La Gran Misión Viva Venezuela Mi Patria Querida, ha sido propuesta por el Presidente Maduro con el espíritu de fortalecer la Soberanía Nacional en el plano fundamental y estratégico de la cultura. La apoyamos desde aquí con algunas preocupaciones que nos parecen necesarias para reforzar lo ya expuesto por el propio Presidente.
En el título se esboza nuestro planteamiento, el cual nace desde el aprendizaje empírico obtenido en años de escuchar música, reforzado por lecturas y documentales referidos a la vida de diversos artistas más la curiosidad, entre otras cosas, de indagar el sentido de algunas canciones que disfrutábamos, pero cuyas letras en inglés no entendíamos.
El vértice 3 de la nueva Misión nos habla de "Educación para las culturas de Venezuela" y el vértice 5 de "Culturas de Venezuela para todo el mundo". Ambos se explican por sí mismos, pero nos interesa lo que no se explicita y se que desprende de ellos: ¿Cómo educaremos también a nuestro pueblo y en especial a nuestra infancia y juventud con las culturas del mundo? Librado al "desinteresado" mercado, solo recibiremos los espejitos de colores que le generan muchas ganancias a gente interesada, fuera y dentro del país.
El Presidente en parte lo abordó. Consciente que la transculturación se procesa por la vía de la difusión, reivindicó que en los medios se cumpla el 1 X 1, es decir que, por cada tema musical de otro país, debe mostrarse uno venezolano. Como en las redes dominantes multinacionales no podremos aplicar esa legislación, el problema se hace más difícil y complejo por lo que necesitaremos de otras estrategias pues, aunque difundamos por ellas más temas nacionales es bueno recordar que los algoritmos tenderán a mostrarle a las personas aquellas preferencias que ellas mismas ya habían confesado con sus likes.
Volviendo a los medios tradicionales, la proporción del 1 X 1 hasta podría discutirse partiendo de la base de que las expresiones musicales venezolanas no representan la mitad de la música significativa que existe y que se produce en el mundo. Además, si la Patria es la América, a Charlie García, Silvio Rodríguez, Maná, Mercedes Sosa, Chico Buarque, Rubén Blades, Paralamas, Soda Stéreo y otros, ¿Los colocaríamos en la categoría de música "extranjera"? Por cierto, que el Presidente Maduro como bolivariano consecuente que lucha por el equilibrio del universo, ha manifestado su rechazo a la palabra "extranjero", diciendo incluso que debiera eliminarse. Sin embargo, debemos lamentar que aspectos de nuestra legislación y del comportamiento de ciertos funcionarios son contrarios al sentir presidencial. Lo venimos padeciendo de manera muy cercana.
Siguiendo la reflexión, hay una versión cantada del poema "Angelitos Negros" del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco interpretada por el dúo uruguayo de música popular, Los Olimareños, ¿La consideramos música foránea? Ellos también interpretan la canción "A Simón Bolívar". ¿Alguien se atrevería a considerarla como no venezolana?
Hechas esas observaciones, dejemos tranquilo por ahora el 1 X 1 por un tema de reafirmación nacional y hasta de compensación ante tanta invasión cultural de otras latitudes, pero con la condición de no reducirlo a una proporción matemática, dándole la debida importancia a cada una de las partes. ¿Qué música "nacional" y que música "no nacional" vamos a promover? Sin censura, nuestro deber es apostar por la calidad.
No todo lo "nacional" es bueno. Así como hay venezolanos corruptos, hay expresiones artísticas que corrompen la sensibilidad. Incluso lo "popular" puede ser portador del germen de aquello contra lo que luchamos. Por eso Ali Primera al reflexionar sobre la cultura popular afirmó que "que hay algunos aspectos dentro de ella que tienen elementos reaccionarios, de acomodo, de conformismo". La pelea es peleando, en todos los terrenos.
Dentro y fuera de Venezuela hay muchas expresiones musicales intrascendentes que gozan de "aceptación" por repetición. Como en la política, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad". La dominación y el totalitarismo con sus mentiras culturales, también hacen su trabajo. No podemos aceptar el chantaje de la "popularidad".
Retomando lo de "nacional" y "no nacional", ¿A qué país o pueblo del mundo representa el omnipresente reggaetón que ha venido sobreponiéndose a todos los géneros musicales como si fuese la última verdad artística revelada? ¿A más reggaetón, más revolución? ¿O será que por ahí se estará incubando el germen de lo contrario?
