Yo te excluyo, tú me excluyes, nosotros nos excluimos

Una de las premisas más importantes que se enarbola en el proceso revolucionario actual es la inclusión como un valor que debe transversalizar todas las actividades que realizamos en la sociedad venezolana a fin de conseguir la tan ansiada mayor suma de felicidad posible. De nada vale hacer un decálogo de buenas intenciones si estas nunca se van a materializar o de hacerlo su alcance solo arropa a un sector mínimo de la sociedad.

En los procesos anteriores a la quinta república la exclusión se enseñoreó contra los marginados del poder, fuesen marginados coyunturales o permanentes y con esto quiero significar que los pobres o los que no somos activistas políticos hemos sido marginados permanentemente. En época de la cuarta república para no irnos muy lejos y producto del famoso pacto de punto fijo, los partidos AD y Copey se alternaron el poder y con eso los procesos de inclusión-excusión; al ganar uno, automáticamente se excluía del poder sobre todo a los más pendejos militantes del otro bando puesto que el famoso pacto solo cobijaba a los más altos detentores del poder constituido de ambos bandos, pero juan bimba, juan pachanga, pablo pueblo, juan albañil o doña rosa no estaban invitados al baile, salvo algunos militantes del partido de turno y si acaso a recoger migajas como: un puestico de bajo nivel acá, un apartamentico en Caricuao, un carrito de corpoindustria, una bequita, etc.; pero inclusión para tomar decisiones de interés transcendental en lo colectivo nacional, “tas loco”, o para pertenecer como accionista con voz y voto en las empresas del estado, menos.

Bueno resulta chico que en razón de esas y otras experiencias vividas en la cuarta, entonces los venezolanos de a pie, los que no tenemos esas camionetotas que hoy valen más que una casa o un apartamento porque no estamos enchufados en ninguno de los dos polos decidimos apoyar al comandante Chávez y sus propuestas de inclusión en todos los órdenes del acontecer nacional sin distingos de raza, credo o condición social,(apoyo que hoy está en entredicho en esta capa de la población) pero; que vaina que nunca falta un pero como dice Perucho, resulta que la exclusión siempre existe como una posible tara que sociológicamente mantenemos viva y siempre se la anteponemos al “enemigo” o al contrario a nosotros, como una forma de venganza por habernos tenido tanto tiempo en la exclusión.

Pero ahí está la cosa, ¿a quién se excluye? Y ¿a quién y cómo se incluye? Quienes fueron excluidos con la famosa lista Tascón, seguro que no fueron los más altos representantes de la derecha burguesa y del gran capital y los más altos representantes de los partidos opositores al gobierno los que sufrieron en la práctica tal nefasta exclusión y seguro que fueron los mismos proponentes de la inclusión en nuestra Constitución como un valor, un principio y una garantía los que violaron este precepto constitucional en un ejercicio de mala práctica política. Y a quién se incluye y como se incluye, entonces resulta que se tiene como práctica de inclusión, incluirte en un consejo comunal para a veces resolver problemas coyunturales de servicio o para que pertenezcas a una mesa técnica de cualquier cosa para dorar la píldora de cualquier problema o sentar a tus representantes sindicales burócratas que comparten ideología con el patrón estado para acordar algunas soluciones a medias (Sidor y otras, dixit) sin consultar con la base trabajadora o creer que las soluciones habitacionales per-se son la quinta esencia de la inclusión al proceso socio económico de la sociedad.

De todo lo anterior, sin prejuicio de lo que falta por acotar y no se hace por razón de síntesis se puede colegir que no conduce a nada seguir practicando la exclusión como arma política contra el supuesto enemigo. Que ambos polos se equivocan estratégica y políticamente cuando lo hacen, que el único resultado de la exclusión es una guerra fratricida que ha llevado al país, sobre todo a los más pendejos a una situación de crisis que ya resulta insostenible y que de no dar una repuesta política inteligente en el mediano plazo traerá consecuencias no deseables para nadie. Por lo que se sugiere desde la humildad de quien escribe, seguro de representar a una inmensa cantidad de venezolanos y venezolanas de a pie, militantes o no de los partidos del status político que se sienten de una vez por todas a concertar el país, pero no solo los de arriba de ambos polos, no solo el Psuv con la Mud, o con fedecamaras, o sindicatos bolivarianos, o colectivos, etc; el debate debe hacerse a todos los niveles, que participen las amas de casa, los trabajadores y trabajadoras de todas las áreas y tendencias, los estudiantes, las iglesias, los campesinos, los pescadores, los emprendedores, en fin los incluidos y los excluidos y que todas las personas e instituciones que conforman la sociedad se abstengan de llevar condiciones de antemano para el dialogo, tenemos que estar dispuestos a ceder posiciones de privilegio o de ventaja que tengamos para que el dialogo sea fructífero y presentar ideas y propuestas nos permita pasar de este estado rentista, excluyente y paternalista a un estado productivo e incluyente donde todos tengamos cabida como establece nuestra constitución en su preámbulo.

Por ejemplo por qué en un medio de producción cualquiera sea este de propiedad privada o del estado sean estos los dueños absolutos del mismo y como consecuencia de ser únicos propietarios de la cosa entonces se debe explotar al trabajador cuando éste es el que con su trabajo produce la plusvalía necesaria para mantener a la sociedad. Por qué no se incluye a la clase trabajadora en el reparto del capital accionario de todas las empresas del país en igualdad de condiciones con el dueño estatal o privado en una forma de capital mixto que permita una justa distribución de la riqueza, cuestiones como esa se podrían debatir en colectivo a nivel nacional y seguro estoy que se escucharan ideas que nos permitirían, poniéndolas en práctica salir del atolladero en que nos encontramos. En fin debemos trasponer la tara que significa el excluir al otro por simple práctica revanchista.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1762 veces.



Jorge Alvarez Casañas


Visite el perfil de Jorge Alvarez Casañas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: