Todas las Internacionales marxistas anteriores tenían una profunda base
revolucionaria teórica. Las batallas ideológicas del reformismo y del
estalinismo, acompañadas de brutales asesinatos y cacerías de brujas,
en contra de la teoría revolucionaria, en contra de hombres y mujeres
brillantes, como León Trotsky y Rosa Luxemburgo, fueron tan feroces que
prácticamente destruyeron cuatro prometedores esfuerzos emancipatorios
en 160 años. Platón murió hace mucho tiempo, pero en el capitalismo,
sus ideas son más vivas que nunca. León Trotsky fue asesinado en suelo
latinoamericano, pero su frase internacional “Dum spiro spero”
(mientras respiro espero!), y su Cuarta Internacional todavía anhelan
la realización concreta, la revolución mundial permanente, la
emancipación en forma embriónica.
En este breve comentario para Venezuela y para el resto del mundo, en
teoría, vamos a destacar algunos elementos y reflexiones esenciales
indispensables para la construcción de una nueva Internacional.
Vamos a analizar nuestra cosmovisión histórica general, que al mismo
tiempo es nuestra prisión intelectual.
Sin duda han ocurrido cosas notables en Venezuela durante la última
década con respecto a la reforma y la revolución, el capitalismo y el
socialismo, la globalización y la emancipación. No importa la forma en
que las caractericemos, como nunca antes las clases más pobres se
beneficiaron de la Revolución Bolivariana; pero también las clases
medias y altas disfrutaron de su “cuota justa”.
Sin embargo, como resultado del desarrollo igual, desigual y combinado,
como se refleja en el mercado mundial capitalista, al que todos
pertenecemos, apenas hemos tocado las tareas elementales más radicales
de la transformación socialista. Las fuerzas reaccionarias atacan día y
noche a gran escala, a nivel nacional e internacional. Ni siquiera
logramos realizar algunos aspectos básicos de la revolución burguesa,
como la liberación de las garras alienantes del servilismo religioso,
la separación radical del Estado y la Iglesia, de los poderes del
Estado, de la reforma agraria nacional y de la industrialización
capitalista.
A pesar de los grandes esfuerzos que se hicieron, Venezuela sigue
siendo un Estado capitalista, tiene una economía capitalista, basada en
la explotación del trabajo físico de la clase trabajadora; diciéndolo
claro y raspado, a pesar de la depresión mundial, esto significa que
las mayorías se empobrecen más cada minuto mientras que unas minorías
se hacen más ricos cada segundo.
Tomando en cuanta lo anterior, Venezuela no es una excepción histórica,
porque esto les sucedió a todos los experimentos revolucionarios y
socialistas en todos los continentes durante el siglo 20.
Todos ellos trataron de alcanzar la libertad en el ámbito del
capitalismo mundial, con su lógica, su lenguaje, su ciencia, su
ideología, su revolución y su democracia. En cierto sentido, nuestro
enemigo de clase tenía su carta de triunfo en la mano: siglos de
control mental y físico. Nos robó nuestras almas, nuestras ideas,
lenguas, creencias y formas de sociedad para reemplazarlas con las
suyas.
B. Después de las guerras mundiales imperialistas de la destrucción
física corporal ahora sigue el Holocausto Mental
Para tener una noción del laberinto global de ideas en el cual estamos
atrapados, veamos brevemente algunos de sus armas intelectuales de
destrucción masiva durante milenios.
Obviamente, un capitalismo sui generis no existe. Tampoco tenemos un
capitalismo cristiano o un capitalismo estadounidense. Sólo un vistazo
a El Capital de Marx, o el “Imperialismo” de Lenin revela el absurdo de
la categorización de diferentes capitalismos. Como todo lo demás, el
capitalismo tiene formas y formaciones de apariencia, nació de la
violencia, se puso sus propios calcetines de bebé ensangrentados,
después se metió en sus botas militares terroristas y ahora se
encuentra en agonía mortal a nivel mundial.
C. Hegel: El capitalismo merece perecer
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, el profesor de Feuerbach, Marx y Engels,
de los padres del socialismo científico y filosófico, de manera
inequívoca dijo que: Todo lo que llega a existir merece perecer!
Sí, capitalismo mundial, ahora en el siglo 21 suena la campana para ti.
La contradicción sistémica, la competencia inexorable, la
centralización salvaje y el monopolio del vandalismo están cobrando su
tributo!
Lo hemos dicho una y otra vez, lo que mata a millones de trabajadores
asalariados en todo el planeta simplemente es la explotación económica
perpetua. Esto va acompañado por la dominación política, la
discriminación social, el “humanismo” militar terrorista y todas las
formas de alienación ideológica y religiosa. También aquí en Venezuela,
como en otros lugares, este último ha producido semejante confusión
conceptual, además del aprender y el “pensar” de memoria, en una
palabra, la ideología.
Todo esto conforma lo que científica y filosóficamente se identifica
como el capitalismo mundial. Siempre que estas realidades existen,
sabemos que forman parte del capitalismo mundial, y deshacerse de
ellos, bueno, eso es la tarea del socialismo.
No existe un capitalismo o socialismo de 5 por ciento o incluso un
“socialismo de transición”. El socialismo no está “medio preñado” con
la emancipación, sino es simplemente la negación dialéctica, el otro
lado, el lado “izquierdo” del capitalismo y viceversa. Cuando
desaparece uno de los dos, pasa lo mismo con el otro, ...
dialécticamente el otro también se desvanece. En sus extensas obras, en
palabra y acción, durante los últimos siglos tanto los académicos
marxistas como los no marxistas, a nivel mundial han elaborado la
quintaesencia inhumana y bárbara del vandalismo capitalista.
Durante milenios, las clases dominantes y sus respectivos académicos y
think tanks han previsto en teoría este orden mundial paso a paso,
desde los filósofos antiguos Platón y Aristóteles con sus respectivas
escuelas, a los think tanks modernos como el American Enterprise
Institute for Public Policy Research, con gente como John R. Bolton, en
su posición de Miembro Principal o Thomas Donnelly, autor del documento
“Reconstruyendo las Defensas de Estados Unidos - Proyecto para un Nuevo
Siglo Americano” en la posición de investigador residente.
Lógicamente, en Venezuela, tenemos que estudiar las superestructuras
transhistóricas de la existencia de la “Pequeña Venecia”, en el
contexto de las grandes mentiras sobre el “descubrimiento” de América
por Cristóbal Colón, de la trata transatlántica de esclavos, la
formación del mercado mundial, del colonialismo y del imperialismo, y
finalmente de las “guerras del Tercer Mundo” de la independencia,
contra el colonialismo europeo. Por cierto, necesitamos, entre otros,
los verdaderos informes históricos sobre las actividades
revolucionarias de José Martí, Kwame Nkrumah, Simón Bolívar y Patrice
Lumumba. Tenemos que analizar sus organizaciones, estrategias y
tácticas, sin embargo, ellos no eran unos Mesías; estos documentos
históricos no contienen verdades absolutas, no son panaceas ni recetas;
la emancipación no se puede ni copiar, ni importar ni exportar.
La emancipación es algo nuevo e innovador, no es una mercancía
capitalista internacional. Es la negación del imperialismo mundial, es
socialismo viviente, creativo, y trascendental, no sui generis, sino
simplemente emancipación en re.
Esto es importante para reflexionar, sobre todo ahora y aquí, en el
momento más duro de la Revolución Bolivariana. Conceptos como el
socialismo o la revolución, sobre todo, como la emancipación, se deben
utilizar en su contexto práxico-teórico y no a su antojo y capricho.
La mente maestra de la idea absoluta, el filósofo del Estado prusiano,
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en una carta a su amigo Friedrich
Wilhelm Schelling en 1796, nos explicó la esencia histórica de la
Revolución Francesa, su “poder vivificante de las ideas”, la victoria
de las ideas dominantes burgués-democrático-capitalistas sobre la
revelación feudal religiosa, sobre el dogmatismo y el oscurantismo:
“Creo que no hay mejor signo de los tiempos que el hecho de que la
humanidad está representada como la dignidad y la estima por sí
misma.... Los filósofos demuestran esa dignidad, las personas
aprenderán a sentirla; y no seguirán a contentarse en reclamar sus
derechos, que han sido reducidos a polvo, sino se apoderarán de ellos,
y se apropiarán de ellos.... Gracias a la propagación de ideas que
muestran cómo deben ser las cosas, se está desapareciendo la indolencia
de aquellos que confieren la eternidad a todo lo que existe. La fuerza
vivificante de las ideas... elevará el espíritu y [los hombres]
aprenderán a devorar a estas ideas.” (1)
Hegel subraya muy claramente el poder de las ideas, y la necesidad de
que los hombres a través de los procesos de socialización “aprenderán a
devorar a estas ideas”, es decir, la ideología dominante, las ideas
dominantes de las clases dominantes.
