Lo que significa luchar, sus características y consecuencias

Luchar es un concepto que abarca diversas dimensiones de la experiencia humana, ya sea a nivel personal, social, político o emocional. En su esencia, luchar implica un esfuerzo consciente para enfrentar adversidades o alcanzar un objetivo deseado. Todos, conscientes o no estamos siempre implicados en una lucha, aunque sea para abrirse paso en la vida. En general podemos distinguir entre luchar contra y luchar por.  

La diferencia entre "luchar contra" y "luchar por" radica en la dirección y el propósito de la acción.   Luchar contra significa oponerse, resistir o vencer una dificultad, adversidad o enemigo. Se define por la negación, contra la injusticia, contra el imperialismo, contra la opresión. Es reactivo, se alimenta de la existencia de un adversario claro. Se trata de una postura defensiva que busca neutralizar o erradicar un problema. Ejemplo de ello es luchar contra el capitalismo, donde la identidad política se construye en oposición a un sistema.

Luchar por, es un horizonte positivo, por la dignidad, por la soberanía, por nosotros. Aquí no se depende de la figura del adversario, sino de la capacidad de imaginar y movilizar un proyecto. El líder debe aclarar cómo y cuál es ese algo mejor que ofrece; no basta con la habilidad política para vencer, se requiere también capacidad intelectual para planificar y proponer alternativas que superen lo existente. Es una postura proactiva y orientada hacia el futuro. Ejemplo de ello es luchar por el socialismo, donde la acción se define por la construcción de algo nuevo.

Y siempre que luchas por algo luchas contra algo, por lo que es necesario llevar el balance político del momento, para mantenerse y no ser derrotado y a la vez mantener la motivación y el optimismo hacia el futuro.

Cuando alguien lucha contra algo, su enfoque está en resistir, oponerse o eliminar una problemática, un sistema o una injusticia. Sin embargo, esa lucha puede ser reactiva, centrada en la oposición, sin necesariamente ofrecer una visión constructiva o un proyecto alternativo que inspire y movilice a las personas.

Por otro lado, luchar por implica tener un propósito positivo, una visión clara de lo que se quiere construir o lograr. Es una lucha basada en ideas, propuestas y programas que generan esperanza y entusiasmo en los seguidores, ya que ofrecen un camino hacia un futuro mejor y enriquecedor, y que deben mejorarse en el camino, antes del día uno.

Muchos líderes y movimientos que pasan décadas luchando contra el sistema llegan al poder sin programas que enamoren a sus seguidores. La oposición reactiva se agota, neutraliza al enemigo, pero no construye alternativas. Así surge la desconexión con quienes esperan proyectos que den esperanza y oportunidades. La lucha constante contra un adversario dispersa energías y deja poco espacio para nuevas ideas. En esta tarea de imaginar y discutir caminos, los intelectuales son indispensables; y si no se tienen, hay que inventarlos.

Cuando los líderes no logran traducir sus luchas en propuestas concretas, y no ofrecen una visión inspiradora y realizable, sus seguidores pueden sentirse decepcionados y buscar nuevos líderes o movimientos que puedan ofrecer esas soluciones atractivas. Hoy nos sorprende que sea la derecha extrema la que resulte atractiva. No hay propuestas contrarias visibles y posibles a la vista. 

En resumen, luchar por algo positivo y tangible, con programas claros y acciones concretas, es esencial para mantener el apoyo y construir cambios duraderos, más allá de la mera oposición al sistema o a ciertos modelos económicos.                     

Los partidos comunistas son un caso, que en el pasado tuvieron una presencia significativa en muchísimos países, han desaparecido o reducido su influencia porque no lograron adaptarse a los nuevos desafíos. Una de las principales razones fue su falta de claridad en la lucha por la justicia social y la igualdad en un mundo en constante cambio.

Además, no tuvieron respuestas efectivas ante cuestiones emergentes como fue el cambio de las sociedades capitalistas que pasaron de la pobreza a la abundancia relativa, por lo que el socialismo no se vio como una necesidad inmediata. No supieron leer el cambio y fueron desapareciendo. Cayeron en un estado organizativo newtoniano, rígido, sin capacidad de cambios, o de respuestas inmediatas y creativas. Por ahí los ataco los Estados Unidos.

Desde el punto de vista de la nueva lucha contra la injusticia y la opresión, muchos movimientos quedaron sin soluciones viables para responder a las necesidades de las sociedades. Anclados en el pasado, su propia organización se volvió newtoniana: rígida, sin flexibilidad. Esa incapacidad para reinventarse desde una perspectiva moderna y pluralista los llevó a perder apoyo y, en la mayoría de los casos, a desaparecer o degradarse

El peronismo,  muestra cómo un movimiento puede quedar atrapado en planteamientos de resistencia sin articular un proyecto renovado que convoque a las nuevas generaciones, con programa y objetivos sentidos por la población, no puede unitariamente dar una respuesta a las nuevas situaciones que el imperialismo lleva a Argentina y que requieren respuestas más creativas y movilizadoras. Tiene algunos políticos no tienen intelectuales. Nosotros tampoco. 

Hay que tener claro por lo que se lucha ya que en la realidad cambiante, siempre haremos valer nuestros principios de defensa de una causa y un futuro vinculado a las aspiraciones históricas del país, y cuando la situación opresiva contra la cual se lucha cambia o se modifica, ya se tiene  claro a donde proponemos llegar y como. 

 


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Oscar Rodríguez E


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