Muchos insultos, pocas nueces

A propósito de la “elevada conciencia del deber social”

“La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.” (Marx; 18 Brumario de Luis Bonaparte) 

“(…) imperativo categórico: echar por tierra todas las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable.” (Marx; Introducción a la crítica a de la filosofía del derecho de Hegel) 

“La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Robert Owen). La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria. “(Marx; Tesis III sobre Feuerbach) 

El marxismo burocrático perdió de vista la ética de la liberación en Marx. En cambio, desde Stalin, trató de conjurar la emancipación social del proletariado bajo el paraguas de la “moral comunista”. Y de un tipo de moral represiva, saltaron al derecho coactivo, a la institucionalización de deberes en la Constitución del 36, al código civil y al código penal soviético. Quienes pierden vista estas relaciones, pierden de vista la diferencia abismal de Stalin con Marx, la relación estrecha de la obra de Marx, con la libertad del individuo social, una libertad personal distinta al libre-tráfico de mercancías y del conocido despotismo estatal. El estalinismo entierra el marxismo libertario. Como decía Marx: no sacrifico la libertad por la igualdad.  

Marx no era colectivista, nunca habló de la sociedad en abstracto por encima del individuo social. No fue como Cristo, no fundó ninguna religión, sino una crítica de la alienación religiosa, siguiendo a Feuerbach. Marx no era Hegel, ni fundó ninguna religión del Estado, sino una crítica radical de la alienación política, la alienación del Estado representativo moderno. Marx no fundó ninguna religión del capital y del mercado, sino una crítica radical de la alienación económica, del fetichismo de la mercancía y sus consecuencias en la mixtificación de la explotación del trabajo asalariado. Aunque no lo compartan, el patrono, público o privado es patrono, es explotador político o económico, explotador de cabo a rabo.  

Colocar la moral, un producto de la auto-actividad humana en el conjunto de las relaciones sociales, por encima y dominando a los individuos sociales, como un poder extraño y ajeno, es parte de una alienación moral. Marx no fue moralista, ni catequizaba, simplemente polemizaba, cuestionaba, hacía un uso crítico de la facultad de la razón, reconociendo una razón histórica y culturalmente situada, en medio de contradicciones y antagonismos sociales, en función de la practica revolucionaria de la liga de los comunistas. Uno de sus grandes legados, es la importancia de la crítica radical y revolucionaria de la economía política del capital, así como de la forma/estado, así como de las formas ideológicas, jurídicas, filosóficas que reproducen las estructuras de mando y explotación del Capital (capitalismo privado o capitalismo de estado, es capitalismo). 

En el contexto del debate de las transiciones, hay quienes defienden como única verdad, como pilar fundamental del socialismo la tesis de la “conciencia del deber social”. Uno plantea que no es así, que hay dos falacias en esta única verdad: 1) que es una idea original del Che, 2) que la conciencia del deber social no sea algo sobre-impuesto; y por tanto, en vez de nacer de la relación dialógica con el otro y de la propia convicción, es fruto de la inculcación ideológica a partir de una acción cultural difusionista, de la imposición de una línea política. Habrá que recordar que nadie ama obligado, nadie ama a juro. Nadie ama por deber, por mandato externo, por imperativo político. Ama por lo que le sale del corazón, no de un yugo político. 

Parafraseando en negativo a Mao: el amor, el altruismo, la ternura no nacen de la boca del fusil. Lo que no está claro en toda esta acción cultura difusionista sobre la “elevada conciencia del deber social” es la relación entre esta idea, los derechos a la dignidad humana y la ética de la liberación. Al parecer, hay unas minorías proféticas que saben lo que es el bien absoluto, y nos lo dicen a partir de un simple maniqueísmo: el capitalismo es el mal, el socialismo es el bien. No me parece condenable a priori esta posibilidad, siempre que me aclaren de cuál socialismo estamos hablando. Si es el de la URSS, no me convencen. 

