Matria playense (2)

Ni “breve” ni “tratado de Historia” básica de La Playa

Nunca fundada… y menos en el "Valle de Las Angustias"

Dedicado a Don Ytalo Temístocles Márquez, en su olvidado centenario (1922 -marzo 4- 2022)

Advertencia: para entender este escrito se debe leer o conocer primero el novel libro de La Playa.

"Fue allí el encuentro de torrentes,/ catarsis de fallidos volcanes,/ reverberación de selvas distendidas,/ aliento circunspecto de los páramos"

Emilta Rosa Vivas. Poema: "La Playa" del libro inédito "Ventanas al alma"

Caracas, julio de 1982

El epígrafe lo dice todo. Sin proponérselo la poetisa Emilta Rosa Vivas (n. La Playa, 1934 - m. Caracas, 2012) concibió mejor la historia de su Playa nativa que sus asesados historiadores y -sin adentrarse en profundidades tan superficiales de un "tratado" maltratado- describió su origen con versos sencillos: "Fue el comienzo…/ cuando La Playa resumió/ el declive de las montañas./ Cuando La Playa/ quiso ser playa florecida/ sin aguas, bajo las estrellas/ del mapa victorioso" y simplificó su poblamiento: "Después… un aliento/ pernoctó en los brazos de la tierra/ que se fue plenando de almas./ y se cuajó de niños (…)"(1)

La historia no puede presentarse tan alegremente y menos catalogarse de "tratado" cuando se maltrata por borronear páginas para justificar un oficio, cayendo en todo tipo de gazapos y subjetividades. Ni de "breve" cuando se quiere ser tan extenso y contradictorio a la vez, como ocurre en los capítulos contrapuestos I y II, porque eso lo analiza hasta el lector más desprevenido. Si por básica una historia va a estar destinada a revalorizar la "identidad local", es cuando más concreta y asertiva debe ser. Señala en el prefacio la impronta institucional que: "El fin común de esta Historia Básica de la Playa es destinar dicha obra al servicio de la comunidad playense a fin de que sirva a los habitantes de la Parroquia Gerónimo Maldonado como documento de identidad local…" (p. 11) En síntesis, el "fin" sin fin. En el fondo borra la identidad de La Playa.

En la introducción los coautores dan por sentado que: "La Historia es la ciencia que versa sobre la investigación, reconstrucción y exposición respectivas de lo acontecido…" (p. 13) y lo que menos hicieron fue investigar… de haberlo hecho no afirmarían tan alegremente las imprecisiones que más adelante señalaré.

Alegan en descargo los coautores del libro digital Historia básica de La Playa(2), que: "son muy pocos los documentos registrados e incluso, apenas contamos con unos dos o tres libros de compendio…" (p. 14), nada más falso que eso, que no agotaron las fuentes ni buscaron información en los archivos y registros es otra cosa, tal como se demostrará en este llamado a la reflexión y a la sindéresis: tanto al Concejo de Rivas Dávila como a los biógrafos de la obra. No se puede hacer algo por sólo salir del paso.

Para los coautores, la Historia de La Playa puede ser "…desglosada en cinco períodos que a su vez serán explicados a través de 7 subsiguientes capítulos…" (p. 15) y arranca la narrativa "…tomando como punto de partida el año 1558 (siglo XVI) en que tuvo lugar el primer encuentro de los expedicionarios españoles con los habitantes indígenas…" (p. 15) Al respecto, uno se pregunta puede una "historia básica" que es sinónimo de: primordial, elemental y fundamental ¿prescindir de un plumazo del periodo indígena para situarla en el momento del "primer encuentro" con los españoles? No, y máxime cuando el auspiciante es un ente "revolucionario" que lucha por un estado pluriétnico y multicultural.

"La historia de esta comarca" tal como lo recalca uno de los autores "…tiene su punto de partida en el primer encuentro indo-español que entre naturales o nativos indígenas se llevó a cabo a mediados del mes de septiembre del año 1558" (p. 22) En tal sentido, debo señalar que no existe la menor referencia en la Recopilación Historial de Venezuela de Fray Pedro de Aguado de 1581(3), ni en las Noticias Historiales de Venezuela de Fray Pedro Simón de 1612(4) y mucho menos en el Expediente del juicio criminal seguido a Juan Rodríguez Suárez en Bogotá entre 1558 y 1562(5) Lo que dichos autores y documentos señalan fue el encuentro o desencuentro entre los indios Bailadores y las huestes de Juan Rodríguez Suárez ocurrida al bajar del "paramo alto" hoy de la Negra al inicio del valle de los Bayladores. Una vez reanudada la marcha los españoles siguieron el curso del río Mocoties vadeando sus aguas hasta llegar al Chama. Sin detenerse en ningún lugar en específico. No había nada notable que ver hasta Lagunillas.