Para los que estamos participando en la revolución mundial, para negar
la Revolución Francesa, negar el capitalismo, el mismísimo Hegel ha
iluminado nuestro viaje titánico, ... “sin teoría no hay revolución”
(Lenin) ... la gigantesca tarea teórica y el triunfo final de la
revolución burgués-capitalista, una clara señal de que tenemos que
superar esta victoria con los tres “i” socialistas: con la
invisibilidad práxica, la invulnerabilidad teórica y la invencibilidad
creativa, con “la emancipación humana” (Marx) militante y optimista.
En una de sus conferencias sobre la “Filosofía de la Historia”
celebrada en la Universidad de Berlín, Hegel glorificó el poder social
de las ideas burguesas en la Revolución Francesa de la siguiente
manera:
“Nunca desde que el sol estaba en su firmamento y los planetas giraban
alrededor de él, se había percibido que la existencia del hombre se
centra en su cabeza, es decir, en el pensamiento.... Anaxágoras había
sido el primero en decir que “nous” gobierna el mundo; pero ni siquiera
hasta ahora el hombre había avanzado al reconocimiento del principio de
que el pensamiento debe gobernar la realidad espiritual. Por lo tanto
esto fue un amanecer mental glorioso. Todos los seres pensantes
compartían el júbilo de esta época. Las emociones de un carácter
elevado agitaron los ánimos en ese momento; un entusiasmo espiritual se
propagó por el mundo, como si la reconciliación entre lo divino y lo
secular se hubiese cumplida ahora por primera vez”. (2)
Somos eternos estudiantes. Nuestro objeto y sujeto se concentra en la
vida y la muerte en el planeta Tierra y su gran cantidad de relaciones
multiversales, contradicciones trascendentales y trascendencias
contradictorias.
Durante los siglos anteriores, oficial y no oficialmente, políticamente
correcto y correctamente político, la acumulación de capital, el
proceso de producción, la historia de la clase dominante europea cum
grano salis sólo aceptó dos cosmovisiones importantes, el geocentrismo
antiguo feudal (con su núcleo idealista) y el heliocentrismo burgués
(mecánico materialista), con sus correspondientes modos de pensar: la
lógica formal y la dialéctica.
El idealismo le teme a la contradicción, el materialismo quiere
librarse de la contradicción. La lógica formal conserva la unidad
idealista, la dialéctica quiere eliminar la contradicción materialista.
Entre estos dos extremos filosóficos e ideológicos se han desarrollado
múltiples sistemas de creencia y concepciones de la historia.
Mutatis mutandi, las diferentes ideas dominantes “occidentales y
cristianas” correspondían al espíritu de la época y al Weltgeist de sus
épocas respectivas. Ellos reflejaron los intereses dominantes de sus
procreadores intelectuales, esclavistas, feudales, coloniales o
imperialistas. Desde la acumulación originaria del capital en la región
mediterránea de la Grecia antigua, el más eficaz instrumento de larga
duración para dominar y explotar a los esclavos, campesinos y
trabajadores fue el control de sus mentes y sus pensamientos ... este
fue el objetivo transhistórico de toda religión, ideología, educación,
normas, cultura y socialización dominantes. En la actualidad, mediante
la aplicación de sofisticadas tecnologías y mecanismos, este control
mental orwelliano, este holocausto mental se ha llevado a la casi
perfección. Es el baluarte intelectual de la globalización contra la
unidad y conciencia de la clase obrera mundial. En los últimos
quinientos años de expansión colonial capitalista la religión y la
ideología dominantes han causado estragos en las mentes de miles de
millones de trabajadores en el mundo.
En el actual orden mundial, simplemente no tenemos ni el espacio
planetario suficiente, ni el tiempo revolucionario necesario, ni la
energía emancipatoria de la mente como para eliminar rápidamente los
efectos tóxicos, letales y alienantes de este terrible crimen capital
que es el holocausto mental.
Con pocas excepciones, casi todo lo que sabemos, nuestros amos nos lo
han “informado”, nos lo han enseñado en las escuelas y en las
universidades; como dijo Hitler, para controlarnos, ellos tienen que
controlar nuestra educación. Las grandes mentiras, la ideología y el
consumismo continuamente nos vendan los ojos en todos los ámbitos de la
vida y evitan cualquier negación verdadera del capitalismo. La génesis
de nuestra verdad es la conversión de las mentiras del imperio de
Murdoch en su contrario: la guerra es la paz, la libertad es la
esclavitud!
