Cárcel de rejas o cadenas

La histeria se apoderó de los medios televisivos colombianos. La más desorbitada es la televisión. Cuanto encono. Con que resentimiento lanzan su campaña mediática, renovada, alimentada por las continúas e incontrovertibles declaraciones del presidente Chávez, que atiza el fuego de las pasiones guerreristas de la oligarquía como el aire a presión en el reverbero. Para estos energúmenos de la comunicación social, hablar de paz es un delito. Buscar caminos para el entendimiento, para el intercambio humanitario, es una intromisión en asuntos internos. En lugar de expresar gratitud, satanizan a Chávez. Y a Piedad Córdoba, por su defensa de los derechos humanos y gestiones para la libertad de los retenidos por las FARC, así como de los guerrilleros en las cárceles colombianas o de Simón Trinidad y Sonia, en cárceles de EE.UU, le abren juicio por “traición a la patria”. ¿Quién explica estas paradojas?

La lista de actos y hechos inhumanos que se le atribuye a las FARC en el tratamiento de los retenidos, son interminables. Todos los crímenes horrendos cometidos por militares, policías y paramilitares, se los achacan a las FARC ¿Quién mejor que la oligarquía conoce de crímenes e iniquidades? Sabe mucho, tanto por vieja como por diabla. El crimen político ha sido práctica constante para su permanencia en el poder.

Ahora bien, en el caso de los retenidos en la selva ¿Cómo es que los mas media obtienen la información? ¿De dónde sacan que a los retenidos les colocan cadenas? ¿Cómo recibieron las fotografías de personas con cadenas en el cuello, en las muñecas, en los tobillos? ¿Quién entregó esa información? .!Paradójico! la entregó la misma guerrilla. La hizo llegar a los familiares por medio de Consuelo. Son las cartas que los prisioneros escriben con absoluta libertad, así como fotografías y otras pruebas de sobrevivencia.

En las declaraciones a Telesur, Consuelo González cuenta el respeto que las FARC tienen por la correspondencia que los retenidos envían a sus familiares, cuando tienen la oportunidad de hacerlo. Respeto que no tuvo Uribe con las mujeres mensajeras, portadoras de las pruebas de sobrevivencia para ser entregadas a Chávez y Sarkozy.

Por su parte Clara Rojas cuenta que los intentos de fuga son sancionados con la colocación de cadenas. Cuenta que ella e Ingrid en dos ocasiones intentaron la fuga, pero fueron rescatas de los peligros de la selva y cada noche les colocaban las cadenas, hasta que prometieron no intentar de nuevo la fuga. La FARC no tiene edificios con celdas ni rejas. Para seguridad de los retenidos, las rejas las cambian por cadenas ¿Cuál es la diferencia? No es acaso esa la situación de los guerrilleros presos, que permanecen entre rejas (cadenas)?

Algo más ¿Pueden los guerrilleros presos en las cárceles de la oligarquía escribir a sus familiares y contar sobre las condiciones infrahumanas que tienen que vivir entre rejas (cadenas) y la violación permanente de sus derechos humanos? ¡No! De ninguna manera. Su correspondencia es violada. Ocurre todo lo contrario con la actitud de las FARC y el respeto por lo que cuentan o relatan en sus cartas los retenidos en la selva .Las pruebas de sobrevivencia que reciben los familiares así lo confirman.

Según la campaña mediática los retenidos por las FARC, están en condiciones muy lamentables. La selva no será “hotel 5 estrellas”, pero ¿Cuál es el aspecto físico de Clara y Consuelo en el momento que la guerrilla las entrega a la comisión de la Cruz Roja Internacional?

La expectativa de los televidentes estaba centrada en la aparición de las dos mujeres y de los guerrilleros, vestidos de harapos, de rostros macilentos, pálidos, enfermizos. Pero la gran sorpresa apareció en las imágenes que Telesur envió a las cadenas de televisión del mundo, de mujeres ágiles, fuertes, entrenadas en largas y constantes caminatas, sonrientes, de rostros hermosos, de cabellos bien tenidos, acompañadas de guerrilleros con uniformes de camuflaje impecables, portando sus armas y distintivos, caballerosos, corteses. Esa evidencia fresca, sin tergiversaciones, fue posible verla por cuanto la exclusividad de la información la tenía Telesur. Información veraz. Sin manipulaciones, como hubiera ocurrido si la matriz informativa partiera de la televisión privada (CNN, Caracol, RCN, Globovisión). Esta veracidad de la noticia forma parte de los grandes cambios que ya se adelantan en Latinoamérica.

Los señalamientos de crímenes y atrocidades que los medios de comunicación le atribuyen a las FARC, corresponden en verdad de verdad a las masacres horrendas del ejército y los paramilitares en las zonas campesinas. Para constatarlo basta preguntar. En este momento ¿cuántos generales u oficiales de menor graduación están acusados y enjuiciados por delitos atroces de lesa humanidad, narcotráfico, paramilitarismo? Ni para que hablar de los congresistas o de familiares del presidente Uribe, presos en las cárceles, por su contubernio con el paramilitarismo y el narcotráfico. Se dice que el Congreso colombiano por la cantidad de congresistas detenidos se mantiene en sesión permanente en la cárcel de La Picota. Legislan a tiempo completo y en horario corrido.

