La dignidad de una Marcha

Sobre la marcha campesina

Asistimos a una de esas manifestaciones de dignidad y alegría de las que pocas veces se han vivido Teníamos mucho tiempo sin vernos así de irreductibles, solidarios y sedientas de justicia. Caracas recibió a los marchantes con los brazos abiertos, con el canto irreductible de Ali y con un saludo de bienvenida que se reflejaba en la sonrisa agradecida de quienes habían coronado una caminata a través de 5 estados. Trajeron sus denuncias contra el latifundio y el sicariato, que ha cobrado la vida de más de 300 campesinos a manos de los terratenientes y con la complicidad de algunos componentes de los órganos de seguridad. Vinieron a hablar del mayor problema de la humanidad en este momento: la tierra.

El ambiente en la autopista era parecido al de la marcha autoconvocada por los colectivos de Caracas en contra del explotación minera en 2013, o al espíritu de las asambleas populares en la primera semana de 2015 (lastima que ese fue secuestrado)… ahí estábamos, arrechos pero optimistas. Camaradas del movimiento popular no institucionalizado, acompañando el coraje de quienes al verse acorralados por una situación agobiante, decidieron marchar en el país, antes que marcharse del país.

Habían curas, gente de sindicatos, de la alpargata, el chavismo bravío, los guerrilleros de los 60s, el movimiento de pobladores, los comunicadores populares, cultores, cantoras, cocuyeros Insurgentes, la canción de Uncanto, los encapuchados de los 90s, las feministas, en fin; militantes diversos de múltiples orgánicas que se inscriben en el campo de lucha chavista.

En el arranque, la cola de la movilización estaba saliendo del monumento de alí cuando la vanguardia campesina, a la cabeza, ya estaba llegando al perímetro de la bandera. Lanzando "consignas viejas", que decían que hay que luchar hasta vencer porque el pueblo organizado conquistará el poder y que el socialismo se conquista peleando, avanzábamos hacia Miraflores llenos de irreverencia y de ternura combativa.

Y así, llegamos a la Av Bolívar…

Frente al Museo de Arquitectura, hicimos una parada necesaria. Los marchantes necesitaban almorzar y descansar, pero el acompañamiento caraqueño aprovechó para comenzar a dispersarse, restándole a la marcha por lo menos la mitad de sus acompañantes y dejando ver los baches ideológicos de ciertas organizaciones que apuestan a hegemonizar las iniciativas desde el discurso cuantitativo, demostrando que en lo ideológico, aún tenemos mucho camino que recorrer.

El descanso duró un poco menos de dos horas, que se convirtieron en una eternidad de informaciones cruzadas, que el oportunismo aprovechó para meter cizaña contra el gobierno. al final el casquillo no pudo imponerse a la admirable determinación de la marcha y, a pesar del discurso revanchista de los profetas de la represión, nuestras campesinas retomaron la ruta hacia Miraflores con disciplina y con sus objetivos bien claros: hablar con Nicolás Maduro.

En la Av Urdaneta la cosa no se puso fácil. Era la profecía autocumplida de quienes juegan a la desestabilización, el edén de los invocadores del desastre. Un piquete de la policía impedía el paso hacia Miraflores y, detrás de ese, tres o cuatro piquetes más entre el bulevar panteón y Miraflores fueron organizados para impedir el avance de la marcha. "Como si fuéramos escuálidos" decía, indignada, una señora.

Tan incomprensible era esa barrera de contención policial, que uno de los pacos dijo: "Hay guarimbas en el este, nosotros no deberíamos estar aquí, esto es un error". La torpeza de esa decisión del gobierno era comparable al entusiasmo de quienes apuestan al discurso desestabilizador. En medio de esos extremos que se tocan, los y las campesinas con sus consignas de unidad, lucha, batalla y victoria, esperaban. "Si llevamos más de 20 días caminando, se puede esperar un ratico más", Respondía un compita Wayuu.

Desde ahí comenzó otro cuento. Los marchistas decidieron hacer una sentada frente al piquete, nombraron una comisión que hablaría con Diosdado, y esperaron… los cizañeros querían que no se movieran de ahí, mientras denunciaban que el gobierno estaba jugando al desgaste del movimiento campesino. Gritaban que era una burla, que era una grosería, tenían razón pero tampoco se trataba de exaltar los ánimos, cuando la vanguardia había decidido sentarse a esperar.