Esto va aún muchísimo más profundo: el nacimiento de la conciencia de
clase emancipatoria es más radical y esencial, y brilla de oro carmesí.
Hay obstáculos ideológicos peligrosos para trascender, por ejemplo, las
concepciones envenenadas de la historia de la clase dominante.
D. La gran concepción de Dios.
Esta es la llave maestra para todos los mecanismos del control mental,
es el arma más efectiva del poder y la hegemonía de la clase dominante.
A miles de millones de “cristianos” se les ha enseñado que un gran Dios
monoteísta y patriarcal hace la historia. Que la historia es nada más
ni nada menos que el desarrollo de su divina voluntad. Que todos somos
simples peones en el tablero de ajedrez de la gran bienaventuranza
celestial y la maldad diabólica.
La manera de cómo la “Santa Biblia” y el “Gran Dios” “controlaban a los
pobres”, nos la explicó Charles Kingsley, canónigo de la Iglesia de
Inglaterra, cuatro años después de Karl Marx:
“Hemos utilizado la Biblia como si fuera un simple manual de alguacil,
una dosis de opio para mantener calmadas a las bestias de carga,
mientras se les sobrecargaba, un simple libro para mantener a los
pobres en orden”. (3)
Ni siquiera la burguesía fue capaz de hacer las revoluciones política
Francesa y económica Industrial “por gracia de un gran Dios”. Al
principio, para asegurar la victoria, tuvo que poner en marcha el
Renacimiento, la Reformación, una revolución científica y tecnológica,
y separar la iglesia del Estado, para marcar el comienzo de la gran
Razón, el gran Capital, los grandes Negocios y la gran Guerra. Todas
las clases dominantes sabían (y saben) que ellos mismos fueron (y son)
los que iban a hacer o romper la historia.
E. Grandes Hombres Haciendo Historia
El siguiente mito para embaucar a los oprimidos durante siglos fue la
concepción de que los grandes Mesías o grandes Hombres, reyes,
príncipes, líderes, dictadores o tiranos hacen la historia. Los cuentos
de ada, las canciones políticas, los himnos nacionales, los libros de
cuentos para niños, las comiquitas, la “Sagrada Escritura”, los dogmas
religiosos, las doctrinas, las noticias del mundo y los libros de
historia están llenos de fechas y nombres de grandes hombres y santos
que se 'sacrificaron' para el bienestar de la humanidad.
No importa qué tan queridos, heroicos, valientes y amados fueron (y
son) nuestros líderes, sin sus esposas, hijos, caballos o cocineros,
nunca hubiesen podido hacer una revolución mundial a solas. También
sería el colmo de la ignorancia culparlos por grandes inundaciones o
graves sequías.
Es triste decirlo, pero en Humania del Sur, la ideología ha cobrado su
tributo. En las filas de los electores manipulados, es decir, la “carne
de cañón política” se cree firmemente que un solo hombre, un
presidente, podría decidir el futuro de un país. También, que él es el
único culpable de las recesiones, o que él personalmente derrocó el
sistema del apartheid. Por lo tanto, el “hombre común”, la “multitud
solitaria”, la “muchedumbre abigarrada” cree que no tienen ninguna
responsabilidad o relevancia, que no son ciudadanos de la Comunidad
divina, y de ahí el “hombre unidimensional” felizmente puede participar
en la perenne pan et circenses o en “Wein, Weib und Gesang “ (vino,
mujeres y canciones).
Esta concepción de la historia es contraemancipatoria, descarta toda
creatividad posible; en las escuelas destruye los sueños diurnos
juveniles, simplemente porque solo un puñado de ciudadanos jamás podría
aspirar a ser “grandes” en el capitalismo global, y no provienen
precisamente de “los Miserables” o “los condenados de la Tierra”.
F. La gran idea haciendo la Historia
Por cierto, sólo los grandes Dioses y sus representantes en la Tierra,
los grandes Hombres, pueden hacer la historia.
