La crónica de una muerte anunciada

Dolorosamente no es una novela, es la burda realidad, una realidad que produce una sensación tan desesperante, que no se como describir, suplicamos, hablamos y gritamos pidiendo ayuda y los oídos sordos y manos inertes de quienes pudieron haber hecho algo, no lo hicieron; haciendo dolorosamente tangible la cruel sospecha; y más doloroso es cuando de lo que estamos hablando es de seres humanos, mujeres y hombres que atravesamos esas mismas calles y conformamos el entramado societal de esta Valencia querida.

Estamos hablando de las mujeres y hombres que formamos parte de las organizaciones que hacemos vida en la Federación Bolivariana de Cooperativas; quien alberga en su seno a: El Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, La Escuela de Formación Socialista e Igualdad de Género Ana María Campos “EFOSIG”, La Misión Madres del Barrio “Valencia”, La Coral de Valencia y VIVE TV, entre otras; organizaciones que trabajamos por forjar una sociedad mejor, una sociedad de iguales, con menos injusticia y donde podamos erradicar la violencia que hoy nos aniquila, queremos un mundo lleno de paz; pero las condiciones objetivas y subjetivas nos señalaban que si ya habían robado en VIVE TV, habían lanzado unas piedras hacia dentro y se peleaban, a plena tarde y de forma feroz, unos malandros en la acera más cercana, pues era casi obvio que necesitábamos SUGURIDAD, SI CLARO QUE SI, teníamos presunción de que algo grave pasaría, y pedimos a gritos ayuda, por correspondencia, con mensajes, con conocidos, “La inseguridad en las adyacencias de la Federación Bolivariana de Cooperativas, era evidente”, bueno y en el Estado Carabobo ni que se diga, no nos apoyaron, no atendieron a los pedimentos y hoy tenemos que lamentar una muerte, quien le da consuelo a su padre, a su abuela, a su familia, quien le devolverá la vida. Yo se que su canción era otra, pero solo puedo pensar en: “Adiós en dolor mayor, canción, en dolor mayor (bis), ¿En qué traste se perdió la canción y la sonrisa?, cuando la noche quebró sus brazos sobre la vida.

Hoy cae uno de los nuestros, de nuevo la negligencia y el vandalismo cobran otra vida, un muchacho de 24 años, Daniel Valenzuela, pudo haber sido un cineasta, un Ministro de la Cultura, o lo que sea -a lo que sin dudas tenía derechos- pero no fue así, y muere víctima de unas puñaladas que recibe por querer defender lo suyo, fue un trabajador de VIVE TV, y el dolor más grande es que se pudo haber evitado, sólo hacia falta Vigilancia, alguien que cumpliera las funciones para las cuales fue elegido.

O quizás aquellas heridas mortales recibidas el jueves en la madrugada no hubiesen segado su vida, si logra llegar a manos de médicos fieles al juramento Hipocrático que debe guiar su ética profesional; no Daniel no logró con esa suerte, no conforme con ser victima de la violencia que esta acabando con esta ciudad, va a parar al Hospital Central y la “negligencia médica” hace su asqueroso trabajo, pues atendiendo a medias, a quien deberían salvar la vida, surge como corolario la muerte. Y surge otra pregunta ¿Cuantos o Cuantas más tenemos que morir?

*Directora de Estado

Ministerio del Poder Popular para la Mujer

y la Igualdad de Género


ibarraelena@gmail.com


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Elena Ibarra

Licenciada en Educación egresada de la Universidad de Carabobo, Doctora en Psicología Educativa y especialista en violencia de género

 ibarraelena@gmail.com

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