Hablemos de Salario … y algo más

Hablar del salario en los términos en que está siendo abordado en Venezuela por distintos sectores, no es una tarea fácil. Algunos analistas ya han comenzado a utilizar dos términos contrapuestos: el salario constitucional o el ingreso integral. Cierto es que constitucionalmente está establecido en el artículo 91: "El estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como referencia el costo de la canasta básica" (subrayado nuestro). No hay dudas, pues, que al no ajustar cada año el "salario mínimo vital", cualquiera que fuese el monto de él, el gobierno estaría incurriendo en una violación de la CRBV. Esto no admite discusión.

En la exigencia del salario mínimo coinciden sectores que políticamente, en teoría, son antagónicos (no sería casual, dicen que los extremos se tocan). A ambos no les satisface la presencia de Nicolás Maduro al frente del gobierno. Pero resulta que uno y otro ignoran, a conciencia, el contexto en el cual se da esta controversia. Veamos más detenidamente este aspecto que en nuestra opinión, es de suma importancia ser considerado.

El gobierno bolivariano desde febrero de 1999, ha estado sometido al asedio del imperio norteamericano. Este asedio ha variado en intensidad de acuerdo a circunstancias internas y externas. Cuando Chávez asumió el gobierno, hay que recordar que los precios petroleros estaban por debajo de los 10$. Fue gracias a una gira de Chávez por países de la OPEP, que los precios comenzaron a recuperarse. Esto con mucha frecuencia se olvida, así como también, que fue en el gobierno de Hugo Chávez cuando el salario mínimo alcanzó sus niveles más altos en Latinoamérica (476$ en 2012).

A partir de la ausencia física del Comandante Chávez, por razones que parecen obvias, el asedio se intensificó, hasta convertirse en un despiadado bloqueo. Se nos ha dificultado la producción del petróleo y también su comercialización y venta. Se habla de pérdidas superiores a los 250.000 millones de dólares, al dejarse de producir, y naturalmente de vender cerca de 4.000 millones de barriles. A ciencia cierta no se sabe el monto exacto de las pérdidas. Lo que sí se sabe es que eso ha ocasionado graves daños a la patria y a toda su población, sin excepción alguna. Lógicamente los sectores más vulnerables han sido los más afectados. Pero, también, comerciantes y empresarios han sido directa e indirectamente perjudicados, incluidos sectores privados abiertamente contrarios al gobierno revolucionario.

Entonces, necesario es poner la discusión en sus justos términos. Sería necio y fuera de toda lógica suponer que el gobierno de Maduro es masoquista y que sólo persigue perjudicar a la clase trabajadora, por su supuesta orientación neoliberal. Sea cual fuere la orientación de cualquier gobierno, en una contienda electoral cercana, sería de elemental racionalidad el que tomara medidas que favorecieran la posibilidad de reelección de su candidato. Por lo tanto, si Maduro no ha aumentado el salario mínimo deben privar poderosísimas razones para no hacerlo. Veamos con detenimiento cuáles podrían ser esas razones.

La razón principal es que nuestros actuales ingresos no alcanzarían para cubrir las incidencias salariales y lo referente a prestaciones salariales, si se produjera un alza del salario mínimo en las proporciones que algunos candidatos de la oposición lo están planteando.

El economista José Gregorio Piña, quién endilgó el apropiado y sarcástico calificativo de "BCV" a los críticos antimaduristas: Boza, Curcio y Váldez, afirma que no alcanzarían los recursos ni tan siquiera vendiendo a PDVSA , como plantean algunos opositores, entre ellos, la Machado. Dice Piña que necesitaríamos, nada más y nada menos, que requeriríamos alrededor de 100.000 mil millones de dólares anuales para honrar los compromisos, derivados de un supuesto aumento.

El actual salario, los bonos de Guerra Económica y ticket de alimentación representan hoy, aproximadamente el 74% de nuestros ingresos. Calculemos, entonces, a cuánto llegaría este porcentaje con un salario mínimo, no ya de 200$, sino de 100$ mensuales.

No hay que devanarse los sesos para concluir que quienes plantean un aumento de salario mínimo en los términos ya expresados, saben lo qué dicen y porqué lo dicen. Es más que evidente la demagogia de tal exigencia. Esto, como lo que expresamos al inicio del presente artículo, sobre lo contemplado en la CRBV, no admite discusión.

Ahora, ¿todo lo dicho hasta ahora significa que tendremos que resignarnos a unos ingresos que no cubren las necesidades básicas de nuestra población?. Pensamos que no.

Consideramos que hay elementos tangibles que demuestran que si se sigue aplicando la hábil política que se ha puesto en práctica desde Miraflores, podemos aspirar a unos ingresos que garanticen un "salario mínimo vital", tal como está establecido en el artículo 91 de nuestra Constitución (CRBV). Sólo que con responsabilidad, los mismos tienen que ser sustentables y sostenibles.

Necesario es recuperar nuestra industria petrolera. No será posible impulsar una economía diversificada no petrolera, sino aumentamos los ingresos de divisas con la venta de nuestro petróleo. Ello es así. Allí no hay nada que inventar. Esto en nuestra opinión, tampoco admite discusión.

De igual forma dijimos que no será posible en términos mediatos impulsar la industrialización del país sin el concurso de una parte del sector privado. Y hay un sector del empresariado dispuesto a trabajar en esta dirección. Allí tampoco hay mucho que inventar. Y en eso, el presidente Nicolás Maduro ha demostrado tener muy claro el panorama.

Finalmente, y eso también lo dijimos en el articulo anterior, que vivimos una etapa de transición entre un mundo pretendidamente hegemónico y unipolar, y un mundo pluripolar y multicéntrico. Esa transición apunta a un mayor actuar en sincronía de dos países emergentes de alto desarrollo, como lo son China y Rusia. El fin de la historia como lo soñó Fukiyama, quedó en eso: sólo en sueños. No tenemos duda que este factor externo en desarrollo nos favorecerá.

A lo interno, la hiperinflación ha sido detenida y tenemos hoy la mayor estabilidad en términos cambiarios de los últimos 12 años. No son especulaciones. Son hechos muy concretos de nuestra realidad económica. Se estima que la inflación para finales de este año se ubique alrededor del 50%. Un hecho sorprendente, para los que no quieran ver, si recordamos que a partir del 2016 la inflación interanual alcanzó niveles de 6 dígitos.

Estamos, pues, convencidos que el camino que estamos transitando es el correcto, al margen de que algunos de entrega y compromiso acomodaticio, consideren "una barbaridad" nuestro apoyo irrestricto a nuestro Presidente Nicolás Maduro que es el actual Comandante en Jefe, por legado de Chávez y voluntad de nuestro Bravo Pueblo.

 



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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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