve si no hay de por medio una fuerte presión en las calles.

 

En mayo visité el escenario de las protestas tunecinas; en julio, hablé con los indignados españoles; de allí partí para reunirme con los jóvenes revolucionarios egipcios en la Plaza de Tahrir de El Cairo; y hace unas pocas semanas, conversé en Nueva York con los manifestantes del movimiento Ocupar Wall Street (OWS). Hay una misma idea que se repite en todos los casos, y que el movimiento OWS expresa en una frase muy sencilla:

“Somos el 99%”.

 
 
 
 

Desde los acontecimientos de Túnez y Egipto, las fuerzas imperialistas se despertaron de su gran sorpresa y trataron de retomar la iniciativa con fuerza tanto en Túnez como en otras partes, para recuperar y desviar el auge insurreccional popular.  Hemos mencionado más arriba el caso de Obama con su discurso abusivo en la ONU. Poniendo ahora a su provecho el ambiente insurreccional, las fuerzas imperialistas han podido realizar sus viejos planes conspirativos criminales con la invasión militar a Libia y el horrendo linchamiento y asesinato de Moammar El Gaddhafi, patriota mártir y héroe antiimperialista. Hay que mencionar de paso el lacayismo y colusión confesa del actual gobierno de transición en Túnez con estas fuerzas imperiales invasoras. Ellos intervienen también con brutalidad en Bahréin vía tropas Sauditas y por ultimo con mercenarios atacan a Siria, tratando de duplicar su aventura intervencionista en Libia.

En la espera de la asamblea constituyente, y para evitar un vacío del poder con su posible caos en ausencia de un Estado, tenemos pues en Túnez ese gobierno transicional fruto de un consenso entre políticos que hicieron de pronto irrupción en la escena pública. Se trata de políticos al viejo estilo que velan por la continuidad del régimen sin sus abusos. El gobierno de EEUU, seguido por el sub-imperio francés, ha sido muy activo en trastiendas y al abierto para dictar las líneas directrices de nuestro futuro tanto a sus nuevos aliados islamistas del movimiento Ennahdha como a ese gobierno transicional. El primer ministro y el representante de Ennahdha fueron a Washington para recibir cada uno su hoja de ruta. No es un secreto para nadie que esas fuerzas imperialistas tratan de sustituir el régimen que no les sirve más por otro manteniendo la continuación del sistema neocolonial y la economía de mercado dependiente de Europa y EEUU.

La formula preparada en Washington es la de un dócil “Islam político moderado” en contraposición con un Islam militante anti-imperialista. Se trata de un correctivo oportuno de la política estúpida de cruzada global anti-islámica de G.W. Bush luego de varias derrotas históricas a manos de los talibanes en Afganistán, Hizbollah y Amâl en Lebanon, Hamas en Palestina, el movimiento patriótico de Muqtadha al-Sadr en Irak con su temible Jaysh al-Mahdi (Ejercito al Mahdi),  Al Qaeda con mucha reserva por sus va-y-vién desde aliado de EEUU hasta enemigo frontal en varios escenarios, y por supuesto la fuerza aguerrida  antiimperialista y antisionista de la Republica Islámica de Irán. Son las diferentes tendencias patrióticas de un Islam político combatiente que contribuyen junto con muchas otras fuerzas revolucionarias de los pueblos del Gran Sur a la lucha planetaria antiimperialista de desgaste constante hasta la destrucción de los enemigos de la humanidad donde quiera que estén. Y por supuesto, la bravura en particular de los pueblos nuestroamericanos, sus gestas de gran  dignidad y su firme resistencia tienen profundas repercusiones en el mundo Árabe y por extensión el mundo musulmán en todos los continentes, situación que tiene en jaque y constante preocupación a los EEUU, sus aliados europeos y su apéndice Israel.

