Carta abierta a los gobernadores y alcaldes de Venezuela

Señoras y Señores. Distinguidos todos:
En el devenir de este año 2018 se presentarán grandes retos para campear y sobrevivir a la calamitosa y siniestra crisis que azota a la población venezolana. Ustedes en sus respectivas localidades territoriales serán los testigos y evaluadores oficiales de los efectos de las decisiones políticas y administrativas que se tomen a nivel nacional, estatal y municipal. El Pueblo los ha elegido confiado en su capacidad de liderazgo y, por ende, espera de ustedes el cumplimiento no de sus promesas electoreras sino la respuesta adecuada a sus necesidades sentidas muchas de ellas imperiosas y diferidas.

La crueldad de la crisis ha rebasado el poder de regulador social y económico del Gobierno Nacional y de la Asamblea Nacional Constituyente. En la práctica vivencial «lo que es obvio no se dice», pero es un secreto a voces que se han declarado incompetentes para frenar y detener esta hecatombe. No obstante, el Pueblo les ha respondido con lealtad y patriotismo a sus líderes impuestos.

Es menester recordarles que entre los pilares fundamentales del crecimiento y desarrollo de los pueblos se destacan dos: La Salud y la Educación. Sin ellos no hay futuro sino enfermedad, muerte e ignorancia. Primacía tiene la Salud por ser determinante en todas las variables a considerar, pues ella es inherente a la vida. Es la Salud del Pueblo el motivo fundamental de esta misiva, que como médico viandante y docente universitario me propongo no instruirlos sobre las complejidades de la salud pública sino hacerles algunas sugerencias que pudieran mitigar la desgracia de la enfermedad y la muerte:

1. Es una verdad de Perogrullo - aunque lo pretendan ocultar- que la Mortalidad y Morbilidad General en la población del país se ha incrementado entre tres y cuatro veces en el último quinquenio (2013-2017) respecto al precedente, siendo más grave los dos último años (2016 y 2017). Las causas determinantes son la inaccesibilidad a los alimentos y medicinas aunado a un deplorable estado de los centros de atención médica. La población infantil y la de la tercera edad están condenadas a morir de mengua tanto de alimentos como de medicamentos.

2. A ustedes les corresponde junto con la comunidad organizada tomar medidas audaces e impostergables para detener este genocidio inocultable. No es mi intención inducirlos a pensar sobre la apertura de un «canal humanitario», ese que pregona la débil identidad nacional. Tal supuesto negado es un absurdo que agravaría la situación cuasi apocalíptica que vivimos. Pero sí es urgente e inaplazable el diseño, elaboración y ejecución de un PLAN ESENCIAL DE SALUD DEL ESTADO. Para ello la conducta debe ser la del guerrero: cavar la trinchera para atacar al enemigo, que es la morbilidad y la mortalidad de la población. Ante circunstancias excepcionales medidas excepcionales, como reza la lógica maquiavélica.

3. De acuerdo a los principios de Salud Pública y Epidemiología, lo primero a considera en el plan es la DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA POBLACIÓN (edad y sexo) del Estado o Municipio; segundo, analizar detenidamente los indicadores de morbilidad y mortalidad general y específica; y, en tercer lugar, de acuerdo a estas variables asignar y distribuir los recursos. El Plan contaría con la red de infraestructuras y de recurso humano al servicio de la Salud existentes a escala nacional, y estaría coordinado por un CONSEJO DE SALUD ESTATAL, dirigido por el gobernador de la dependencia y coordinado por una persona calificada en el área de salud pública/epidemiología.

4. Los lineamientos generales y específicos del Plan estarían orientados con carácter de URGENCIA EPIDEMIOLÓGICA al logro de los objetivos y metas: a) Declarar en situación de CALAMIDAD PÚBLICA el Estado o Municipio ante la precariedad debido a la inaccesibilidad de alimentos y medicinas de la población; b) Lograr que la Asamblea Nacional Constituyente y el Gobierno Nacional asuman el control directo de la adquisición y distribución de las medicinas y alimentos mediante disposiciones especificas de Emergencia Nacional; y, c) Mantener bien informada a la comunidad sobre los efectos de la crisis nacional producto de decisiones políticas erráticas del Gobierno Nacional, de la actividad lánguida e ineficiente de la Asamblea Nacional Constituyente, aunado al deplorable, bochornoso y criminal boicot económico- financiero y comercial impuesto por el imperialismo EEUU-UE en complicidad con la banca y el empresariado venezolano.

Por último, Señoras y Señores Gobernadores y Alcaldes, la responsabilidad de la paz social y la profundización de la democracia en el país están en sus manos. No habrá poder humano que detenga la implosión social que se desencadenaría si no toman las medidas urgentes y extraordinarias que se delinean en este plan expuesto de forma rudimentaria y que los lectores interesados pudieran mejorar. El Pueblo les agradece su atención. Perdónenme tanta ingenuidad por soñar despierto.




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Adolfo Moreno Uzcátegui

Profesor Emeritus de la ULA

 adolfomore@gmail.com

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