Auditórium

Fracaso y tragedia: ¿ley contra el odio, y el delito de opinión?

"Existen leyes injustas. ¿Nos contentaremos con obedecerlas? ¿Nos esforzaremos en enmendarlas, obedeciéndolas mientras tanto? ¿O las transgrediremos de una vez? Si la injusticia requiere de tu colaboración, rompe la ley. Sé una contra fricción para detener la máquina.". Henri Thoreau, Desobediencia Civil, 1866…

Mucha verborrea politiquera en radio, y la televisión pública, y toneladas de mensajes de la ultra izquierda en las redes sociales que provocan nauseas morales, algo nunca visto en Venezuela en el siglo XX. ¿Pero por eso deben ser prohibidos por la ANC, estos mensajes y verborreas ultrosos? Yo creo que no, porque seria una aberración inconstitucional.

Más allá de que este asunto moral tenia que ser discutido ampliamente, ya que el ser humano tiene la libertad para exponer sus opiniones por muy escatológicas que sean, y para juzgar las opiniones de otros no debe haber nadie que te limite a escucharlas, ya que esto es una condición sinequanon muy necesaria en una nación plural y democrática, fundamentada en la discusión, y en el disenso, y en el consenso.

Qué democracia es esta que existe hoy en Venezuela donde se pretende prohibir a sus ciudadanos, expresar en forma pacífica sus opiniones, o creencias, y aceptar qué discursos u opiniones políticas, sociales o religiosas encontradas parezcan moralmente aceptables, y cuáles no parezcan.

La libertad de opinión no debe estar condicionada por una ley inconstitucional respeto a la dignidad de las personas, ni tampoco debe ser confundida con una licencia para insultar, amenazar o difamar desde las tribunas publicas. Es muy difícil digerir en qué medida el discurso o la opinión de una persona, sea la causa de que otra persona se sienta vulnerada con respecto a su dignidad. El que opina, y el que escucha pueden no estar de acuerdo con las opiniones emitidas. En cuanto al insulto o la amenaza según expertos en la materia consultados estos no deberían ser punibles, tomando acciones represivas utilizando el abuso de poder que sí lo son: atacar a una persona con insultos, o el amenazarlo con una pistola, son conductas delictivas diferentes y complejas, cuando se incorpora en el lenguaje ya no una simple manifestación de opinión.

La difamación, proferida en los medios a veces no tienen efecto alguno, porque la mayoría de las veces no se aportan pruebas, y si las fabrican es para que se la crean gente ignorante, cuantas veces el suscrito no ha sido difamado, injuriado y descalificado, por las redes sociales, prensa, radio y televisión, y por esos mismos medios utilizando el derecho a replica contraataco sin piedad, sin acudir a los órganos jurisdiccionales a pedir cárcel para mis atacantes, El que se mete a este oficio de la política debe tener la piel dura. Lo mismo sucede con las opiniones falsas o falaces, ya que por falta de argumentos se caen por su propio peso. Esto es mas por incredulidad o impericia, y no por culpa de la libertad de expresión, de pedir cárcel al que critique con argumentos sólidos sin ofender que es lo que habría, en todo caso que tratar, ya que el idioma cervantino es muy rico para golpear con firmeza sin caer en lo soez y escatológico.

Si la opinión es (por ejemplo) de que: "hay que hacer colas para comprar alimentos" o "la inflación mata de hambre al pueblo venezolano". ¿Es legítimo prohibir este tipo de opiniones y mensajes, según la inconstitucional ley de marras, porque "incitan al odio y la violencia"?

Humana y democráticamente creo que no. Al menos que existan circunstancias excepcionales, que fomenten situaciones de pánico o guerra, por muy odiosos que estas opiniones, discursos y mensajes les parezcan al estalinismo. Que se entiende por "incitar al delito", ya que no es lo mismo según expertos jurisconsultos, que "ser victima o causa del delito al cual se incita" según los rábulas inquisidores. Primero está la libre opinión constitucional de los presuntos incitadores al odio. Ya que existe una distancia abismal de lo que estos inquisidores quieren tipificar como: ‘delito por incitar al odio’ o mandar a la ‘cárcel por 20 años’ con detención, no por el delito de odio cometido, sino por la intención de que ése odio suceda, entre estas distancias de la perversidad inquisidora no existe ni un paso.

Si el maniqueísmo para penalizar el uso del odio o la violencia mediante una ley fuese un delito en Venezuela, no solo habría que cerrar la esquina caliente en la plaza Bolívar de Caracas, la alcaldía caraqueña, el metro, el transporte publico, mercados, y todas las licorerías y botiquines del país, en las dos primeras actúan las claques oficiales que agreden al que disienta y critique , y en las otras donde se habla sin mordazas de la terrible situación de hiperinflación que se vive en esta nación.

Por otra parte, nadie incita al odio o la violencia en estado natural, algo lo motiva. El pueblo venezolano odia estas cosas concretas importadas de Cuba: Bachaquerismo, colas, racionamiento, babalaos, especulación, uso de perreras como transporte público, viejas guaguas en mal estado, mala calidad de vida, escasez etc. Porque cree que encarnan cosas malas, y aunque son juicios muy necios, todo ciudadano tiene el sano derecho a odiar, lo que le parece ser odioso, por no tener calidad de vida, y según la CRBV de 1999 tiene el sagrado derecho a expresarlo, y a manifestar por sí mismo el valor de su odio, sin que todas estas intenciones tengan que ser reguladas mediante una ley inconstitucional, sin ser sometida a un referéndum popular para su aprobación. Mientras se abuse desde el alto poder pírrico legislador por su ilegitimidad de origen, la expresión, y la discusión sobre valores en contra de la espuria ’ley en contra del odio’ no debe existir delito alguno.

Por supuesto que luchar por mantener la libertad implica muchos riesgos: donde unos fanáticos influidos con sus odios, ataquen a ciudadanos dispuestos a la acción, o que reprimiendo al pueblo se pretenda acabar con la democracia, como en Cuba que llevan 60 años de conformismo, resignación y miedo, bajo una brutal dictadura totalitaria. ¿Pero cuál es la alternativa ante esta grave situación política, social y económica que se vive en Venezuela, que muchos se preguntan?

¿Será ajustando mas el margen de libertad bajo el pretexto de la seguridad de la nación, cuando existe un estado de excepción con leyes ‘anti-terroristas’, como esta del odio, con cárcel para el que disienta, mordaza ilegales, vigilancia policial y militar constante con los fascistas puntos de control urbanos y extraurbanos, y ahora con la instauración de la censura, y el ‘delito de opinión’

Yo creo que hay que promover el dialogo con la pluralidad internacional USA, y la comunidad europea incluidos, evitando que nadie de peso se quede fuera del diálogo con la amplia cobertura de las grandes corporaciones mediáticas. Para que prevalezcan los mensajes, y los valores sobre otros, impulsando hasta el infinito la crítica positiva, y la ética de los dialogantes para que las negociaciones para reconstruir a Venezuela sean lo más sensato, y erradicar los intentos de manipulación de los negociadores. La historia nos ha demostrado, que las prácticas totalitarias fomentan el odio, y la violencia mucho más que cualquier opinión, mensaje y discurso de baja estofa.

La materia es crucial, porque, para construir una democracia socialista en el siglo XXI, no tenemos más remedio que analizar las sombras de las experiencias totalitarias acaecidas durante el siglo XX. Ya que dichas experiencias acabaron siendo un estrepitoso fracaso, para ser más concreto: como lo que tenía que fallar cuando la Unión Soviética implosionó sin que se disparara un solo tiro para defenderla.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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