Para controlar el cuerpo, la mente y los pensamientos de los esclavos
humanos, estos primero tienen que ser transformados en dóciles
mercancías laborales, es decir, deben aceptar su servidumbre social,
ser inculcados con una mentalidad de esclavos, ser llenados con
complejos de inferioridad alienantes, transformados en perros de
Pavlov, loros y zombis. Para poder explotar al máximo su fuerza de
trabajo físico, su capacidad intelectual debe ser reducida al mínimo y,
si no se pueden exprimir más, entonces estas conchas vacías, estas
“vacas locas”, se incineran en Faluya, en Gaza o Haití, o se tiran en
el estercolero de la historia.
Para lograr todo esto, los elementos indispensables para el statu quo
capitalista son la lógica formal, una lengua superior, una ideología,
las ideas y los conceptos correspondientes, los patrones de conducta
racistas, estudiantes y maestros leales.
¿Quiénes controlaban la producción de las ideas? ¿Quiénes compró y
vendió estas ideas? ¿De quién fue la fuerza de trabajo que se explotó
para acuñar ideas que sólo le sirvieron a la acumulación de capital y a
las súper ganancias? Eran los mismos grandes dioses-hombres y
hombres-dioses!
De la doctrina platónica de las ideas hasta la idea absoluta de Hegel,
podemos seguir el rastro del Holocausto Mental, de la destrucción de la
mente de la clase obrera, de sus ideas emancipatorias. Como tal, la
conciencia de clase trabajadora está desapareciendo en la vorágine del
imperio Murdoch, en los crisoles de Bild, The New York Times, CNN,
Venevisión, Globovisión, Univisión, etc ...
G. El Herrenvolk, la Raza Superior hace la historia
Los grandes dioses tienen sus grandes “pueblos elegidos”. Entre los que
no son elegidos figuran los recoge-latas, 'bosquimanos', los
palestinos, los “indígenas”, los “indios rojos”, los “negros”, los
“comunistas”, “gitanos”, “marxistas”, etc ...
La concepción de la “Gran Raza que hace la historia” justifica
ideológicamente el colonialismo, la supremacía de la raza, la
segregación social, el apartheid y el fascismo. Tiene su matriz en el
machismo, el sexismo, el doble estándar, la moral de la clase
dominante, los complejos de superioridad, la degradación de las
mujeres, la discriminación de los socialistas y de los pueblos del
“Tercer Mundo”, especialmente de los africanos y los “indígenas”.
Todas estas concepciones de la historia forman parte de las grandes
mentiras de las ideas dominantes de las respectivas élites gobernantes
para conservar sus intereses de clase social, su poder, sus privilegios
y su existencia parasitaria. Son estas clases que en la actualidad
atacan a la Revolución Bolivariana con toda su fuerza, que quieren
derrocar al gobierno del presidente Chávez, y las cuales como “quinta
columna”, están penetrando todos los ámbitos de la vida política en
Venezuela.
Actualmente, en Venezuela, como en otros lugares, se hace bastante
evidente que tenemos que defendernos intelectualmente. Tenemos que
tomar las armas contra el “dominio de espectro completo”. Para poder
agarrar nuestros problemas actuales en Venezuela por sus propias
raíces, tenemos que ser radicales, es decir, ser conscientes del
verdadero origen de nuestra desesperación y esperanza, de la especie
humana misma. Nuestros principales problemas sociales y naturales son
hechos por el hombre, por lo tanto, como hombres también podemos
resolverlos. Podemos deshacernos de nuestros traumas y temores de los
grandes dioses, las grandes ideas, los grandes hombres, las grandes
razas y las grandes sociedades mediante la creación de verdaderos
conceptos que corresponden a nuestra realidad cósmica objetiva,
subjetiva y “transjetiva”.
En otras palabras, también en Venezuela, tenemos que volver a aprender
a pensar. Mucho daño intelectual ha sido producido por los principales
medios de comunicación controlados por la oposición y el imperialismo
mundial. El colonialismo y el capitalismo destruyeron sistemática y
brutalmente nuestra propia “alma”, nuestra capacidad intelectual. Esta
fue reemplazada por el sentirse “grande”, por el adoro de las grandes
“divinidades”, por aprender “grandes” ideas de memoria, por adorar y
arrodillarse delante de los “grandes” hombres, y por glorificar el
“hombre blanco”.
Esto trajo como consecuencia la Gran Depresión, la Gran Sociedad de
Nixon y la Gran Guerra Mundial, es decir, el Gran Negocio.