Si Túnez al principio mostró ser un buen ejemplo cuando estimuló a otros pueblos del África del Norte (particularmente Egipto, en parte Marruecos) y el Medio Oriente para sublevarse contra regímenes dictatoriales y neocoloniales, las fuerzas imperiales se apresuraron para tratar de sofocar esa llama y utilizarla en la dirección opuesta.  De allí, el ballet en Túnez de las visitas reiteradas de personajes como Hilary Clinton, Alain Juppé, sus numerosos emisarios y las intromisiones diarias de sus embajadas. La invitación al primer ministro tunecino a una reunión del G8 y las vagas promesas del FMI y del BM es puro show.

Recientemente, un alto funcionario del Departamento del Estado ha declarado en un programa TV a El Jazeera que su gobierno había ya gastado antes de las elecciones del domingo 23 de octubre en Túnez, la suma de treinta millones de dólares en varias actividades “sociales”. Se sabe por experiencia en Venezuela lo que significa tales inyecciones de grandes sumas de dólares en efectivo traídos por contrabando fronterizo y por valijas diplomáticas de la embajada yanqui a favor de vendepatria, sus aliados locales. De hecho, en una situación económica y financiera caótica post-insurreccional, los miles de millones de dólares y euros de EEUU  y Europa han favorecido ampliamente primero el partido islamista conservador Ennahdha, luego otros partidos burgueses autoproclamados con el eufemismo de “centristas”. 

Es así  como favoreciendo con mucha fuerza y al abierto a lo que llaman su modelo del Islam político moderado, los EEUU lograron implantar en un país musulmán aunque laico en los hecho, fuerzas conservadoras y contrarrevolucionarias islamistas, modificando el curso de la insurrección en Túnez desde un buen ejemplo liberador hacia un mal ejemplo por su recaída dentro del sistema neocolonial con ésta vez el imperialismo yanqui al frente de las iniciativas, secundado por el viejo impero francés.

 

  III – El Genio salió de la Botella

  La lucha por la independencia y la soberanía continua

 

Decíamos, al despertarse de su mala sorpresa, las fuerzas imperialistas de EEUU y de la UE no han escatimado esfuerzos para tratar de recuperar y desvirtuar la gran hazaña del pueblo tunecino. Sus nuevos apadrinados, el movimiento islámico conservador Ennahdha era antes conocido por sus acciones terroristas violentas arrojando bombas a mansalva.  

Al igual que la CIA fue la madrina de los Hermanos Musulmanes en Egipto en contra de Gamal Abd-Ennacer y su lucha antiimperialista, el propio gobierno tunecino había fomentado y alentado a los islamistas en 1968 y durante la década de los 70 para contrarrestar y hasta aniquilar al movimiento combativo estudiantil de izquierda en las universidades, en medios obreros y sindicales. Al apoderarse del campus universitario, los islamistas persiguieron particularmente a las mujeres que se negaban a llevar el velo islamista, agrediéndolas en ocasiones con acido clorhídrico en plena cara  -acciones de hostigamiento criminal que ya volvieron a realizar en estos días a través sus tropa de choque, los salafistas. Luego ese mismo gobierno tuvo que combatir con fuerza a su propia creación que se les escapó de las manos al enardecerse los islamistas con pretensiones al poder del Estado.

Para solo indicar algunos datos del pasado terrorista de Ennahdha, en 1986 sus agentes arrojaron bombas simultáneas en hoteles costeros de Sousse et Monastir, matando e hiriendo varios inocentes turistas extranjeros y personal local. Esto también recuerda las acciones terroristas en Cuba de Posada Carriles. Hay constancia testimonial desde el seno mismo de Ennahdha que confirma las acusaciones en contra del actual secretario general y candidato al asiento de primer ministro, Hamadi Jabali, como autor intelectual y material de aquel criminal atentado por el cual fue juzgado y encarcelado.

Por la misma época, otro atentado por incendio en plena ciudad capital a Bab Souika destruyó por el fuego a un edificio matando un guardián e hiriendo gravemente a otro.