No tengo buenas referencias del socialismo burocrático que instaló Stalin en la URSS. No se si los defensores de Stalin en Venezuela saben (es decir, si han sentido siquiera indirectamente) lo que significa la experiencia del Gulag. Es posible que digan que eso nunca existió. Pues, sugiéranle a quienes han recopilado miles de testimonios y hechos sobre el Gulag, que esto es falso, que son inventos imperialistas, de la CIA, de los infiltrados. Solo una adoctrinamiento retratado por Orwell, puede hacer tabula rasa de la memoria colectiva de la tragedia humana del estalinismo. Si de verdad, practican lo que proclaman a los cuatro vientos, ¿cuales sentimientos de amor pueden justificar el silencio sobre el Gulag? 

Pasemos a Guevara, al humano Guevara, no al tótem Guevara. No nos hagamos los locos, hablemos del Guevara de carne y hueso. Leamos al Guevara de carne y hueso, critiquemos las ideas que consideremos no válidas del Guevara de carne y hueso, o es que acaso estamos en la onda del culto la personalidad. ¿Acaso Guevara es una suerte de alfa y omega de los procesos de transición? No hagamos lecturas religiosas de Marx ni de Guevara. Ellos no son objeto de culto, de veneración supersticiosa. Son humanos, demasiado humanos.  

El asunto es que la fórmula “elevada conciencia del deber social” no fue creada por Guevara. Hay evidencia histórica y documental para constatarlo. Esa fórmula ideológica es parte de la propia cultura ética, política y jurídica del “marxismo soviético”. Una investigación a fondo de estos planteamientos nos llevan a los años 50-60 en la URSS, y luego a los escritos de Guevara en Cuba. Sabemos que Guevara fue el símbolo de socialización de generación de cuadros y militantes enteros en Cuba. Pero eso es asunto de la revolución cubana.  

Si la afirmación que hemos hecho es falsa, refútenla con argumentos, no con insultos. Creyendo insultar, se insultan a si mismos. Insultan además, la inteligencia de quienes pueden contrastar estas afirmaciones. Repito, si el asunto va por revalorizar una actitud no dogmática de los planteamientos del Che con relación a la ideología soviética, estamos completamente de acuerdo. Pero sin falsear hechos que pueden ser completamente constatables.  

Existe una filiación del pensamiento del Che con el marxismo soviético de la época. Ese marxismo se autodenominaba “marxismo-leninismo”. El mismo Guevara se autodefinía como marxista-leninista. Uno sencillamente afirma que ese marxismo-leninismo es un invento estalinista. Esto da mucha tela para cortar, pero es un debate histórico, documental, con pruebas, con evidencia disponible. No son inventos del Imperio, de la CIA ni de los infiltrados. No son inventos de trotskistas (palabra que también puso a circular Stalin), ni de reformistas, ni de pequeño-burgueses ni de “anarcoides”.  

Por cierto, cada vez que escucho esta última palabra, la confundo con “aracnoides”, cosas del significante, con el perdón de Bakunin y Lacan. Me imagino aracnoides del Imperio, de la CIA, infiltrados por las grietas y resquicios de la revolución, tratando de impedir la consolidación de la tan manida conciencia del deber social. Una suerte de remix de aquella serie de “Los Invasores”, pero en versión soviética. Las actitudes paranoides generan efectos similares, en el imperio gringo o en la superpotencia soviética. Pero sigamos. 

Las formulaciones del llamado “código del constructor del comunismo científico” no son producto del ideario de la revolución cubana, luego de declarase marxista-leninista y socialista en 1961, sino de los propios Congresos Ideológicos del PCUS. Allí aparece la fórmula: “elevada conciencia del deber social”. Más allá de las descalificaciones a los cuatro vientos, solo basta con molestarse a realizar consultas documentales. Investigar un poco. Sin necesidad de olvidar en carne propia, los grandes sentimientos de amor, sin necesidad de sudar odio, descalificación, descrédito, desprecio. Justo en este momento de escuchar tanto repudio, pienso si no será necesaria una “elevada conciencia del deber social” en sus propios declamadores. Tal vez, si de deber se trata, sería mejor buscar la viga en el ojo propio, y no tanto en el ajeno. Se trata de examinar el punto, tal vez estemos equivocados. 