Es totalmente absurdo afirmar que "…finalizando el mes de septiembre de 1558, la expedición de Rodríguez Suárez, con unos 80 hombres", estaba "…vadeando de nuevo el entonces caudaloso río (hoy Zarzales), a la altura de lo que hoy es Mesa de Adrián" y menos que "…empezaron a abrirse paso a través de las quebradas de lo que ahora se denomina Quebrada de Barrotes y luego, sobrepasaron la ´Quebrada de la Batalla´" (p. 23) La historia no puede verse con retrovisor ni mucho menos narrarla como si quien la escribe estuviese en el sitio. Ante ello, debo aclarar tres puntos: 1) Para finales de septiembre Juan Rodríguez Suárez iba remontando el río Chama, 2) El río Zarzales nace en el páramo de Veriguaca y cambia su denominación por Mocoties en su confluencia con la quebrada Las Tapias en el sitio de Agua Caliente y 3) La quebrada Barrotes cuya toponimia es del siglo XVII y se debe a uno de sus primeros pobladores de apellido Barrotes, nace en Mariño pasa por Guarapao y el fondo de valle entre El Potrero - Mesa de Adrián para desembocar en el Mocoties, nunca fue remontada por los españoles y menos la "quebrada de la Batalla" que desemboca más abajo en el Mocoties y que debe su nombre al sitio donde pelearon patriotas y realistas el 19 de mayo de 1812 en Mariño - Bailadores. Aunque el cuento no para y supuestamente los conquistadores llegaron a un "…tupido monte hasta la abertura de la planicie donde se asienta hoy La Playa" (p. 24) Lo que no deja muy claro la narración es cuál de los coautores era el baquiano que con tanta destreza guiaba a los españoles.

"Allí, los españoles encontraron algunos bohíos habitados por naturales lugareños…" (p. 24) -una cosa es naturales y otra lugareños-, asombra la habilidad con qué el cronista logra mudar a los "indios Bayladores" que antes dieron guasábara a Juan Rodríguez Suárez en las adyacencias de lo que actualmente se conoce como Mesa de Guerrero al sitio donde "…se asienta hoy La Playa", a no ser que los bajó en canoa por la "quebrada Barrotes" que para esa época no tenía trancas. Al respecto, señala Fray Pedro de Aguado que: "Ahuyentados de todo punto los indios y conclusa la guazabara, los nuestros se fueron a alojar a su propio pueblo, el cual hallaron bien bastecido de comida de todas suertes, donde estuvieron algunos días por curar los españoles que en la pelea se habían herido…"(6) y seguidamente deja por sentado que: "…aun estaba por ver y considerar el camino que habían de llevar, porque vían que de aquí para abajo en este río no había ninguna población más de la que estaban alojados, ni camino que los llevase y guiase y los pudiera sacar de la espesura de la montaña y estrechura del río en que estaban"(7) Más claro no puede ser. Aguas abajo no existía población alguna y por tanto vadearon el río. ¡Desviarlos para situar a La Playa no tiene sentido ni transpolar lo ocurrido en Bailadores! Menos que lo haga un veterano cronista.

No conforme con dar vuelo a su imaginación a cuenta de tantos yerros, insiste el cronista en otra barrabasada al afirmar sin fundamento que: "…el difícil y riesgoso paso de la confluencia de 5 quebradas cuyo punto estratégico referencial lo denotaba desde los años de 1590 la capilla de San Vicente Ferrer" (p. 26) Las preguntas pertinentes son: ¿Llegó primero la devoción de San Vicente Ferrer que las agustinianas de Candelaria y de Regla al valle de Los Bayladores? y ¿Dónde estaba situada dicha capilla si lo que primeramente existió fue un ´oratorio´?

Peor aún, es conjeturar que "los primeros exploradores de este valle" en su recorrido a finales de septiembre de 1558 "Se habían topado ya entre las dos porciones del valle señaladas, con el paraje especial, circundado por las ya identificadas cinco quebradas, en cuya superficie plana y exacto sitio donde hoy se ubica el centro poblado de La Playa, los expedicionarios europeos pudieron ver también bohíos con indefensos pobladores que aterrados por tan extraño contingente de sorpresiva invasión sufrida, huyeron hacia la densa y exuberante vegetación del contorno" (p. 27) más que una crónica histórica esto es parte de una novela. Una cosa son los exploradores y expedicionarios, otra muy diferente los conquistadores y Juan Rodríguez Suárez fue de estos últimos. Aunque el autor manifiesta que: "Documentos a reseñarse mas adelante, menciona tales hechos", dichos "documentos" no aparecen por ninguna parte de la obra a lo mejor se perdieron en el pasó por una de las "cinco quebradas"

