Al leer mi curriculum vitae
varios camaradas bolivarianos me han
solicitado hacer un comentario sobre la Escuela de Francfort, en donde
obtuve mi Ph D en Filosofía y Ciencias Políticas y acerca de sus
lecciones teóricas marxistas para la Revolución Bolivariana en
Venezuela.
Nuestros lectores recordarán que en artículos previos
hemos declarado que es imperativo para el futuro de Venezuela vincular
nuestra propia práxis y teoría revolucionarias a los verdaderos
intereses y necesidades de los trabajadores, a las luchas de clases
concretas, es decir, directamente a la emancipación humana global.
Científicamente,
las experiencias históricas alrededor del globo , especialmente en el
siglo XX, han constatado que esta no es, de ninguna manera, una tarea
fácil. De hecho, el actual camino sinuoso que la Revolución
Bolivariana recorre a través de la selva corporativa, hacia la
libertad democrática, está cruzando por la guarida de una peligrosa
generación fascista de víboras locales, nacionales y globales. Ellos,
la denominada "oposición", en alianza con la camarilla elitista
corporativa de Bush, los archienemigos maquiavélicos de las clases
empobrecidas están formando una especie de Mamba tan insaciablemente
venenosa que el mundo entero se halla en peligro de ser mortalmente
envenenado por sus diarias mentiras injuriosas, politiquería y
conspiraciones.
Según
ellos, como parte del "eje del mal" de Bush, el autoritario y
totalitario "dictador" y "tirano" Chávez se ha convertido en una
amenaza global, que atenta contra la paz y la democracia mundiales. En
realidad nos estamos aproximando al Rubicón, a la posibilidad final de
emancipación humana sobre la Tierra. Desde hace ya siglos,
reiteradamente, nuestros esfuerzos libertadores han sido cortados de
raíz por la traición, sabotajes, venganzas, corrupción, asesinatos,
intervención y golpes militares, guerras mundiales y genocidio
fascista. Las estructuras de clase, el dominio de clase, las clases
dominantes desbarataron los sueños diurnos humanos, las esperanzas más
sagradas de la humanidad dirigidas hacia la felicidad social de miles
de millones.
En
el contexto de Venezuela, de la Revolución Bolivariana concreta en
América Latina, hemos subrayado la importancia de sincronizar
dialécticamente la práxis natural y la teoría social. Recíprocamente
tanto el marxismo como un posible "Nuevo Socialismo del Siglo XXI"
deben nutrirse y enriquecerse. Una cosa es desarrollar un proyecto
para una Constitución democrática nacional,
garantizando la propiedad "sagrada" de los medios de producción, y otra
cosa aplicarlo a la realidad continental. Sin embargo, en un
ambiente agresivo, imperialista y fascista es algo completamente
diferente planificar un "Nuevo Socialismo" a escala continental y
global. Lógicamente, el imperialismo corporativo se defenderá con todo
su arsenal de armas de destrucción masiva, por lo tanto, la
construcción del socialismo real y verdadero en cualquier lugar de la
Tierra costará cientos de millones de vidas. Peor aún, por aquí y
ahora, no hacer nada contra el fascismo mundial ciertamente nos costará
miles de millones de vidas.
Debido a semejantes
consideraciones hemos sugerido un profundo y renovado análisis
científico de todos los experimentos socialistas en la historia
universal, inter alia,
estudiar el clásico de Georg Lukacs: "Historia y Conciencia de Clase"
con el fin de refrescar nuestra memoria y entender los conceptos
marxistas centrales socialistas sobre la consciencia de clase, la
lucha de clase y como desarrollar una subjetividad (conciencia) real de
los trabajadores.
No
estamos luchando contra el fascismo imperialista mundial simplemente
porque es el orden mundial imperante, tampoco lo estamos negando
porque los capitalistas corporativistas son campeones en explotar,
dominar y discriminar a millones de agobiados trabajadores. Partiendo
de la realidad transhistórica, de la totalidad del Trabajo, las
ciencias naturales y sociales ya han confirmado que dentro del sistema
existente del Trabajo, dentro de las relaciones amo-esclavo nosotros,
la condenada "escoria de la Tierra", en verdad nunca tuvimos
oportunidad alguna de emanciparnos, de realizar nuestros sueños
diurnos humanos, humanistas y juveniles. Los alienantes procesos de
des-naturalización, disocialización y des-humanización dentro del
sistema universal del
Trabajo nos han reducido a la absoluta mayoría de nosotros a
"herramientas parlantes" (Aristóteles),
a "mercancías" humanas, a "fuerzas de producción en el mercado de
trabajo" (Marx).
