"Las desgracias, más que un castigo, son una amenaza." (Montesquieu)
En el llamado continente americano (Abya Yala) sigue aumentando el número de países y de movimientos sociales que rechazan de una manera categórica y contundente, la militarización del mar Caribe y la amenaza real en contra de Venezuela, cuando el gobierno estadounidense a través de sus fuerzas armadas (incluyendo la CÍA) muestran una supuesta triada estratégica: 1.- Luchar en contra del narcotráfico, 2.- una demostración de fuerza frente a su patio trasero, 3.- intervenir militarmente en Venezuela.
Sin embargo, también existen una serie de países que están totalmente alineados con la extrema derecha estadounidense, que están haciendo un insultante silencio con las altísimas posibilidades de que el imperio estadounidense se decida asumir el costo político de una intervención armada en Venezuela y que le permita a Donald Trump, ganarse (por fin) el premio Nobel de la Paz en el 2026.
Tenemos algunos casos que llaman poderosamente la atención por su frontalidad antivenezolana, como son los casos de Puerto Rico, Guyana y Trinidad y Tobago, quienes han manifestado abiertamente su firme respaldo a la avanzada militar estadounidense, cuando han ofrecido sus territorios de manera "desinteresada" para que puedan llegar aviones, helicópteros y barcos de guerra, con el único propósito de apoyar una invasión a Venezuela.
En el caso de Puerto Rico, están recibiendo numerosos aviones de combate, los cuales no necesitan una autorización de las autoridades locales, porque simplemente son un Estado Asociado de EE.UU y pueden hacer lo que quiera con su particular colonia.
Con respecto a Guyana, ha sido público, notorio y comunicacional, su inmensa sumisión a los gobiernos estadounidenses, cuando su gobierno se mantiene por el respaldo económico de una empresa transnacional: ExxonMobil y por otro lado, es evidente la gran enemistad que manifiestan en contra de Venezuela, porque no están dispuestos a reconocer que El Esequibo no le pertenece a Guyana.
En tercer lugar, tenemos el patético caso de Trinidad y Tobago, un país que tradicionalmente ha sido antivenezolano y ha ofrecido su total colaboración a las fuerzas armadas estadounidense para atacar a Venezuela.