Los que promovieron la migración de 7 millones de venezolanos, los que pretenden privatizar todas las misiones creadas por Chávez, los que entregaron a compañías extranjeras el gas y el petróleo venezolano, los que por cada peo diplomático dicen que es un triunfo revolucionario; los que entregaron CITGO a Estados Unidos, los presidentes interinos que humillaron la soberanía venezolana. Éstos, juntos son los creadores del caos en Venezuela, y a la vez, por suerte para la ciudadanía, hoy amarran los bártulos para echar andar “por las buenas o por las malas” las elecciones de final de año.
Todos juntos, están disponiendo de los medios para ejecutar la gran hazaña de empajar al pueblo con la fidelidad a Chávez y la renovación democrática.
Ojo con esto, el pueblo puede abstenerse masivamente o votar por la derecha para derrotar a Maduro; pues ellos tienen la patente de permanencia en el poder, y toda la historia de marginación política, que otro quinquenio en el poder de los creadores del caos, se puede todavía soportar.
Eso incluye a cualquier otro candidato; que promete y lucha por defender los siete salarios; los que proponen restaurar PDVSA y volverlo al camino iniciado por Chávez; aunque eso es imposible sin el apoyo del ejército y los defensores de Chávez que piensan volver al Plan de la Patria elaborado por Chávez como programa socialista de gobierno. Todo esto, parece estar cuesta arriba; porque es un movimiento aún semi clandestino, poco articulado y que está en el foco de ataque de los organismos de seguridad del Estado.
La mayor probabilidad de salida y repetición de este caos, la tiene la reelección de Maduro; dado que se desconoce la reacción consciente del pueblo y se sabe de la capacidad de maniobra que, sobre el pueblo, todavía ejerce el gobierno de Maduro y la derecha. “Aunque, no es lo mismo, pero es igual.”
Así, no es tan halagüeño el futuro inmediato para las alternativas electorales revolucionarias. Pues en las condiciones encontradas los creadores del caos y amarra bártulos tienen ventajas; salvo que el pueblo de una sorpresa.
Sin embargo, las sorpresas también son cuestiones operativas; que se preparan en la subjetividad, pero, operan en la realidad. y eso todavía está en proceso.