Estamos iniciando el año 1853 y aunque las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Venezuela apenas se habían establecido formalmente a partir de 1835, ya en los despachos de nuestra Secretaría de Relaciones Exteriores, se acaba de dar un paso crucial para sacar a la joven República de un laberinto diplomático con el gobierno del norte.
Se ha firmado un Convenio sobre los reclamos relativos a la goleta Economy, la goleta Ben Allen y su cargamento, y los buques Ben Jose, La Carlota y la Gertrudis. Una deuda de noventa mil pesos macuquinos, más intereses que la naciente nación debía pagarle a los EEUU.
"Los infrascritos Joaquín Herrera, Secretario de Estado del Despacho de Relaciones Exteriores de Venezuela e Isaac Nevett Steele, Encargado de Negocios de los Estados Unidos de América, estando debidamente autorizados para celebrar un arreglo equitativo para el pago de veintiocho y medio por ciento que corresponde a Venezuela en la indemnización que reclaman los interesados en la Goleta Norte Americana Economy, confiscada en Maracaibo el año de 1821…"
Art. 1º. El Gobierno de Venezuela se obliga a pagar a la orden del señor Encargado de Negocios de los Estados Unidos, previa la aprobación del presente convenio por el Congreso venezolano, la cantidad de noventa mil pesos macuquinos ($ 90.000) con los intereses estipulados en el segundo artículo que se distribuirá entre los reclamantes susodichos del modo siguiente: …".
Tres fueron los artículos establecidos en aquel convenio aprobado por el Congreso de Venezuela, fechado el 30 de abril de 1853, y ejecutado por el presidente de la República, José Gregorio Monagas, el 12 de mayo de 1853.
Así, lejos de los cañonazos que originaron el conflicto, se liquidó el primer capítulo incómodo entre los dos países. Este decreto no fue un hecho aislado, el mismo forma parte de un largo y complejo proceso en las relaciones armónicas entre los dos países.
El acuerdo de 1853 resolvió un conflicto de manera civilizada como debería ser en este siglo XXI cuando el país exige respeto a la soberanía popular y la sombra del norte es encandilada por el sol caribeño.