Bodegones, aduladores, y arrastrados: ¡El aberrante retroceso social!

La aparición en Venezuela de los llamados bodegones, creo una realidad fantasmagórica del resurgir de la actividad económica con la aparición de este tipo de comercios, dedicados a la venta de una multi variedad de productos importados, así como alimentos, y exquisiteces.

Esto en ciertos sectores de la población venezolana creo una falsa sensación de recuperación económica, pero esto solo demostró el abismo social en que ha caído Venezuela en los últimos años. En donde la escasez de bienes fue anormal, debido a la serie de controles que asfixiaron al sector productivo nacional.

Miles de empresas cerraron a lo largo de estos últimos años, eso produjo que se redujera la actividad económica en el país, con varios años de recesión, y un Producto Interno Bruto reducido a menos de la mitad por su caída continúa durante los últimos 10 años. En ese escenario, el gobierno bolivariano ha hecho algo que en el pasado ya hicieron los regímenes estalinistas del siglo XX, muy conocidos, como el cubano, y el soviético, flexibilizar los controles para permitir el surgimiento de ciertas actividades comerciales, y así bajar la tensión política, y dar la sensación de una mejoría en la economía.

Para sobrevivir a este caos improductivo, el gobierno necesita una inyección de capitalismo especulativo del mas rancio, que es lo que estamos viendo, y que se expresa de manera imperfecta bajo el disfraz de mercados paralelos, y con un crecimiento de la economía informal para eludir los impuestos. Ya Lenin en los comienzos de la revolución socialista en la ex-URSS, aplicó una Nueva Política Económica, donde se flexibilizaron ciertos controles, y esto ayudó a una mejoría de la economía en aquella época.

Luego vino Joseph Stalin, donde arremetió nuevamente la planificación centralizada de la economía. Por lo consiguiente, lo que vemos es el calco y copia de ese modelo, en el caso venezolano, ya que el gobierno ha derogado la ley de ilícitos cambiarios, dejando de fiscalizar los comercios, que imponían el cumplimiento de los controles de precios, aunque la ley sigue vigente, y se ha establecido nuevas modularidades para las importaciones a través de la legitimación de capitales.

Esto ha ayudado a un leve aumento del consumo interno, pero no a elevar la producción, que sigue estancada, ni evitar que la economía se mantenga en recesión. Para ello se necesita cambiar todo el obsoleto entramado jurídico para construir un nuevo modelo económico, y sobre todo el impulso a la industria de la construcción de viviendas que es la que mas genera empleos, por lo cual hay que derogar la delictual ley que rige al SUNAVI, dando así garantías para toda clase de inversiones.

El gobierno aun se encuentra sancionado. y en condición de default, además de no ser reconocido oficialmente por muchos países del hemisferio occidental, creando esto un clima de desconfianza e incertidumbre que imposibilita hacer grandes inversiones. Solo sus aliados ideológicos bajo ciertas condiciones son los que auxilian al gobierno con préstamos leoninos, y así encargarse de algunas actividades económicas en el país.

La privatización de PDVSA después de su destrucción, siendo la quinta empresa petrolera del planeta, parece un hecho, donde se plantea la entrega de ciertas operaciones, está siendo contemplada por el gobierno ya que no cuenta con recursos humanos, tecnológicos, y financieros para invertir en la industria petrolera. Y sin posibilidades de acceder a los mercados internacionales, busca en sus socios estratégicos una posible salida cediendo el control de ciertas empresas que solo generan perdidas.

Muchos expertos económicos consultados sostienen que la economía venezolana va a mutar hacia el modelo chino aplicado en el siglo XX, por Deng Xiao Ping, donde un sistema político autoritario con control por parte del partido comunista Chino, pero con zonas económicas especiales en algunas regiones. Modelo que se quiere imponer en Venezuela en las llamadas zonas estratégicas especiales económicas.

Es muy temprano todavía para asegurar la implantación de tal locura de ese perverso modelo en Venezuela, e incluso la misma constitución tiene que ser modificada para dar entrada a los capitales internacionales. Los intentos recientes de la Asamblea Nacional, se encaminan en esa dirección para dar asidero jurídico a ciertas medidas que piensa tomar el gobierno para entregar el mercado a chinos e iraníes. En todo caso no sería un capitalismo liberal, o un capitalismo salvaje como muchos piensan, sino una vuelta un fundamentalismo teocrático económico, y represivo, es decir, un sistema que solo favorece a una pequeña nomenklatura muy cercana al poder político.

La nueva clase comercial de inmigrantes campesinos árabes y chinos, que nos invade, para esclavizar a los trabajadores venezolanos, bajo el nuevo modelo de explotación humana moderna, que se está levantando en Venezuela, por lo menos una parte significativa, pertenece a los mismos sectores que se han lucrado con el gobierno, militares, funcionarios de diferente tipo, jala bolas, apátridas, alacranes politiqueros, y los puntos de atraco militar, y policial en las carreteras del país etc.

Todos estos factores juntos, son quienes han desplazado al pequeño sector comercial tradicional, y ahora quieren suplir los espacios con sus apoyos políticos a estos tipos de negocios improductivos.

Las expropiaciones al comienzo de la revolución hicieron huir a muchos empresarios del país, ahora hay menos competencia para instaurar negocios. Aunque el auge de los bodegones, la mayoría creados con dinero sucio, han comenzado a decaer por los altos precios en los bienes ofertados en el mercado, pero que dejan a la mayoría de venezolanos sin acceso a esos negocios por los altos costos de venta.

El consumo de ciertos bienes era un privilegio en el país.

Aquí no se necesitan grandes centros comerciales para cubrir la demanda de una población con bajo nivel de consumo, por el retroceso general del ahorro, y la no inversión a lo largo de los años. Los venezolanos que reciben remesas del exterior pueden mitigar un poco la crisis que se vive.

La dolarización en la venta de muchos bienes los hace inalcanzables para el venezolano de a pie. Dentro de ese contexto perverso de la economía de los bodegones, han demostrado que no tienen mayor capacidad de expansión en el país, es la muestra de que el estalinismo, o modelo cubano, busca siempre lograr llevar a su mínima expresión las actividades comerciales y productivas.

El 2023 será un año de recesión económica, aunque la inflación había mermado, y era posible salir de la hiperinflación, pero con la reciente subida del dólar paralelo a más de Bs. 7, es posible nuevamente una aceleración en los precios como ocurrió en años anteriores.

El dólar sigue siendo la divisa predilecta en las transacciones, su uso ayuda a proteger los activos de los vendedores, incluido los pequeños bodegones.

El bodegón parece que el igual a Cuba, llegó para quedarse, es la expresión de una actividad económica que se ha reducido drásticamente, que no permite una venta masiva de bienes y servicios. Son la mejor muestra de una economía de subsistencia, primitiva, y muy similar a las pulperías de la colonia. Son la manifestación de un retroceso, que solo evidencia la ruina económica de la gran empresa en Venezuela.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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