De
la misma manera, no percibimos al marxismo como la panacea contra el
capitalismo, el colonialismo, el imperialismo y el fascismo
corporativo; sin embargo, tenemos que aprender sus lecciones,
comprender nuestra propia historia capitalista, colonial, para no estar
condenados a repetir los mismos errores reformistas una y otra vez,
por ejemplo, eternamente defender la propiedad privada de los medios de
producción, de Fedecamaras, y al mismo tiempo todavía preguntar: ¿por
qué hay explotación económica en Venezuela?
El
marxismo no es un coroto para el consumo capitalista, que se puede
comprar en cualquier parte en el mercado mundial. No es algo que
cuando está desgastado y cuando vence su garantía podamos tirar y
correr a la tienda más cercana para comprar el próximo éxito de
taquilla "Neo-marxista".
Los capitalistas no le temen a sus
inocentes trabajadores con el cerebro lavado, dependen de ellos, y
viceversa. A lo que ellos más temen es a los marxistas reales y
verdaderos, a todos los "comunistas" y "terroristas". Ellos temen que
miles de millones puedan descubrir la verdad de su existencia
terrenal. Por lo tanto, aquellos que saben de qué se trata el
capitalismo deben ser exterminados.
Durante
la época de las dos guerras mundiales intra-imperialistas, cuando
parecía que el marxismo "ortodoxo" como "panacea" revolucionaria estaba
fracasando, muchos disidentes "marxistas" y "socialistas" oportunistas,
especialmente en el mundo académico metropolitano, hicieron todo por
enterrar la dialéctica y la práxis y teoría revolucionarias marxistas
para siempre, bajo los belicosos escombros Norteamericanos y Nazis de
la Segunda Guerra Mundial. Décadas más tarde, luego de la quiebra
anticipada de la moribunda Unión Soviética, del "socialismo real,
existente", una vez más los "Siete Sabios" de la Izquierda Neo-Marxista
de la Escuela de Francfort trataron de enterrar el marxismo. Sin
embargo, parece que el "gato" marxiano no muere fácilmente, tiene siete
vidas. No hace mucho, en la BBC, los trabajadores y oyentes británicos
una vez más resucitaron a Marx, declarándolo "El Hombre del Milenio".
Ahora,
para evitar que cometamos los mismos errores de la "Nueva Izquierda"
académica del siglo XX, que denigraron al marxismo a la condición de un
zapato viejo, echemos una rápida mirada a la Escuela de Francfort, como
un ejemplo de cómo no
debería revivirse a Marx, y también para ver
cómo el academicismo metropolitano estilo torre de marfil ha convertido
al humanismo creativo marxista en práctica estéril, repetitiva e
ideología osificada y decadente.
Seguramente la Revolución
Bolivariana debería estudiar y aplicar todas las variedades de
socialismo, pasado y presente, pero fallar en conocer y entender la
verdadera negación del capitalismo y el imperialismo sería un error
fatal. El marxismo nació con el capitalismo moderno, es un producto
histórico de la tecnología y la industrialización capitalista modernas,
de la globalización, sólo desaparecerá con la aniquilación del
imperialismo y el fascismo mundiales. En lo que concierne a su
esencia, existencia y trascendencia dentro del capitalismo es
irrelevante si lo declaramos "obsoleto", "comunista" o "terrorista",
¡mientras sigan existiendo relaciones amo-esclavo, nos guste o no, el
marxismo está aquí para quedarse!
En
1930, en tiempos de una severa crisis capitalista-imperialista, entre
dos devastadoras guerras mundiales y durante el surgimiento del
fascismo y el Nazismo en Europa, fue fundado el Instituto para la
Investigación Social ( Institut f ü r Sozialforschung), de la Universidad de
Frankfurt am Main en Alemania por Max Horkheimer, Theodor W. Adorno y
otros. Como resultado del fracaso del movimiento
socialista en extenderse más allá de la Revolución de Octubre y
propagarse hacia Europa Occidental y otros países se volvió necesario
reconsiderar, revisar la práxis y teoría marxista. Como tal surgió la
así llamada "Escuela de Francfort", dedicada a una severa investigación
social, a la teoría y la filosofía desde el punto de vista académico. Con el
surgimiento de Hitler este Instituto, junto con sus principales
teóricos, se vieron forzados a emigrar a los EE.UU.
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Frankfurt
No
es nuestra intención aquí el describir a esta escuela de pensamiento en
detalle o dar a conocer a sus principales protagonistas sino más bien,
en relación a la Revolución Bolivariana, lo que nos interesa aquí son
sus ideas principales, especialmente en su fase inicial, que conciernen
a la práxis y a la teoría, la revolución y la emancipación.