Incluso se dijo que estábamos siendo víctimas de la represión (¿¡!?), demostrando que hay gente que no ha vivido la represión del estado y que también hay quienes, al parecer, la añoran románticamente. Una campesina guara reclamaba, "Nosotros vinimos a hablar con Maduro, no a tumbarlo"; no se supo si lo dijo por la torpe actitud del gobierno o por los discursos de los oportunistas, porque esos extremos se tocan y al final, no se sabe cuál de los dos le hace un mejor juego a la derecha.

Incluso, algunos compas apelaban al recurso lastimero en sus análisis, "Esos pobres campesinos, burlados y reprimidos por el Estado burgués"; cuando en realidad se estaban refiriendo a mujeres y hombres templados en una dura jornada de más de 400 Kilómetros que los hizo devenir en la vanguardia de la revolución socialista, en medio de un estado global de guerra imperial contra los pueblos.

Es verdad, no haber tramitado permisos fue una falla del acompañamiento caraqueño, y más peso tiene esa falla cuando la ciudad está sufriendo sabotajes eléctricos, cuando el fascismo anuncia una supuesta marcha de enfermeras para detonar la violencia y posiciona, en las RRSS, la etiqueta #YoMarcho para confundir sobre la intención de ambas marchas, cuando hay guarimbas en Petare y Bello Monte y cuando era harto conocido que en la marcha habían algunas individualidades con militancia en VP. Pero, nada de eso le resta peso a la torpeza del gobierno por ese absurdo cordón policial y por el blackout mediático que silenció la llegada de esta manifestación a Caracas.

Con el regreso de la comisión campesina, se sometió a votación si se aceptaban o no las propuestas traídas (cambiar la pernocta, del Liceo Fermín Toro a la UNES y ser recibidos al día siguiente por Nicolás). La asamblea campesina decidió aceptar y decidió retirarse a descansar. Algunos se desgañotaron diciéndoles que no se montaran en los camiones de la policía que se habían habilitado para transportarles, que era un indignidad que los sacaran así de la calle; y era cierto. Pero me contó Gudiño que una señora mayor le dijo "Si hemos estado durmiendo mal todos estos días, ¿qué tiene de malo una noche más?"

Pero eso enardeció a ciertos factores que mantenían sus posturas confrontacionistas, en particular una compañera del PCV que vimos arengando para dirigir el cansancio y el desgaste físico contra el presidente Nicolás y contra la represión de este estado traidor de la clase obrera; la vimos llamando "sumisos" a los marchistas solo por el hecho de haber negociado con el gobierno (que era el objetivo de la marcha) y predijo (¿horóscopo comunista?) que "Maduro" no los iba a atender, que estaban jugando con ellos, que no se levantaran de la calle, que durmieran allí; obviando que amenazaba con seguir lloviendo y menospreciando la fatiga que deja una jornada como esta, (10 minutos después desapareció de la escena). Parecía que su objetivo era propagar pesimismo para quebrar el espíritu de los marchantes, con el argumento de que debíamos mostrarles "La verdad, porque ellos no saben cómo es esa gente que está en el gobierno",

Había quienes querían usar la marcha para "desenmascarar el sentido antipopular del gobierno", pero los marchantes venían a profundizar las contradicciones que existen con los operadores del estado en diversas instancias y de esa forma buscar la resolución de la crisis; ese modo de encarar las situaciones son enseñanzas que los y las compas nos están dando. Fundamentalmente a quienes quisieron hacer de la movilización una horda iracunda, esta jornada les debería hacer reflexionar en generar sus propias convocatorias y movilizaciones, junto a formas organizativas más acordes con sus condiciones ideológicas. Salvo esas mínimas excepciones Caracas aprendió mucho en esta marcha, en ese encuentro hermoso lleno de solidaridad, de respeto, y de la necesidad de profundizar los lazos orgánicos con el campo, para posibilitar el quiebre de esa maldita contradicción campo/ciudad.

Pero, a medianoche, ciertos compas que juegan de forma ciega a la desestabilización, comenzaron a lanzar la matriz alarmista de que se habían llevado presos a los campesinos, luego que no habían condiciones en la UNES para recibirles, que no había agua, ni comida, ni luz y que con ello se quería generar un desgaste del movimiento. Pero esas fallas, que eran ciertas, fueron resueltas en pocas horas; y en menos de un día el presidente Maduro los recibió, comprometiendo a sus mejores cuadros con la lucha campesina, en cadena nacional; demostrando que en el campo hay razones que convocan y las fuerzas necesarias para dar el Golpe de Timón que Chávez le encargó a Nicolás como a su vida; lo demás es voluntad política.