En 1987 y 1991 Ennhadha  realizó intentos fallidos de golpe de estado con infiltrados dentro del Ejército. 

Vivimos en un mundo extraño que anda al revés de cabeza: Un islamista terrorista de Ennahdha pretende ahora con arrogancia ser primer ministro en Túnez. Otro terrorista criminal internacional, Posada Carriles, está siendo protegido por la justicia y el gobierno de Washington; mientras los Cinco dignos combatientes antiterroristas cubanos sufren injustas condenas y son torturados. Recientemente, un conocido general genocida en Guatemala, Otto Pérez Molina, es electo presidente de la republica; y también otro fascista asesino está de presidente electo en Colombia.

En los meses que precedieron las elecciones para la asamblea constituyente, con el chorro de dólares y demás divisas recibidos abiertamente, facilitándole amplios medios logísticos, los diligentes agentes de Ennahdha se dieron afanosamente a la tarea diaria de visitar casa por casa suburbios y aldeas alejadas, comprando votos con efectivo y cestas básicas de comida.  Ellos recorrieron el país de punta a punta en caravanas de autos alquilados. El blanco de sus recorridos son pobladores pobres, obreros, estudiantes islamistas y parte de la clase media empobrecida a los que brindaron autobuses para llevarlos a votar por ellos.

También abrieron sus puertas a antiguos miembros del partido ahora prohibido del régimen anterior. Si bien las elecciones fueron llevadas según testimonios de observadores nacionales e internacionales de forma ordenada y limpia (salvo algunas relativas irregularidades nada determinantes), todas las maniobras desde adentro y afuera del país y las transacciones sucias tuvieron lugar en los meses anteriores.

Hay que mencionar también las actividades febriles y al abierto de las embajadas francesas y de EEUU en el país.  El omnipresente embajador yanqui llegó hasta improvisarse de observador en un buró de voto en los suburbios de la capital y luego salió en la televisión nacional como si fuera su propia casa ofreciendo con satisfacción su “informe” y saludando con énfasis la victoria del movimiento islamista Ennahdha.

 He aquí un análisis de los resultados de las elecciones del 23 de Octubre por la Profesora Hédia El May, investigadora tunecina, profesora en la Universidad de Ginebra, Suiza.

La profesora El May afirma con transparencia matemática que “los tunecinos no son a favor de los islamistas”.  Su artículo completo ha sido traducido del francés al castellano por nosotros (R. Sh).

   

 “Tenemos que detenernos para ver de cerca los resultados de las primeras elecciones libres del 23 de Octubre, para darnos cuenta de éste hecho. Estos resultados arrojan varias sorpresas, según las siguientes observaciones.

 
  1. Teniendo en cuenta los 7'500'000 electores, sólo 4'050'000 entre ellos se habían pintado el índice de azul! O sea, una tasa de participación limitada al 54% y no tanto el 70 o el 80% como lo habían anunciado algunos medios de prensa! Me parece que estos últimos porcentajes fueron calculados en base al número de los inscritos y no el de los electores efectivos. Sin embargo, al permitir participar al voto con sólo presentar la cédula de identidad, sin previa inscripción (lo que ocasionó varias irregularidades que fueron denunciadas!), la tasa de participación en relación con el número de los inscritos no tiene más sentido, pudiera haber superado el 100%!
 
  1. En base a los 4'050'000 votantes efectivos, sólo 2'680'000 fueron aceptados para repartir los 217 asientos (en la asamblea). Por el modo de escrutinio adoptado y también el importante número de las listas presentadas, se cuentan  1'370'000 votos tan dispersos que de hecho fueron descartados, lo que representa 1 de cada 3 índices azules.  ¡Qué despilfarro! Ocurre que estos votos perdidos eran mayormente ligados a las listas de los demócratas que no supieron reagruparse. ¡Qué pena!
 