En Venezuela disfrutamos de la libertad de pensamiento y de expresión
como en ningún otro lugar en este planeta. No se nos prohíbe a estudiar
la Biblia, el Holocausto, Mein Kampf de Hitler, los Protocolos de los
Sabios de Sión, el Manifiesto del Partido Comunista o el libro 1984 de
Orwell.
* ¿Por qué no estamos estudiando estos libros?
* ¿Por qué estamos más interesados en el entretenimiento, el consumo,
el carnaval y en el pan et circenses?
* ¿Quién puede todavía crear una sola idea en un infierno de ruido
procedente de todas las ciudades capitales durante las noches?
Una contaminación tecnológica e ideológica moderna está martillando
nuestros cerebros fuera de sus órbitas! Estamos en el centro de la
próxima versión de una guerra mundial corporativa, de la destrucción de
la mente humana, y no somos conscientes del daño ya infligido. Esto ya
es la victoria parcial del imperialismo corporativo.
En lugar de participar en la verdadera emancipación de la mente humana,
en el mundo millones de víctimas ya sin cerebro, de 'Manchurian
Candidates', de estudiantes dopados, están gritando desesperadamente en
contra del “terror de la dictadura y tiranía” en Venezuela. Su odio e
indignación artificiales se les inyectan de forma permanente por parte
del Moloch global de Murdoch; y todos marchan hacia sus futuros
verdugos; desde hace una década están tarareando el único programa que
han recibido de sus señores de la guerra: Chávez debe irse!
H. Capturar la imaginación de las masas
La primera cosa que una nueva internacional de los trabajadores tiene
necesariamente que considerar es cómo llevar a cabo la tarea histórica
de la Primera Internacional, la contradicción dialéctica de la praxis y
la teoría, como se explica ya en 1845, en la “tesis numero 11 de Marx
sobre Feuerbach”:
“Hasta el momento los filósofos sólo han interpretado el mundo de
diversas maneras, el punto es ahora cambiarlo”.
Esto revela la relación objetiva y subjetiva entre palabra y acción.
Marx advirtió que la teoría aislada o incluso la palabrería política no
existen, que la ideología de la torre de marfil no tiene sentido, pero
también advirtió que el activismo ciego es inútil.
Dijo:
“No es suficiente que el pensamiento se acerque a la realidad objetiva,
la realidad misma debe aproximarse al pensar.”
En otras palabras, es extremadamente difícil, si no casi imposible,
crear una conciencia revolucionaria de la clase trabajadora en un
entorno agresivo, en un Estado capitalista, basado en los grandes
negocios y penetrado por las estructuras e instituciones de la
burguesía capitalista. Esta es la razón por la cual León Trotsky, que
firmó la fundación de la Tercera y la Cuarta Internacional, negó el
estalinismo; al igual que Fidel Castro y Ché Guevara, estaba en contra
de un socialismo local sui generis, la construcción del socialismo en
una isla, en un país o en un solo bloque de naciones. Por ello abogó
por la revolución socialista mundial permanente, por la emancipación
humana creativa. Este es el punto de partida para la fundación de una
nueva Internacional.
I. La praxis es el poder creativo emancipatorio
Por otra parte, Marx vio claramente el papel y el poder de las ideas,
del pensamiento, de la teoría y de la conciencia de clase en la
venidera guerra de las ideas; expressis verbis, manifestó lo siguiente:
“Cuando la teoría (revolucionaria) captura la imaginación de las masas
trabajadoras, se transforma en fuerza material (Gewalt)”.
Por último, cuando, por fin, las ideas precisas, decisivas e incisivas
en Venezuela se vuelven teoría social y no ideología estéril, y cuando
pasan de un cerebro trabajador sano a otro, en las escuelas,
universidades, fábricas y otras instituciones, entonces la praxis, el
poder creativo emancipatorio, han entrado en la Revolución Bolivariana;
entonces, ya ninguna fuerza reaccionaria podría detener su marcha hacia
la victoria.
Notas de pie:
(1)
Véase:
http://www.escholarship.org/editions/view?docId=ft2h4nb1h9&
chunk.id=d0e6745&toc.depth=1&toc.id=d0e6553&brand=eschol
(2)
Ibíd. Fuente: G.W.F. Hegel, Seite 529, Vorlesungen über Die Philosophie
der Geschichte, Werke 12, Suhrkamp Taschenbuch, Frankfurt am Main
1986.
(3)
Véase: http://en.wikipedia.org/wiki/Opium_of_the_people cite_note #-2
franz@franzlee.org.ve