Vale hacer otras preguntas ¿Cuál es la conciencia de un país en dónde un paramilitar llega a la Fiscalía y confiesa que asesinó a 50 personas y ¡no pasa nada!; al día siguiente cambia la confesión y dice que fueron dos mil y ¡no pasa nada!; ocho días más tarde, dice que fueron 5.000? ¡Y todo sigue igual! Esa confesión tan espeluznante, aberrante, abrumadora, transmitida por el noticiero de televisión tiene de seguidas las frivolidades de la moda, el concurso de belleza en Cartagena, o cualquier ridiculez propia de la farándula. ¡Y no pasa nada!

Es ahí en esa indiferencia en donde debe mirarse el pueblo colombiano para que comience a entender la verdad de lo que sucede en su paìs. Realidad ocultada, manipulada, tergiversada por los mas media que, con idéntica frivolidad, habla de la guerra, del hampa, del deporte o de las necedades y ridiculeces de la farándula.

Esa actitud de indiferencia, de mirar para otro lado, no la entiende nadie en el extranjero. Con dicha actitud ¿cómo entender la trascendencia de la operación Emmanuel, el intercambio humanitario, o la propuesta de beligerancia para las FARC y el ELN, hecha por el presidente Chávez, como paso indispensable para ir a la mesa de conversaciones?

Para poder sentarse a conversar lo primero es reconocer la existencia del adversario y este es el sentido que tiene el vocablo “beligerancia”. Reconocer que en Colombia existe una guerra. Beligerancia y guerra son sinónimos Y ¿por qué hay que decir esto? Por cuanto Uribe niega la existencia de la guerra.. Niega la existencia del conflicto armado y en consecuencia pretende negar la existencia de grupos de insurgentes organizados en un ejército armado que ocupa un territorio, que tienen cuarenta años enfrentado a la política represiva de los gobiernos oligárquicos contra las zonas campesinas, contra las organizaciones obreras, estudiantiles, feministas y de todo tipo, en su lucha por los derechos humanos, derechos civiles, derechos políticos, derechos económicos que les son negados. El derecho elemental a la lucha cívica.

El pueblo colombiano, en pocas palabras, reclama ese elemental derecho a la lucha cívica, con garantías, con respeto, con la misma tolerancia que lo están haciendo los pueblos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Ese es el problema de fondo. Pero, ni la oligarquía ni el imperio lo permiten. ¿En qué terminaron los intentos de Gaitán , de las guerrillas liberales de Guadalupe Salcedo, de María Eugenia Rojas y el M-19 (Carlos Pizarro), de la Unión Patriótica (Pardo Leal y Bernardo Jaramillo)? Terminaron en asesinatos colectivos de dirigentes.

Situación que ya se cierne sobre el Polo Democrático por los éxitos en las dos últimas elecciones habidas. La FARC ya vivió esa experiencia con la Unión Patriótica y no va a caer en la misma trampa, por aquello del proverbio chino que dice: “si alguien me engaña una vez, maldito sea que me engañó; pero, si ese alguien me engaña por segunda vez, tengo que decir, maldito yo que me dejé engañar.”

La realidad de la guerrilla no es como la describió Uribe en forma reiterativa en su discurso vociferante de Villavicencio el 31 de diciembre, cuando decía ¡las FARC mienten! Consuelo y Clara lo desmintieron categóricamente, por cuanto ¡Si! había bombardeos y combates.

La historia de los últimos sesenta años, dice: ¡la oligarquía miente! ¡Uribe miente cuando habla de paz! Uribe no quiere la paz. La guerra es el mejor negocio de la oligarquía para mantener el dominio sobre las mayorías nacionales de Colombia y para agredir a los países limítrofes (Ecuador, Venezuela). ¿Cuánto le cuesta a estos países la movilización de tropas, construcción de bases militares, movilización de vehículos, vigilancia aérea en la frontera, etc, todo para cuidarle la guerra civil que la oligarquía alienta y alimenta en territorio colombiano y la desparrama a los países limítrofes?. Ya Ecuador por las fumigaciones con glifosfato y los daños que le causa a la salud de las personas, a los cultivos, a la biodiversidad, introdujo una demanda en un Tribunal Internacional contra el gobierno colombiano. ¿Cuándo Venezuela va a proceder de igual forma? ¿Hasta cuándo los venezolanos, brasileños, ecuatorianos, panameños vamos a ser víctimas de la delincuencia común y de los paramilitares que se entrenan en Colombia y luego vienen a nuestro países a realizar sus fechorías: el secuestro, el paramilitarismo, el sicariato?.

Analizar estos problemas, cada día más agudos, es lo que permite entender el porque las gestiones del presidente Chávez adquieren fuerza, vigencia. Para Venezuela se ha convertido en un problema de soberanía, inscrito en la obligación que tiene nuestro gobierno de salvaguardar la vida de sus nacionales y para ello es necesario ir a la causa primaria: la guerra en Colombia. Cuando el presidente Chávez propone reconocerle la beligerancia a las FARC y el ELN, no hay ingerencia en los asuntos internos de Colombia, por cuanto es la condición primaria para poder hablar de intercambio humanitario o conversaciones de paz.

Dígase lo que se diga, por los gobiernos imperialistas, y por quienes acogen su vocería, la propuesta del presidente Chávez está sobre el tapete y es cuestión de tiempo llevarla a la práctica. Ya el mismo Uribe dio el brazo a torcer aun cuando puso condiciones. Para la testarudez de Uribe, la mesa de conversaciones sólo es posible, cuando las FARC y el ELN renuncien a las armas, abandonen la guerra. De ser así, ¿para qué mesa de conversaciones? ¿De qué paz se va a hablar?

Al cierre de esta nota, llegó la noticia de la acogida por la Cruz Roja Internacional del reconocimiento de Fuerza Beligerante a las FARC y el ELN.

leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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