  1. Los votos no tenían el mismo valor: Para lograr un asiento, en Médenine (en el sur), sólo hacían falta 10'200 votos mientras se necesitaban 28'500 en Túnez 2 (la capital), o sea casi 3 veces más! Hay que añadir el sistema de los votos restantes, algunos asientos fueron otorgados con sólo 2000 votos (caso de los partidos centristas CPR en

    Sidi Bouzid y el PDP en Médenine)

  1. Es así como los 4'050'000 votantes fueron repartidos de la siguiente forma:

    · 1'500'000 votos para Ennahdha (movimiento islamista conservador)

     · 345'000 votos para le CPR (partido centrista)

     · 165'000 votos para Al Aridha (retoño del partido hoy prohibido del ex - gobierno)

    · El resto, o sea 2'050'000 votos fueron repartidos entre los demás partidos y movimientos de los independientes. Suponiendo que haya que descartar 5 a 10% de esta suma, todavía quedarían 1'800'000 votos a favor de estos partidos e independientes, siendo ellos los demócratas y progresistas los que en definitiva y de hecho fueron los más representativos del conjunto de los votantes.

    Sin embargo, observamos que la repartición de los asientos desgraciadamente no refleja estas diferencias reales producto de un desperdicio por la dispersión extrema de los votos, debido esencialmente a la falta de reagrupación de las fuerzas democráticas y progresistas – ¡espero que en el futuro aprendan la lección! De hecho, es así como Ennahdha acaba ganándose el 40% de los asientos.

  1. Por último y no lo menos, entre los 4'050'000 votantes (y sin tener en cuenta los casos de fraude ya observados), queda constancia de 1'500'000 los que votaron para Ennahdha sea por convicción, por obligación o hasta por el famoso billete de 30 dinares recibido como pago por voto a su favor.

    Ahora bien, si confrontamos estos 1'500'000 votos a favor de Ennahdha con los 7'500'000 electores, aquellos finalmente no representan más que una tasa del 20% del conjunto de los electores, o sea sólo 1 tunecino(a) de cada 5 votaron a favor de Ennahdha! Estamos pues lejísimo del triunfalismo anunciado y ahora manifestado ruidosamente.  Sobre todo, estamos muy lejos de una supuesta mayoría!

    Finalmente, no nos dejemos engañar por sus declaraciones abusivas en torno a las elecciones ni tampoco en relación a sus tesis retrogradas y sus llamadas “ideologías” (sic)."

 

En síntesis, acerca de la campaña electoral, diríamos primero que fue un hecho insólito ver brotar cada día un nuevo partido como por magia, sumando unos 120 hasta el punto en que electores confundidos no llegaban a decidir de su voto. Sus programas no tenían sustancia, salvo excepciones.  En vez de un planteamiento y un debate acerca de los temas referentes a la asamblea constituyente objeto del voto, aquello se parecía a un supermercado de ilusiones por vender; algunos incluso proyectaban planes quinquenales sin fundamento. Sin embargo, el partido islamista puso la trampa desde el inicio a través de discursos encendidos en mosqueas y medios de comunicación acerca de la famosa identidad arabo-musulmana de Túnez. Al caer en la provocación, el bando de los llamados “modernistas” --un eufemismo usado por la burguesía e la intelectualidad occidentalizada--, se lanzó en diatribas continuas en contra del islamismo como abuso del Islam y a favor de la laicidad. Sin embargo, muchos oyeron laicidad versus Islam. Era precisamente lo esperado por Ennahdha para lanzar su anatema, estigmatizarlos como ateos decadentes vendidos al occidente, renegados y continuadores del régimen derrocado.