La marcha campesina no solo vino a corregirle la tarea al gobierno y a darle un sacudón a la conciencia nacional, mostrándole al presidente la ruta hacia la superación de la crisis en el ámbito productivo nacional, sino que también vino a darle una lección de disciplina, de consciencia y de compromiso militante a NuestraIzquierda. La marcha admirable vino a compartir con nosotros una victoria hecha a mano por la gente de a pie, esos campesinos, esas campesinas son hoy en dia la voz de quienes apostamos por la constante transformación democrática hacia el socialismo, son el grito de quienes piden paz con justicia, son la piel del poder constituyente.

Nos toca aprender que acompañar no es protagonizar y tampoco es aprovecharse de un momento colectivo para drenar frustraciones individuales, que acompañar es respetar las condiciones y cuidar celosamente los acuerdos logrados. Acompañar es respetar la voz de quienes tienen la palabra y la iniciativa política. Acompañar tampoco se trata de meter casquillo para encabezar los procesos, sino de generar las condiciones para que se concreten los objetivos planteados, acompañar es asumir que cada proceso tiene sus métodos y sus tiempos, y que a veces el culto al "Comecandeleo" limita los avances que plantea una coyuntura determinada, que a veces toca avanzar desde la vanguardia y otras veces nos toca cuidar la retaguardia y que siempre la conciencia militante determina el papel que te toca jugar en el tablero de la lucha de clases… Estos, son saberes que nos dejan los compas que vinieron a esta marcha.

esas enseñanzas son útiles cuando pareciera que la agenda va a determinarla la resolución de conflictos interchavistas en la relación Poder constituyente/Poder Constituido, no como contradicción sino como la complementariedad estratégica entre el Movimiento Popular y el Gobierno Revolucionario. La superación de los conflictos comenzaria a dejar de ser solamente un acto mediático, para convertirse en un asunto ontológico, práctico. Ya no como el estado que representa al colectivo nacional, sino como el estado que acompaña los procesos emancipatorios del pueblo, en un ejercicio de democracia participativa, y esa es una oportunidad de muy alto calibre para radicalizar el proceso, en favor de las tesis socialistas.

La Marcha Campesina Admirable deja un cambio épocal en el ambiente y ya el gobierno debería de dejar de ser un "show de papelillo y reggeton para contentar a las masas" y comenzar a ponerse en los pantalones del campesino, para avanzar junto el pueblo. Si esto va a ser pan y circo, hagamos también el pan (por favor). Porque no hay forma de quedarle mal a los campesinos sin traicionar el legado del comandante, sería no acatar la última orden del Eterno Comandante, Comuna o Nada!.

La marcha deja al Estado acorralado entre las consignas campesina por cumplir, una realidad contraria a su realización y un compromiso estratégico con la historia. La palabra del gobierno está puesta sobre la mesa apelando a la confianza del pueblo, no cumplirle a las campesinas sería jugar al quiebre de la esperanza en los sectores más leales y dispuestos del chavismo y, a su vez, se estaría apostando al socavamiento de las bases del movimiento revolucionario global.

Insistimos en que la realización de la agenda planteada, por los campesinos y las campesinas, implica una contraofensiva bestial de las oligarquías continentales. Estamos hablando de la violencia operante en toda la estructura del estado burgués, contra los campesinos. Jueces corruptos, terratenientes narcoparamilitarizados, la quintacolumna institucionalizada, la mafia eclesiástica, funcionarios tarifados por la oligarquía guarimbera, instituciones ineficientes, militares vendepatria, todos controlados por un imperio asesino de niños, todos en santa cruzada contra por controlar la tierra del campesino. De allí, de esa realidad tan ruda, en consonancia con la exigencia de esa pelea, debe surgir el compromiso que debemos asumir quienes acompañamos esta iniciativa.

Saber que, pocas horas después de la reunión con Nicolás, muere asesinado un campesino marchante y profundamente chavista a manos del sicariato latifundista, nos debe comprometer más allá del hacer una caminata juntos. La marcha hacia la revolución agraria debería ser un punto de honor en nuestra agenda militante y ello implica niveles muy altos de consciencia y de compromiso. Sabiendo que no es un escenario fácil para la realización de las consignas y la agenda planteada por la Marcha Campesina Admirable, nos toca acompañar la insurgencia de esa lucha, ya que implica distintos modos organizativos, diversas intensidades en el conflicto y múltiples formas de lucha.. Por eso, y sabiendo que en la lucha de los campesinos está la semilla del Samán de la patria, debemos asumir que en la voz de esos campesinos, en los pasos de esas campesinas están los puños en alto y las banderas más altas de todo el chavismo. Vox Populi Vox Dei.

 

robertgalban@gmail.com



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Robert Galbán


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