Sus
principales pensadores enfrentaron problemas teóricos similares a los
nuestros aquí hoy en día. Ellos experimentaron una peligrosa
confrontación con el fascismo y la barbarie mundiales. Algunos, como
Walter Benjamin, perdieron sus vidas en la lucha emancipatoria. Al
luchar contra el actual fascismo global en pleno desarrollo, existen
muchas lecciones que deben aprenderse de ellos, especialmente de sus
defectos ideológicos y patrones de conducta elitescos, eurocentristas.
Originalmente
esta escuela nació para reunir a todos los marxistas disidentes,
especialmente aquellos que aborrecían el revisionismo y el reformismo
de la "social-democracia", tal y como fue propagada por Karl Kautsky y
Eduard Bernstein. También criticó a los "loros" ortodoxos del
"Marxismo-Leninismo", y la traición de la Revolución de Octubre por
parte de varios "partidos comunistas" dogmáticos y acérrimos fanáticos
Stalinistas.
Entre los grandes pensadores de la Escuela de Francfort encontramos a Theodor
W. Adorno, Max Horkheimer, Walter Benjamin, Herbert Marcuse, Alfred
Sohn-Rethel, Erich Fromm, Alfred Schmidt, Jürgen Habermas y Oscar Negt;
entre sus más notables críticos contamos a E rnst Bloch, Georg Lukács, Henryk Grossman y Umberto Eco.
En
sus intentos por impulsar, renovar, actualizar al marxismo, bajo las
modernas condiciones globales, buscaban respuestas científicas en otras
esferas de las ciencias sociales: por lo tanto, inter alia, fueron influenciados
por Max Weber y Sigmund Freud. De esta manera nació el
Freudo-Marxismo, y fue expuesto por reconocidos filósofos como Herbert
Marcuse, Erich Fromm y Wilhelm Reich.
De
gran importancia para nosotros es su crítica de la teoría, su teoría de
la crítica, la Teoría Crítica. Ellos divulgaron todo esto en la
tradición filosófica de la crítica a la religión, crítica de la
ideología y la crítica al pensamiento mismo. En las escuelas y
universidades bolivarianas de Venezuela es imperativa semejante crítica
revolucionaria de nuestras creencias indígenas y nuestra religión
cristiana, de nuestra práctica e ideología, práxis y teoría, de nuestra
ciencia y filosofía, para el éxito emancipatorio a escala continental y
global.
Ellos estuvieron conscientes de sus limitaciones
intelectuales, de las lagunas mentales del empiricismo, el positivismo,
del crudo materialismo mecánico y la fenomenología idealista. Por lo
tanto, ellos tuvieron que regresar a la filosofía crítica de Kant y a
la filosofía objetivista, idealista, dialéctica de Hegel, especialmente
a sus conceptos de Negación y Contradicción.
(Ver: Franz J. T. Lee, Venezuela: De la Revolución Bolivariana a la
Emancipación Humana, IMMECA, Mérida (Venezuela), Dic. 2006, pag. 290 -
366.)
Como consecuencia de la publicación de los
"Manuscritos Económico-Filosóficos" y "La Ideología Alemana" en los
años 30, Marcuse estuvo en capacidad de mostrar la conexión filosófica
"práxico-teórica" entre Hegel y el "joven Marx".
Sin embargo, ¿cuál fue el problema principal de la Teoría Crítica?
El
problema fue que la Escuela de Francfort estaba ocupada criticando a
Marx, estaba ocupada en probar que estaba "equivocado", por ejemplo,
que había negado el "factor psicológico" y no puso suficiente atención
a la psiquis alienada de las masas trabajadoras metropolitanas. Sin
embargo, la Teoría Crítica demostró sus limitaciones al solo ser capaz
de señalar los aspectos negativos de la sociedad actual, sin ser capaz
de definir a la nueva sociedad de una manera "positiva", es decir,
afirmativa. Al final, los mismos críticos de Marx se alejaron
lentamente de la revolución, del socialismo, y se volvieron
reformistas, defendiendo al mismo sistema capitalista que ellos
criticaban tan vehementemente de forma teórica.
En
esta etapa, el Instituto alegaba que sus miembros sufrían la
desilusión con el marxismo ortodoxo, y que por lo tanto al negar la
dialéctica y la lucha de clases y ayudados por una venidera ruptura
"milagrosa" en el continuum
de la historia pensaron que finalmente encontrarían un nuevo motor
social para guiar a la humanidad hacia la libertad y la felicidad.