Muchos de los electores que votaron por el Ennahdha confiando en que son portadores de los valores universales del Islam, creyeron con buena fe que éste movimiento iba a demostrar honestidad e integridad, cerrando precisamente el camino sin retorno al pasado. En su ingenuidad, estos electores no se percataron de la fundamental vacuidad de ese movimiento reaccionario a favor del neoliberalismo al igual que el régimen derrocado.  Ennahdha en realidad enarbola el Islam como cortina de humo, precisamente por ser carente de una ideología estructurada y un programa propio de gobierno, aunque por ahora se trata de otro gobierno de transición que debe suceder al actual durante la elaboración de la nueva constitución. Dentro de esa cacofonía a falta de debate esclarecedor, quedó sin voz el pueblo insurrecto en las calles que llamaba al cambio, enarbolando fotos del Che, echando gritos de lucha contra los opresores imperiales y para salvar a la patria.

Al conocerse los resultados de las elecciones muchos de los privilegiados en medios urbanos se dejaron cegar por el triunfalismo de Ennahdha y la arrogancia de sus militantes barbudos en las calles hostigando mujeres sin velo; cuando en realidad, como lo destaca la Profesora Hédia El May, ese movimiento ni es mayoritario con solo 1 voto a su favor sobre 5 electores, ni mucho menos hegemónico, y que debe su éxito producto precisamente de votos dispersos de una mayoría de votantes. Con todo, algunas de esas familias con pánico han preparado sus maletas para salir del país acompañando a muchos extranjeros. Mientras en los corredores, los partidos centristas están afanados negociando con Ennahdha algún puesto ministerial.

Dentro de un año, después del referéndum acerca de la nueva constitución, tendrán lugar las elecciones legislativas para la nueva asamblea nacional, las regionales y municipales. Como nos urge con razón la Profesora Hédia El May, las fuerzas democráticas y progresistas han de cerrar filas esta vez con firmeza para lograr una verdadera representatividad de los electores, reivindicar la voluntad mayoritaria del pueblo insurrecto a favor del cambio sociopolítico e institucional.

En esa oportunidad pues, el pueblo en general podrá descubrir en los hechos que cuando en su rebeldía de calle exige el cambio, el movimiento Ennahdha desde el poder del Estado impone la continuidad y restauración del régimen anterior, business as usual, con la misma fallida economía dependiente del neoliberalismo. A su vez, los electores ingenuos que votaron por Ennahdha y a favor del cambio se darán cuenta ese día del terrible malentendido.

Cuentas y convergencias

Las fuerzas imperiales llegaron rápidamente en retomar la iniciativa, reajustar sus políticas y saldar algunas cuentas con la burguesía parasitaria: al perder un dictador leal, improvisan nuevos servidores. Por una parte, ellos necesitan ahora imponer un régimen capaz de anestesiar tanto las poblaciones del interior que se sublevaron -los olvidados y los condenados de esta tierra en las llamadas regiones de la sombra en oposición a las costeras donde se vende barato el sol y la arena del mar a los turistas extranjeros-, como los obreros y franjas de clase media en proceso constante de pauperización y rebeldía.

Por otra parte, la burguesía es calificada de parasitaria por el hecho de carecer de medios económicos de clase. Ella surge en base al poder colonial para ocupar los puestos de servicios. Nació dependiente de la metrópolis, amaestrada con la cultura y la lengua del colonizador, su modo de vida decadente y hasta su laicidad. Su destino está ligado al sistema neocolonial.  Al verse desestabilizada y amenazada en sus intereses vitales por el propio régimen del cual representa la base social y al que había apoyado por 55 años, la burguesía sorpresivamente salta la talanquera y se refugia con pánico del lado de las fuerzas populares en la calle. En este desbordamiento oportunista y con esta movida fatal radica su “traición” desde el punto de vista de las potencias occidentales que no podrán más confiar en ella, aunque todavía se podrá utilizarla como la quinta rueda. Es así como las fuerzas neocoloniales sacrifican a la burguesía parasitaria, quedando ésta prácticamente fuera de juego en los comicios electorales en Túnez por más que trató en su gran desespero de pintarse de modernista, social demócrata, progresista, y hasta independiente.

