La inseguridad, hija de la droga y el alcohol…

Es cierto, la inseguridad se lleva por delante vidas y bienes, de ricos y pobres, sin distinciones de razas o de color o de nacionalidad y los echa al mundo de las estadísticas que refieren al Estado a elaborar los presupuestos que en materia de seguridad invertirán el año entrante. Los muertos y los heridos van con nombre, apellidos y número de cédula de identidad. Los atracados, asaltados, extorsionados, de ambos lados, delincuencia y agentes del orden, no figuran en toda su realidad, parte de ella no denuncia por miedo, por no creyentes y por no convertirse en victimas del otro actor, el validado, ese uniformado y en esencia porque el aparato policial no ha creado otra opción que permita hacerlo con seguridad personal y posibilidad de la represión efectiva.

También es cierto, que la inseguridad se ha convertido en un arma política letal porque el medio que lo considere utiliza esa arma en forma indiscriminada, a tal punto que se convierte en un actor delincuencial, propiciador, insinuador activo y hasta en vendedor de la violencia apara llegar a ser explotada como cualquier negocio lucrativo, por ejemplo, el cine. En este, globalizado hoy, de tal manera que ya solo vemos en cartelera obras, por llamarlas así, del gigante de la industria mundial, HOLLYWOOD. El cine mexicano desapareció, como el francés y el italiano, de las pantallas tercermundistas como las nuestras, hoy remozadas pero con precios de las entradas que cuestan mas que un kilo de carne de segunda comprada en un local apegado a la ley, incluida la reciente versión de Miranda, El Precursor y que por cierto debería ser expuesta gratuitamente como lo es hoy la educación para mas de medio millón de venezolanos que ayer no podían entrar a las universidades y a las salas de cine que existen en las grandes ciudades.

A lo anterior, subjetivo, por cierto, se le suma el hecho de que el Estado conserva un gran monstruo en sus entrañas y al cual, hasta ahora funge como el dictador de las reglas a la sociedad, a la gente, al individuo y representado por una figura policial, como garante del orden, de la seguridad personal y patrimonial y en la cual invierte un % del producto interno bruto del país. Claro, el mal esta en que esa inversión no se manifiesta en resultados tangibles como lo pudiera hacer la inversión en educación o en agricultura, o en salud. Lo reitero, al final, solo sirven para justificar una nueva inversión y mayor que la anterior, en seguridad. Hombres, se necesitan mas; equipos, los mas costosos y de alta tecnología; uniformes, los menos calurosos; los vehículos, los mas veloces; la seguridad social del hombre, a medias y a regañadientas. Lo uno con lo otro se contradice y en respuesta tenemos a cada hijo del monstruo, ejerciendo el poder en el espacio que le corresponde, o el que escogió, a la fuerza, o el que compró, por osado.

En fin, tenemos a unos pocos hombres y mujeres, que le dictan las pautas de vida a una inmensa cantidad de gente y esta a su vez, se mantiene conforme e indiferente por lo que sucede a su alrededor por lo descrito en párrafos anteriores, esperando que un genio saque su varita, mágica o no, para que intente darle un cambio al panorama. Es decir, que los muchos les indiquemos a los pocos que deben hacer en materia de seguridad.

Por ejemplo, que los Consejos Comunales, previos diagnóstico, diga que licorería debe ser instalada en su comunidad, y también, cual debe ser reubicada o forzada a cerrar porque las normas existentes así lo indiquen y aquí, tienen trabajo los Consejos Municipales, o mejor dicho, los Concejales del municipio haciendo uso del poder que les otorga la Ley Orgánica del Poder Público Municipal vigente en materia de descentralización de los servicios públicos.. Eso deberá estar pasando en el área del servicio de Aseo Urbano, por poner otro ejemplo.

Y el otro elemento, la droga, el mal silente, pareciese inexistente, pero real y cierto y eso acaba con el sueño de pretender no tenerla cerca de uno, del hijo, del hermano, del sobrino, del amigo y del que no conocemos. Cerca de las escuelas y con diferentes formas y vías de hacerla llegar a las manos del nuevo usuario, del nuevo comprador, del nuevo enfermo. Hoy, en Venezuela conocemos con certeza que en el país del norte suman 40 millones de consumidores, y que en la vieja Europa el número dobla, que´ ÄfricaAT es el nuevo almacén de la droga en el mundo, que el Plan Colombia, en sus 5 años de aplicación aumento en 200 toneladas la producción de cocaína cuando se suponía debía rebajarla en monto superior al que aumento. Que Afkganistán es el primer productor de heroína del mundo, y que casualidad, los dos en manos del poder de los Estados Unidos, uno a través del engaño a un pueblo y el otro a través de invasión injustificada hasta ahora pero basada e la lucha antiterrorista apoyada por los países industrializados después de la caída de las torres gemelas en New York y que, hasta en California, aumento la producción de marihuana tres veces mas que lo que produce hoy Colombia.

También, hoy el país esta obligado a conocer el contenido del recientemente activado Plan Nacional Antidrogas 2008-2013 y el Plan de Prevención Integral Vida..Sembrando Valores para la Vida que junto a la creación de la Red Nacional Antidrogas, la activación de las 24 oficinas estadales antidrogas, 335 municipales y una en cada parroquia del país, el gobierno venezolano, a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interior y Justicia y la Oficina Nacional Antidrogas, a emprendido, con el poder comunal, la cruzada contra las drogas y en pro de la vida.

Atacando estos tres flancos iniciaremos la carrera para vencer los niveles de inseguridad y mejorar nuestra calidad de vida en cada rincón del país.


ajvmederico@hotmail.com


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Antonio J. Valdéz Mederico


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