Precisamente este tipo de capitulación contra-revolucionaria no debería
ocurrir en la Revolución Bolivariana.
Lo extraño es que, a
partir de entonces, sus esfuerzos filosóficos fueron dirigidos hacia la
mayor contradicción histórica, es decir, hacia las relaciones
unilaterales entre la Sociedad y la Naturaleza antes y después del
capitalismo. De hecho, como ya lo ha indicado el "joven Marx", esto
concierne al proceso del Trabajo, a la historia humana misma.
En dos clásicos de la filosofía del siglo XX ... "Dialéctica de la
Ilustración" (Adorno y Horkheimer,
1944) y "Minima Moralia" (Adorno,
1951) ...
originalmente, los autores tocaron temas contemporáneos centrales: el
desarrollo de la crítica marxista del capitalismo hacia una crítica
fundamental de la civilización Occidental. Dentro de este proceso
analítico ellos utilizaron el concepto filosófico de la "Odisea" como
pauta para el análisis científico de la ratio, la Razón, de la consciencia
de clase burguesa.
Ellos se enfocaron en un elemento central del trabajo asalariado
moderno, en su aspecto ecológico de explotación económica, en la
dominación tecnológica capitalista de la naturaleza: "El análisis de la
razón ahora avanza hacia una etapa superior. La racionalidad de la
civilización occidental aparece como una fusión de la dominación y de
la racionalidad tecnológica, haciendo caer a toda la naturaleza interna
y externa bajo el poder del sujeto humano. En el proceso, sin embargo,
el sujeto mismo es tragado, y ninguna fuerza social análoga al
proletariado puede identificarse como capaz de emancipar al sujeto
mismo.
En su "Minima Moralia: Reflexiones de
una Vida Deteriorada", Adorno lo
formuló de la siguiente manera: "Debido a la aplastante objetividad del
movimiento histórico en su fase actual consiste hasta hora solamente en
la disolución del sujeto, sin haber dado a luz a uno nuevo todavía, la
experiencia individual necesariamente se basa en el viejo sujeto,
ahora condenado históricamente, el cual todavía es-para-sí, pero ya no
es-en-sí. El sujeto todavía se siente seguro de su autonomía, pero la
nulidad demostrada a los sujetos por parte del campo de concentración
ya está superando la forma de la subjetividad misma." (Ibid.)
Adorno y Horkheimer argumentaban que la profunda aspiración de
emancipación humana depende de una memoria colectiva de condiciones y
relaciones previas no represivas, que a lo largo de las épocas habían
sido destruidas o se habían perdido. Para la Teoría Crítica el
verdadero problema es cómo reconciliar la Naturaleza y la Sociedad.
Bien, en cuanto a nosotros, la respuesta es muy simple: crear
condiciones y relaciones para abolir el Trabajo, es decir, el proceso
de producción, de la alienación per
se.
Contrario al marxismo, la Escuela de Francfort consideraba que la
práxis era algo imposible en la sociedad moderna, excepto como un
concepto en la misma teoría. Asimismo, aquí podemos notar que la
Teoría Crítica era reformismo y revisionismo capitalista, fue un
rechazo ideológico de los principios científicos básicos socialistas y
filosóficos.
Podemos imaginar lo que Adorno diría hoy en día en las vísperas del
Nazismo global orwelliano. Aquí tenemos la explicación del por qué la
práxis y teoría revolucionaria marxista "clásica" se ha vuelto
"obsoleta", del por qué el proletariado mundial está siendo "tragado"
por la tecnología, la sociedad y la civilización burguesas.
Sin embargo, es interesante hacer notar que hace más de medio siglo
parecía que la misma realidad capitalista imperialista estaba siendo
transformada en ideología, en ficción, fantasía, mentiras, ilusiones y
engaños. Por lo tanto, la Teoría Crítica abandonó el dominio de las
"Once Tesis sobre Feuerbach" de Marx, de "cambiar al mundo", y regresó
al hábito de sólo interpretar las contradicciones dialécticas
diarias existentes.
Claro está, ellos descubrieron que la madre de la dialéctica sistémica
interna es la lógica formal, y de esa manera concluyeron que incluso
la dialéctica como método de pensamiento no necesariamente contenía la
verdad histórica, en consecuencia, podía convertirse en un arma
efectiva de la dominación capitalista. Según la Teoría Crítica, la
verdad de la dialéctica yace en la latencia y la tendencia , en la
intención del proceso del Trabajo, en el proceso de producción, en la
historia.
