Reanudación de relaciones con Colombia: ¿un acto de buen estadista?

Uno de los principales logros para la imagen nacional e internacional del presidente Chávez, como resultado de la reanudación total de la relaciones entre Venezuela y Colombia, ha sido desmontar la opinión de muchos sobre la pretensión de un conflicto armado con el vecino país, a fin de torpedear unas elecciones parlamentarias de difícil resultado para el gobierno. Con la reanudación de relaciones diplomáticas y la eliminación de la palabra guerra del diccionario de ambos presidentes, se aleja cualquier pretensión en este sentido, algo que seguramente no estuvo realmente en la intención de ninguno de los actores del conflicto que recién concluye.

La declaración de Chávez, en relación a los grupos armados ilegales que operan en Colombia y en la frontera entre ambos países, que garantiza a Colombia y al mundo, que su gobierno no apoya ni apoyará a esos grupos, por supuesto que refuerza esa imagen de la cual hemos hablado en el párrafo anterior. Su llamado a un proceso de paz entre colombianos, inciden en esa imagen con toda seguridad.

El efecto de la reanudación del comercio bilateral, tendrá efectos inmediatos en las poblaciones fronterizas, primero, y luego en la totalidad de ambos países; por un lado Colombia reanudara sus exportaciones a Venezuela, que tanta falta le hacen, y Venezuela podrá contar a corto plazo con un abastecimiento importante seguro, más económico y más expedito. No hay duda que el alivio de este frente, que tuvo mucho que ver con los problemas de PDVAL y el abastecimiento de alimentos a la población más necesitada, redundará en beneficios políticos para el gobierno nacional y en alegría para los sectores económicamente más débiles.

Por supuesto el presidente Chávez, como el mismo lo señaló en la rueda de prensa, deberá lidiar con las opiniones adversas, que en el seno de su partido y de sus admiradores, ya surgen por todos lados, criticando ácidamente lo que consideran un retroceso en la política revolucionaria, y posiblemente como una debilidad frente al vecino país.

La oposición venezolana, por su parte, pierde uno de sus mejores argumentos en la actual campaña electoral: la ruptura de las relaciones diplomáticas con Colombia y el apoyo a las FARC y otros grupos armados por parte del presidente Chávez.

Pero también el partido de gobierno, pierde una bandera: la defensa de la patria frente a la agresión colombiana e imperialista garantizada por la férrea posición del gobierno nacional, ante la utilización de bases colombianas por parte de los norteamericanos, con miras a lanzar desde alli un hipotético ataque a Venezuela para apoderarse de nuestro petróleo. Las declaraciones del gobierno de Colombia y de la Casa Blanca negando enfáticamente ese proyecto, así lo confirman por ahora.

No es suficiente ser presidente de un país, hay que ser también un buen estadista. Las decisiones que tomó el presidente Chávez ayer con respecto al conflicto con la vecina Colombia, apuntan en ese sentido. Es decir sacrificar las posiciones políticas y personales, por el bienestar y la seguridad del país y de sus habitantes es un acto, que si se prolonga en el tiempo, sin poner en peligro la integridad de Venezuela, redundará favorablemente en la imagen histórica del presidente.

Esta misma actitud es válida para enfrentar los problemas internos: negociar con el sector privado, con la iglesia, con la oposición, con los Gobernadores y Alcaldes del bando contrario, con los periodistas, con los gremios sindicales, a fin de detener la agresión recíproca, no significa, como no significó las decisiones de ayer en Santa Marta, una renuncia a los principios revolucionarios que propugnan por un bienestar para los más pobres, algo en lo que todos coincidimos. Eso es el acto de un buen estadista.

Si se puede pasar la página en el grave conflicto con Colombia, por que no puede hacerse con los que propiciaron el paro petrolero, con los disidentes políticos, con los exiliados políticos, con los presos que deberían ser juzgados en libertad, esto es ser un buen estadista.

Si podemos ayudar a resolver el problema económico a los exportadores colombianos en beneficio también de nuestros importadores, y apoyamos financieramente a otros países, por que no podemos rectificar sobre algunas medidas económicas y de políticas internas que atentan contra el desarrollo privado e inciden en la estabilidad de la moneda, la inflación, la recesión económica, la descapitalización del sector privado, el endeudamiento público, la falta de inversión extranjera y la seguridad jurídica. Es muy difícil ayudar a los pobres, repartiendo una riqueza que no existe, hay que crearla entre todos para después distribuirla equitativamente. Eso también es un acto de buen estadista.


cjcarpio44@hotmail.com




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Carlos Carpio


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