Repetimos muchas frases e ideas de Bolívar a la ligera por un problema de banalización de las palabras que los bolivarianos no estamos problematizando en su justa importancia. Esperando no caer en lo mismo, recordemos esta frase del Libertador: «Las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación».
Ocurre que la educación es un hecho humano holístico y no apenas aquello que se imparte en los centros de enseñanza, que por cierto enfrentan contradicciones, no atribuibles al bloqueo, en el papel que les toca para engrandecer al país. Hay quienes se ocultan en las palabras y solapan el problema repitiendo a la ligera que tenemos una "educación pública, gratuita y de calidad" como si de esa manera pudieran exorcizar las fallas que estamos detectando en la docencia y que están perjudicando a nuestros niños, niñas y jóvenes.
Pensando en esa educación para lo grande de Bolívar, escuchemos al reggaetonero Arcángel, un joven neoyorkino de raíces dominicanas y puertorriqueñas que se mandó unas curiosas declaraciones, "polémicas" para algunos. Mezclando sarcasmo con sinceridad y apoyándose en argumentos musicales, Arcángel confesó: "Yo canto reggaetón uno de los géneros musicalmente más pobres que existen en la historia de la música […] en el reggaetón si tú hablas una mierda bufeada y te mueves bien […] si te vistes cabrón tienes comida […] el reggaetón musicalmente comparado con otros es una mierda porque musicalmente es un género bien pobre, todo es sintético sabe, la música de verdad se toca para que se sienta la vibra y eso. Nosotros no hacemos nada de eso".
Llama la atención que el mundo artístico comprometido en construir una mejor Venezuela, haya evitado hacerse eco de estas afirmaciones. Tal vez los algoritmos mediante el shadowban las ocultaron y no se hayan enterado o a lo mejor no están dispuestos a enfrentar la impopularidad de este debate. Cálculos y prioridades.
Esperamos que las palabras de este cantante sean meditadas por autoridades y artistas que, anteponiendo la popularidad y el rédito económico, se suman de manera acrítica a esa marea colonialista que todo lo inunda. No perciben el daño que se le está produciendo a nuestra infancia y juventud en términos de sensibilidad y capacidad cognitiva.
Cuando alguien intenta mostrarle a algún joven de nuestros días canciones más elaboradas con las cuales se identificaban los jóvenes de otras épocas o sus versiones actuales, la respuesta casi invariable, a modo de un anticuerpo negativo, es la siguiente: "eso es música de viejos". Imaginen a jóvenes del Sistema de Orquestas de Venezuela dando esa misma respuesta en el primer ensayo para tocar la 5º Sinfonía de Beethoven, compuesta entre 1804 y 1808. Tendrían más razón, aunque todos sabemos que sería un disparate. Esa respuesta en la que nunca caerían los estudiantes del Sistema, revela como funciona el control totalitario cultural (blando) en una parcela importante de la juventud. No solo la están predisponiendo a escuchar cierto tipo de música, sino que también la preparan para negarse a escuchar aquello que "alguien" les metió en la cabeza que no es para ellos.
¿Cómo superar esta incomunicación cultural intergeneracional, reforzada vía redes, que empobrece a las nuevas generaciones? ¿Quién promueve y tiene interés que esto ocurra?
Es el sentido de nuestras preocupaciones y de ahí nuestra propuesta. Necesitamos introducir en las escuelas y liceos una unidad curricular permanente y evolutiva sobre la historia de la música. Un espacio de formación lúdico pedagógico donde se hable y se escuche sobre la música venezolana y la del mundo, pero contemplando todos los géneros y culturas para que nuestros niños(as) y jóvenes se desarrollen en un ambiente musical plural, sensible y creativo. Invitamos a los amantes de la música a compartir este pensar.
Solo con un trabajo pedagógico de base podrá prosperar una mayor difusión de la mejor música venezolana y del mundo. Las personas no van a escuchar algo para lo cual no han sido sensibilizadas. Costará trabajo romper las "costumbres" fabricadas por la industria.
Prosperando esta idea, como esperamos, se debería convocar a todas las personas involucradas directa o indirectamente con la música para estructurar un programa básico general, escolar y liceal, que sea luego discutido a nivel nacional para recoger aportes y enriquecerlo, incluyendo la didáctica a ser empleada. Una que sepa combinar lo interesante con lo divertido, dando la formación histórica necesaria que estimule a rescatar el sentido de ser de la música, como es el de practicarla y escucharla para alimentar y alegrar el alma, y sobre todo para vivirla, como dice @Fryddmar Álvarez.