El pueblo oprimido desde el tiempo de la colonia siempre se agarró con cierta desesperación de su identidad arabo-musulmana a través de la lengua y los rituales culturales. Es obvio el nuevo cálculo cínico de las potencias occidentales: una vez desacreditada la burguesía, se trae al frente del nuevo escenario político al movimiento islamista Ennahdha, absuelto su pasado de violencia terrorista, para cumplir con la operación anestésica de las fuerzas de cambio. Desde Londres, Paris, Roma y Argelia se rescata Ennahdha con su tropa de choque salafista Es así como se asegura a bajo costo el relevo del régimen derrocado.

El mismo escenario se aplica en Libia cuando la OTAN trajo de Afganistán vía El Qatar elementos terroristas islamistas de Al Qaeda para servir como mercenarios dóciles y jefes militares. El representante del llamado consejo nacional de transición, “día de la victoria” en Trípoli, proclamó la Charia islámica y la restauración de la poligamia como base de la nueva constitución libia. ¡Nada casual!

Existen más motivos de convergencia de intereses entre el movimiento Ennahdha y las fuerzas del imperialismo global. Aquellos se definen primero no tanto como patriotas tunecinos, sino como islamistas y seguidores fieles de los Hermanos Musulmanes de Egipto –originariamente creados, repetimos, por la CIA en contra de Gamal Abd-Ennacer--, los cuales dicho de paso están en vías de adoptar la misma componenda de mano de los EEUU.

El objetivo estratégico declarado de Ennahdha es aglomerar a todos los movimientos islamistas sunitas --con franca oposición a los chiitas, los precisamente que llevan la lucha frontal antiimperialista--, con fuerte apoyo financiero y logístico de Qatar y Arabia Saudita, en un amplio movimiento global transnacional.

 Tanto esta distanciación sociopolítica hacia la patria y su territorialidad como el antagonismo con los chiitas, convienen perfectamente a los intereses del imperialismo global y sus multinacionales que buscan afanosamente por una parte destruir a los chiitas combativos y por la otra, fragmentar incluso mediante guerras abiertas la unidad de naciones y debilitar al Estado-nación. En una entrevista televisiva, cadena nacional, el jefe de Ennahdha reconoce sin decencia y con sonrisa maliciosa que su movimiento se satisface de la convergencia de intereses con los EEUU y la UE. Pasó bajo silencio la representación casi clandestina de Israel con una oficina en la capital al frente de sospechosos intereses políticos e intercambios comerciales. El afirmó claramente que su movimiento en lo fundamental se proyecta dentro del marco mundial global de un pan-islamismo sunita; a la vez reconoció tácitamente recibir sustanciales medios financieros de Oriente y Occidente. 

Tanto los islamistas como los demás partidos “centristas” carecen de ideología, de liderazgo o de algún proyecto de país. Ninguno de ellos formó parte del movimiento insurreccional. Los llamados partidos de extrema izquierda están desconectados de la realidad local y sus debates ideológicos caben mejor en alguna plaza europea. El vacío desde siempre tanto de una ideología de lucha, de un liderazgo popular prestigioso como de fuerzas de la sociedad civil, ese gran vacío ha sido propicio para facilitar las maniobras neocolonialistas y preparar el lecho para entronar los islamistas apoyados tanto de Oriente como de Occidente.

Vale recordar que el Islam practicado en Túnez, contrariamente a todos los demás países de religión y cultura musulmana, ha sido carente de dogmatismo, simplemente es parte del tejido sociocultural aliado en muchos casos a un comportamiento laico, tolerante de otras culturas y religiones judía y cristiana. También, la famosa excepción tunecina radica en asociar el Islam con los derechos humanos inalienables de la mujer. Este hecho es un verdadero orgullo de nuestro pueblo y se ha manifestado al abierto con las mujeres heroicas, todas edades y creencias confundidas, en las calles durante las semanas de la insurrección.