Quienes presuponen que no ha existido la bancarrota del socialismo burocrático ni del marxismo-leninismo, ni como crisis histórica, teórico-ideológica, de representación ni como crisis de legitimación política, entonces se parecen a aquella madre enferma de la película “Good Bye Lenin”. Película con una impronta claramente capitalista,q ue en nuestros países puediera llamarse: Goog Bye, Mr Reagan. Pero hay un aspecto si se quiere estructural, que remite a los efectos de autoengaño. La URSS colapso ciertamente en 1989, así como el Neoliberalismo colapsó en Venezuela desde 1998, a pesar de los intentos de despertar al “Lázaro neoliberal” por los intelectuales de Cedice. Sigamos.  

Stalin muere en 1953. Sharia en 1951 había escrito “Acerca de algunos problemas de la moral” donde planteaba: “El marxismo-leninismo enseña que no solo la construcción de la nueva economía comunista, sino también la formación de la nueva conciencia comunista del hombre no es algo auto-impulsado, no es un producto impuesto por el destino, sino que se desprende de la actividad educacional multilateral y totalmente consagrada del partido bolchevique y el gobierno soviético.” Como vemos, no se trata de espacio para la auto-actividad, sino de puro condicionamiento. Esa no es una educación para la libertad, sino para la sumisión. Luego en 1955, Shishkin, el llamado “decano de los filósofos morales soviéticos” publicó sus “Fundamentos de la moral comunista” donde comienzan a aparecer claras referencias a formulas ideológicas sobre el  “deber social”.  

En su informe al XXII Congreso del Partido Comunista de la URSS, Kruschov había subrayado la importancia de la educación moral: “Debemos desarrollar, entre el pueblo soviético, la moral comunista, en cuya base se encuentra la lealtad al comunismo y la enemistad sin compromisos hacia sus adversarios, la conciencia del deber social, la participación activa en el trabajo, el cumplimiento voluntario de las normas fundamentales de la vida humana comunal, la ayuda mutua propia de los camaradas, la honestidad y la veracidad, y la no tolerancia a los perturbadores del orden social” (Materiales del XXI Congreso extraordinario del PCUS).  

El código moral del constructor del comunismo aparece en el proyecto de estatutos del PCUS de 1961. El Diccionario soviético de filosofía (Rosental-Iudin; 1965) afirma: “En la sociedad socialista, la base del deber civil está constituida por los intereses de la lucha en pro del comunismo. Es deber de todos los ciudadanos de la U.R.S.S. participar activamente en la edificación del comunismo. El código moral del constructor del comunismo incluye en sí el principio de la elevada conciencia del deber social, la intolerancia frente a toda infracción del mismo. El cumplimiento del deber llena de sentido la vida y el trabajo del individuo, proporciona la más alta satisfacción a la conciencia”.  

Afanasiev en sus “Fundamentos del comunismo científico” (1977) plantea el citado código moral del constructor del comunismo presente en el programa del PCUS, y el tema de la “elevada conciencia del deber social”. Como vemos, se trata de elaboraciones algunas anteriores a los trabajos del Che. Falta difundir más (si de difundir se trata) la ética de la liberación en Marx, esfuerzo que pueden estudiar en Enrique Dussel, Adolfo Sánchez Vásquez, Eugene Kamenka o Prior Olmo. Sus textos pueden encontrarse con relativa facilidad. No creo que sean agentes pagados por el Imperio. 

En fin, la frase “elevada conciencia del deber social” formaba parte de la cultura marxista-leninista soviética para la época. Estos datos pueden ser constatados históricamente en fuentes documentales. Sin necesidad de insultos, sin necesidad de invocar a los aracnoides, perdón “anarcoides” del Imperio, de la CIA ni los infiltrados, y mucho menos a los “filosofastros”. Si siguen así, se van a quedar sin adjetivos.  

Finalmente, lo que ocurre es que el pueblo venezolano despertó, y más allá de una agenda política de un grupo publicitario acerca las bondades supremas (cero defectos, cero problemas, cero errores) de la revolución cubana, tenemos asuntos que resolver aquí y ahora, sin tantos “calcos y copias”. Solo les pido eso, que no nos traten como tontos. Seremos filosofastros, pero no estúpidos. Saludos: se despide de ustedes, un pequeño reformista, anarcoide, y me imagino infiltrado por la Agencia de Seguridad Nacional (la CIA está un poco desacreditada), como el “super-agente” 86. Firma: El impronunciable. 


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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

 jbiardeau@gmail.com      @jbiardeau

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