De esta forma, la Teoría Crítica se alejaba
lentamente del marxismo, perdía su Práxis Crítica, y se aproximaba a la
"redención", la libertad espiritual y la eterna felicidad.
En
los años sesenta, al regresar del exilio en los Estados Unidos de
Norteamérica, los exponentes de la Teoría Crítica de repente
descubrieron que las clases trabajadoras metropolitanas ya no eran
capaces de conformar un futuro proletariado revolucionario y con
consciencia de clase. Por lo tanto, en el "Hombre Unidimensional" de
Marcuse y en la "Dialéctica Negativa" de Adorno, en un sentido
puramente normativo, negando a Hegel y a Marx, también en un sentido
reformista como en una especie de "chivo expiatorio" lógico, la
dialéctica fue reducida a un inútil método absoluto de negatividad.
Claro está, Adorno afirmaba que él estaba modernizando, re-examinando y
re-definiendo la dialéctica.
Sin quererlo, expresándolo en otros términos, Horkheimer y Adorno
declararon algo importante en cuanto a que la Sociedad de la clase
dominante vis-a-vis dominaba
la Naturaleza de clase, en cuanto al Sujeto parasitario contra el
Objeto que trabaja forzadamente. Ellos hicieron referencia al "pecado
original" del pensamiento (dominante),
es decir, de la Sociedad de la clase dominante europea, que estaba
eliminando progresivamente todo lo que no fuese pensamiento, lo que no
fuese pensamiento capitalista, en otras palabras, estaban eliminando la
Práxis emancipatoria.
A lo largo del proceso del Trabajo, encadenado por las relaciones
amo-esclavo, el sujeto estaba devorando al objeto. En este sentido,
ellos sólo estaban repitiendo lo que en todo caso el Espíritu del Mundo
de Hegel estaba haciendo todo el tiempo, es decir, devorando a la
Naturaleza. En este sentido, ellos afirmaban que el pensamiento y la
teoría se habían vuelto cómplices de la dominación política y social.
Por lo tanto, la "Dialéctica Negativa" debía venir al rescate de la
"preponderancia" del objeto. ¿Qué significa esto? Debido a que la
Escuela de Francfort, como los revisionistas y reformistas, perdieron
toda su fe en las clases trabajadoras del mundo capitalista global,
ellos tuvieron que confiar en el sujeto individual metropolitano. Esto
siempre ocurre cuando en los asuntos revolucionarios y emancipatorios
negamos la existencia de la realidad social, de las clases sociales, de
las luchas sociales a escala mundial. Mientras siga existiendo el
proceso del Trabajo, el perverso y unilateral proceso de producción,
mientras sigan reinando las relaciones amo-esclavo sobre el planeta
Tierra, siempre tendremos luchas de clases de todas las categorías.
Sin embargo, lo antes mencionado no fue suficiente, ahora estamos
siendo incorporados a la era de la teoría de la comunicación de J ü rgen
Habermas. No con la intención de aterrorizarnos intelectualmente, en
su compleja epistemología es importante lo siguiente: él trató de
desarrollar una nueva teoría materialista de la evolución social, que
supuestamente forma parte de una teoría cuasi-transcendental del
conocimiento emancipatorio, que no obstante se ha convertido en la
moderna piedra fundacional de lo que queda de la Teoría Crítica.
En
definitiva, de todas partes ha surgido la crítica filosófica. Ernst
Bloch denunció a la Teoría Crítica como "ideología burguesa", otros
críticos la vieron como una crítica elitesca academicista vestida con
ropa marxista roja, la crítica de izquierda identificó a la Teoría
crítica con el idealismo burgués, como Neo-marxismo metropolitano. En
realidad, exceptuando los esfuerzos políticos de Herbert Marcuse, que
trató de hallar el sujeto revolucionario en el "Tercer Mundo", y de
influenciar al movimiento estudiantil en los agitados años sesenta, la
Teoría Crítica se quedó en la academia, en los institutos, aislada de
las verdaderas luchas revolucionarias de la historia contemporánea,
porque no poseía una relación social inherente con la práxis y teoría
política emancipatoria.
Georg Lukács, uno de los principales críticos de la Teoría Crítica,
indicó que todos sus
principales teóricos sufrían síndrome del "Abismo del Gran Hotel".
http://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Luk%C3%A1cs
Fuera de nuestra propia historia, fuera de nuestras experiencias
revolucionarias de los últimos siete años de Revolución Bolivariana,
debemos dar a luz a nuestra propia práxis popular y teoría cívica,
nuestro soberano dínamo dialéctico para la emancipación humana.
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