Sin embargo, nada más sorprendente que ver hoy en día deambular por las calles hombres con barbas largas, cabello rasurado y vestidos amplios afgani y mujeres totalmente cubiertas de negro como en Arabia Saudita. Si bien la burguesía colonizada optó por asimilarse a los modos europeos –incluso dejando vergonzosamente de lado con desdén el idioma nacional-, a su vez, el estilo mimético de estos islamistas a imagen de un Oriente decadente y passeista no es menos foráneo y chocante. Los unos como los otros demuestran el impacto todavía vigente del desarraigo sociocultural ligado a la desestructuración sociocultural por el colonialismo. Vivimos todavía al cabo de varias generaciones ese impacto destructor de la invasión colonial a finales del siglo XIX, con la gran dislocación del tejido sociocultural a todos niveles de la vida nacional, lo que sigue manteniendo ese gran vacío propicio al estado neocolonial.

Algunos se preguntan qué apetito atrae a los EEUU en un pequeño país  africano sin recursos naturales. La misma pregunta se sigue planteando ciegamente acerca de Cuba. A pesar de la gran diferencia de historia entre estos dos pequeños países --siendo Cuba un peñón de granito donde se estrelló el imperio yanqui en Girón y en tantos otros escenarios de lucha, el pueblo de Cuba con su extraordinario e histórico ejemplo de dignidad, de solidaridad y de resistencia férrea en la propia nariz del imperio más poderoso--, diríamos simplemente que en nuestro caso obviamente le preocupa EEUU el ejemplo altamente contagioso de dignidad de Túnez insurgente.

Saliendo de su sorpresa, tratan de cambiar forzosamente el ejemplo tunecino a su modo. No les importa imponernos las fuerzas retrogradas islamistas con historial terrorista de Ennahdha y sus tropas de choque salafistas a cambio de una fallida burguesía occidentalizada, con tal de asegurar sus intereses geopolíticos en la región, los de su base off shore Israel, y por supuesto su acceso abierto a nuestra economía neoliberal dependiente por parte de las multinacionales. Luego, como se sabe, desde hace décadas ellos tienen fuertes aliados sunitas desde Turquía hasta los risuelos árabes del Golfo e irreconciliables enemigos chiitas con Irán al frente. Al fallar estrepitosamente sus intentos en Irak y Afganistán, les interesa ahora con más afán aún hacer de una Túnez “sunita” su propia vidriera “democrática” con un régimen islamista moderado.

El tema del Islam es amplio y su uso político a través de los siglos ha tenido varias facetas desde un aspecto liberador y estructurador, creador de un Estado-nación en la Península Arábica en el siglo VII, hasta su uso y abuso por las invasiones, opresión brutal, enajenación sociocultural y atraso en todos los aspectos de la vida de varios pueblos.  El mismo cristianismo abrió otrora esta misma senda. Teniendo en cuenta el hecho patente de que el Islam es parte simbiótica del tejido sociocultural, con valores éticos universales, es tiempo ya para que surjan desde adentro de las sociedades musulmanas estudios teóricos y una praxis sociopolítica consecuente desde el punto de vista de un Islam de la liberación.

En última instancia y para no concluir, ahora que el genio salió de la botella, le toca todavía al pueblo oprimido y engañado seguir luchando aún más para rescatar la grandeza de su gesta insurreccional, para encontrar y recorrer juntos las grandes alamedas que llevan a su objetivo de cambio necesario. De este modo habrá recuperado su imagen prometeica.

Para esta meta es preciso forzar el destino, como exigía con voz clara nuestro  Abul-Kacem Echâbbi, poeta patriota y joven rebelde. Hemos de seguir contribuyendo a la lucha del pueblo unido a través de un Gran Polo Patriótico para derrotar a nuestros enemigos de adentro y afuera. Esta larga marcha iniciada por generaciones pasadas, exige todavía el concurso firme y decidido de más generaciones hasta alcanzar nuestra irrenunciable verdadera soberanía.

 

La lucha por la independencia continua.

 

Rashid SHERIF

drrashidsherif@yahoo.com



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