Toda esta perorata concluye o conduce a justificar "…la ruta que se imponía adoptar y que después se convertiría en camino habitual, en forma igual a como era la costumbre medieval en la vieja Europa, a la vera u orilla del camino se establecían o levantaban improvisadas capillas -ermitas- que se les llamaba «arrodilladeros», erigidos en sitios despoblados con advocaciones de santos y santas que prestaban al viandante refugio fugaz y protección de Dios en los peligros que confrontaban, como aún ahora solemos conseguir esos sitios de religiosa significación que no son de culto sino de oración individual, siempre adyacentes a los recodos de los caminos o travesías…" (p. 27) El único "arrodilladero" notable en el libro es la descripción sesgada y política de los dos últimos capítulos.

Insiste el cronista "…la capilla que finalizando el siglo XVI se estableció en la adyacencia de la quebrada La Batalla" (p. 28), debo aclarar que la quebrada la Batalla nace en el páramo de Mariño y fue donde originalmente estuvo ubicado el oratorio, antes de 1829. Siguiendo con la lectura del libro, uno casi queda convencido que fue el mismo cronista quien en vidas pasadas construyó la capilla, ya que: "Relatando con precisión lo referente a la capilla en causa, se obliga a pensar que había sido construida en su origen con parales de madera y ramada de vegetales a la usanza, de forma que durara por años; así la imaginamos en la adyacencia mencionada…" (p. 28) y concluye aseverando de manera temeraria que siguiendo la ruta de la Cordillera "en cuyo nombre surgió hacia 1595 la ya referida capilla de San Vicente en el ´Valle de las Angustias´" (p. 29) Ahora la capilla no es "desde los años de 1590" sino que "surgió hacía 1595", quizás más adelante en el libro este indicado el día, mes y hora. No queda de otra, tendré que utilizar un comodín y llamar a un amigo para no angustiarme más. ¿Por qué a lo mejor se equivocaron en sus crónicas Fray Pedro Aguado y Fray Pedro Simón, los relatores del expediente contra Juan Rodríguez Suárez? O sencillamente acechados por lo intrincado del "Valle de las angustias" también decidieron no apesadumbrarse más y dejaron para que en pleno siglo XXI otro cronista san Antonio O. rescribiera su historia a gusto y complacencia. Menos mal que la de esos cronistas ya están publicadas y son lo suficientemente conocidas. Esta nueva crónica arrodillada no creo que corra la misma suerte. La historia la reafirman los documentos y no existe ninguno que la sustente.

No me atrevo en esta entrega a ir más allá del capítulo I, el II también se las trae. Entre ambos hay una rivalidad por imponer una fecha de fundación o génesis de La Playa.

Concluyo con los versos de la poetisa Emilta Rosa Vivas quien simplificó en tres frases el origen: "Fue allí el encuentro de torrentes", "cuando La Playa resumió" y "…se fue plenando de almas…". Refiriéndose primero al terremoto del 3 de febrero; en segundo al reventón del 24 de junio de 1610 y en tercero al momento cuando se fue poblando, agrupando y marcando su propio derrotero de una Playa sin playa: procera, irreverente y revolucionaria que no nació en ningún "Valle de las angustias" ni tampoco fue fundada y menos creada como aldea el 26 de junio de 1929 a imposición del cronista.

Néstor Abad Sánchez

Lomitas de San Pablo y La Abadía, junio 18, 19 y 23, 2023

nestorabadsanchez@gmail.com

Notas:

  1. Vivas, Rosa Emilta: Ventanas al alma. Libro inédito de poesía. Caracas, julio de 1982.

  2. Oballos, Eufemiano A. y García B., Pedro Andrés: Historia básica de La Playa. Fondo Editorial Carmen Delia Bencomo. Colección Juan Félix Sánchez. Serie Historia Local. Edición digital del IBIME - Mérida, 2023.

  3. Aguado, Fray Pedro de: Recopilación Historial de Venezuela. T.I, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia (Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 63), Caracas, Italgrafica, C.A., 1963. En lo sucesivo (Aguado)

  4. Simón, Fray Pedro: Noticias Historiales de Venezuela. T.I, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia (Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 66), Caracas, Italgrafica, C.A., 1963.

  5. Archivo Nacional de Colombia: Expediente del juicio criminal seguido a Juan Rodríguez Suárez en dicha ciudad entre 1558 y 1562. Bogotá. El expediente está contenido en cuatro tomos y consta de 1036 folios.

  6. Aguado p. 395.

  7. Aguado pp. 395-396.



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